
Reconozco que hay momentos en los que me pierdo o, al menos, no consigo mantener el ritmo de la narración porque mi idea de las finanzas y del mundo de la bolsa es muy próximo a cero, pero la cosa se describe de una manera tan lineal y ejemplificadora, que parece más bien que estemos en una clase del colegio.
A mí me resulta difícil de creer que este mundo de las grandes esferas financieras exista, y no sólo es coetáneo nuestro sino que es quien marca el ritmo de la música que bailamos.
No todo en las dos horas y media de metraje se reduce a números, compras y ventas... también hay espacio para el amor, la familia, la lealtad, la traición, el desamor, la desfamilia, y sobre todo para los principios y valores por los que nos movemos; principios y valores que no siempre situamos en el lugar correcto de la pirámide de las prioridades.
Me ha gustado por su vertiende formativa, y por ello busco ya la primera parte.
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