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Había oído de la existencia de este clásico, pero nunca me apeteció abordar su lectura. Tras este ejemplo de Savater, y alguno más que utiliza, decidí hacerme con un ejemplar. Tras preguntar, sin éxito, a amigos y conocidos -pensaba que alguien lo tendría por tratarse de un clásico- se me presentó la oportunidad en una de esas colecciones baratas que llenan los quioscos tras el verano (Editorial Gredos).
24 cantos y 506 páginas conforman un libro que se atraganta desde la introducción misma. El inmenso interés por aclarar cosas consigue el efecto contrario; resulta desconcertante, liosísimo el gran número de nombres extraños de gentes, dioses -con sus respectivos significados-, pueblos, territorios....
Amago con abandonar antes de la página 20, pero insisto porque en ocasiones -ya me ha ocurrido antes- encuentro algo después lo atractivo de la obra. Pero aquí nunca llega.
Manejo una traducción en prosa que, unido a la gran diferencia entre la lengua original y el español actual, imagino que dificulta la comprensión de lo escrito en su día por Homero. La comprensión y el nulo atractivo que supone praa el lector.
Igual es que no estoy a la altura, o que este libro es para leer una página cada día, o ¡¡qué sé yo!! Lo cierto es que abandono porque esto me resulta imposible. Y lo dejo acordándome de las palabras que me dijo cierto día un lector empedernido, una de las personas más cultas que he conocido nunca: "hay tanto por leer y tan poco tiempo en la vida, que es necesario seleccionar mucho".
Pues eso.
24 cantos y 506 páginas conforman un libro que se atraganta desde la introducción misma. El inmenso interés por aclarar cosas consigue el efecto contrario; resulta desconcertante, liosísimo el gran número de nombres extraños de gentes, dioses -con sus respectivos significados-, pueblos, territorios....
Amago con abandonar antes de la página 20, pero insisto porque en ocasiones -ya me ha ocurrido antes- encuentro algo después lo atractivo de la obra. Pero aquí nunca llega.
Manejo una traducción en prosa que, unido a la gran diferencia entre la lengua original y el español actual, imagino que dificulta la comprensión de lo escrito en su día por Homero. La comprensión y el nulo atractivo que supone praa el lector.
Igual es que no estoy a la altura, o que este libro es para leer una página cada día, o ¡¡qué sé yo!! Lo cierto es que abandono porque esto me resulta imposible. Y lo dejo acordándome de las palabras que me dijo cierto día un lector empedernido, una de las personas más cultas que he conocido nunca: "hay tanto por leer y tan poco tiempo en la vida, que es necesario seleccionar mucho".
Pues eso.
1 comentario :
No debes flaquear caro Amador ahora que tienes por delante momentos en los que se desata la colera de Aquiles cuando su amado Patroclo es atravesado por la lanza de Héctor y sus despojos arrastrados a la sombra de las murallas de Ilión.
No debes desanimarte aqueo de altas grebas y viajero de una concava nave que a lomos de velas negras arribó ante la orgullosa Troya y su orgullos rey Príamo.
Aguanta que merece la pena.
PD.
Mi libro imposible es el Ulysses de James Joyce. No paso de la página 30.
Que Artemisa te sea propicia y que Caronte el barquero dilate su invitación a cruzar las últimas aguas.
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