Dicen que se trata de la mejor secuela (segunda parte) de la Historia. Yo no he visto la primera parte, y por eso no puedo opinar en este sentido, aunque sí creo que en Wall Street, el dinero nunca duerme estamos ante una película que hay que ver porque, al margen de buenas o malas interpretaciones, de que el guión, la fotografía, la música... puedan ser mejores o peores, la historia resulta de lo más atractivo por cuanto nos retrata/explica el por qué de la crisis económica en la que nos encontramos. Por eso, aunque sólo sea por eso, por saber quién o qué nos ha llevado a esta situación, resulta lo suficientemente interesante como para acudir al cine.
Reconozco que hay momentos en los que me pierdo o, al menos, no consigo mantener el ritmo de la narración porque mi idea de las finanzas y del mundo de la bolsa es muy próximo a cero, pero la cosa se describe de una manera tan lineal y ejemplificadora, que parece más bien que estemos en una clase del colegio.
A mí me resulta difícil de creer que este mundo de las grandes esferas financieras exista, y no sólo es coetáneo nuestro sino que es quien marca el ritmo de la música que bailamos.
No todo en las dos horas y media de metraje se reduce a números, compras y ventas... también hay espacio para el amor, la familia, la lealtad, la traición, el desamor, la desfamilia, y sobre todo para los principios y valores por los que nos movemos; principios y valores que no siempre situamos en el lugar correcto de la pirámide de las prioridades.
Me ha gustado por su vertiende formativa, y por ello busco ya la primera parte.
Reconozco que hay momentos en los que me pierdo o, al menos, no consigo mantener el ritmo de la narración porque mi idea de las finanzas y del mundo de la bolsa es muy próximo a cero, pero la cosa se describe de una manera tan lineal y ejemplificadora, que parece más bien que estemos en una clase del colegio.
A mí me resulta difícil de creer que este mundo de las grandes esferas financieras exista, y no sólo es coetáneo nuestro sino que es quien marca el ritmo de la música que bailamos.
No todo en las dos horas y media de metraje se reduce a números, compras y ventas... también hay espacio para el amor, la familia, la lealtad, la traición, el desamor, la desfamilia, y sobre todo para los principios y valores por los que nos movemos; principios y valores que no siempre situamos en el lugar correcto de la pirámide de las prioridades.
Me ha gustado por su vertiende formativa, y por ello busco ya la primera parte.
No hay comentarios :
Publicar un comentario