Y digo otra vez porque es la cuarta ocasión que lo leo: agosto de 2007, agosto de 2009, agosto de 2019 y julio de 2023.
Lo descubrí casi de broma, por eso de que va dirigido a mí, o a alguien que se llama como yo, y lo hice mío. Y con eso de la coña del nombre, cayó en mis manos a modo de regalo por un cumpleaños. Desde entonces recurro a él de vez en cuando porque me encantó y me sigue encantado. Cada vez que lo leo descubro algo nuevo.
Savater dedica el libro a su hijo Amador, y con estas páginas intenta ofrecerle una aproximación a la ética y a la moral. Una tarea difícil tratándose de dos cosas recias y más teniendo en cuenta que su destinatario es un adolescente estudiante de bachiller.
Sin embargo, el libro es toda una delicia. Permite entender qué es la ética de una manera fácil y sencilla, a través de ejemplos de la vida cotidiana de cada uno de nosotros, y con historias fáciles y entendibles sacadas de elementos tan atractivos como las películas Ciudadano Kane, Frankestein o El Club de los poetas muertos, o los libros La Ilíada o Robinson Crusoe.
Savater demuestra tener gran paciencia y tiento para no aburrir a su hijo (y al lector) en un tema tan -a priori- tedioso como puede ser la ética. Y consigue captar nuestra atención desde el principio, a la vez que de sus palabras hace que nos planteemos cosas como:
- ¿Para qué sirven los humanos?
- La importancia de la libertad
- ¿Es lícito "darse la buena vida?
- Confía en tí mismo, en la inteligencia
Se trata de un libro imprescindible, y yo diría que incluso de lectura obligada, no ya para adolescentes sino para cualquier persona que quiera conocer un poco más a cerca de sí mismo, de su entorno, de su especie, de la importancia de saber por qué hacemos las cosas, para qué, con qué finalidad. Por supuesto, partiendo de la base de que somos humanos y no otra cosa, y eso lo condiciona -o debería- todo.
Es un libro que... te hace pensar. Y eso es todo un logro.
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