viernes, 30 de agosto de 2019

Emilio Lara hipnotiza con el lenguaje

Hace algún tiempo, por casualidad, escuché una entrevista en una emisora de radio nacional; era a un escritor que había publicado un libro sobre la cruzada que iniciaron en el año 1212 miles de niños para rescatar Jerusalén. Me quedé enganchado tanto por el discurso del entrevistado como por las buenas formas (y fondo) de la entrevistadora. El colmo llegó cuando aclararon que el escritor era de Jaén: Emilio Lara.
Le conté la historia a mi compañera Marisi. Mi intención era descubrirle esa brillante mente -así me pareció a mí- que teníamos en Jaén, para que la entrevistara en el magazine que ella conducía en Ondajaén Televisión. Pero llegaba tarde. Emilio Lara era un colaborador habitual del programa. De hecho, había prometido que todos los libros que publicase tendría en Ondajaén su parada inicial; al parecer, así lo había hecho con su primer libro, y le había ido muy bien.
Me quedé con la boca abierta, y conté la nueva historia en casa. Se rieron de mí. Emilio Lara no era un desconocido sino todo lo contrario. Era esa fantástico profesor de Historia que mi hijo tenía en el instituto. Me había hablado infinidad de veces de lo bueno que era, de lo bien que le caía a toda la clase, de lo mucho que aprendían con él, del modelo que representaba para todos lo alumnos... y también me habían dicho que era escritor.
Como no creo en las casualidades, y menos cuando hay tantas a la vez, era obligado leerlo. En lugar de empezar por su primer libro, lo he hecho con el que acaba de publicar: Tiempos de Esperanza (Lara, Emilio. Edhasa. Barcelona. 2019).
El libro no tiene una trama única, sino cuatro. Cuatro historias que se desarrollan de manera autónoma, pero con algún elemento que las enlaza de manera puntual, y que al final pueden coincidir, o no, pero donde sus protagonistas viven situaciones muy diferentes en un mismo contexto histórico.
Por un lado tenemos a ese pastorcillo, Esteban, que lidera la cruzada de niños para rescatar los Santos Lugares.
Raquel es la protagonista de otro de los hilos. Judía perseguida, va en busca de su marido para intentar volver su vida a la normalidad. En el camino encuentra a otra mujer en su misma situación, Esther, y juntas viven esta aventura en la que les va la vida.
Francesco es un sacerdote muy cercano al Papa y con mucha influencia sobre Su Santidad; precisamente por ello tiene a la curia en su contra. Pero en sus principios está hacer el bien por encima de la política; y aunque eso le acarrea algún problema, también se lleva alguna inesperada sorpresa marcada por la complejidad.
Cerramos la presentación de nuestros protagonistas con Muhammad al-Nasir, el califa asentado en Sevilla que pretende conquistar todo territorio que se interponga en su camino hasta llegar a Roma, someter al Vaticano, y hacer de sus fuentes un abrevadero para sus caballos.
Como podréis imaginar empecé la lectura del libro con una doble predisposición positiva: primero, por lo que os he contado al principio, y segundo, porque me gusta mucho la novela histórica.
El desarrollo de la trama, o las tramas, me resulta lento al principio; creo que van pasando pocas cosas, o al menos no suceden al ritmo que a yo prefiero. Pero esa falta de celeridad la suplo con el interés que despierta el ir de un escenario a otro de una manera rápida porque los capítulos son muy cortos.
A medida que avanza la lectura me va enganchando, y llega un punto en el que estás deseando que lleguen los finales. Que llegan.
Debo reconocer que no me gustan los excesos en la descripción, y sin embargo Emilio Lara se regocija en ese arte: no sólo descripciones de lugares, sino de situaciones, de personajes, estados de ánimo, vestimentas... En algún momento llego a desesperarme por tanto y tan alto nivel de precisión, pero también os reconozco que Lara hipnotiza con el lenguaje; tiene un dominio de cada palabra, y una precisión en su uso (tanto de manera individual como asociada a otra o a una idea), que en numerosas ocasiones he quedado con la boca abierta, maravillado ante la descripción de olores que parezco estar oliendo; de situaciones que parezco estar viviendo; de sentimientos que parezco estar viviendo; de pensamientos que parece sean míos.
Es mi primera incursión en la obra de Emilio Lara, y ya os avanzo que no será la última.

domingo, 25 de agosto de 2019

Carta a Julio Millán

Señor Alcalde de Jaén: 
Ondajaén no fue nunca Ondajaén sino Tele PP y Tele PSOE-IU. Así lo quisieron los políticos.
La radiotelevisión municipal de Jaén fue concebida como un arma política con la que atizarle al contrincante, y así ha sido utilizada durante sus 19 años de vida. Lo hizo el PP cuando gobernó el ayuntamiento, y lo hicieron PSOE e IU cuando gobernaron el ayuntamiento. Pese a que los de la oposición se quejaban de los ataques desmedidos recibidos desde un medio público, cuando intercambiaban los papeles y eran ellos  quienes gobernaban, hacían lo mismo que antes criticaron. Por eso mismo, ni unos ni otros pueden quejarse: Ondajaén ha sido lo que los políticos querían que fuera.
Aunque esos zascas de unos contra otros, y de otros contra unos no era la realidad global de Ondajaén. Eso ocurría en el mundo paralelo en el que parece que viven muchos políticos y dirigentes públicos; están todo el día hablando de sí mismos y para ellos mismos, entrando en dinámicas que no hacen más que retroalimentar esa otra realidad en la que se encuentran sin darse cuenta de que la mayor parte de lo que dicen y hacen no interesa al ciudadano de a pie.
Un concejal del ayuntamiento de Jaén, tras cuatro años gobernando, decidió no repetir. Yo le hice para Ondajaén una de las últimas entrevistas que concedió. No recuerdo el tema por el que acudimos a su despacho, pero lo cierto es que antes de que empezase a hablarnos a la cámara y al micrófono nos reconoció el alivio que sentía por regresar a su vida normal. Me dijo algo así como que "por fin voy a poder volver a leer el Marca y el As todos los días. Estoy harto de levantarme cada mañana y acudir al periódico para ver qué hemos dicho unos de otros. Esto que contamos los políticos cada día en los medios de comunicación es sólo para nosotros; hablamos de nosotros mismos, y nos dirigimos a nosotros mismos. ¡¡A la gente esto no le interesa lo más mínimo!!. Pero no nos damos cuenta".
Ondajaén ha tenido siempre un componente político, pero afortunadamente ha sido una parte mínima del total que ofrecía. Y en esa otra parte, el Marca y el As a la que se refería el concejal, ha sido la que ha hecho grande a la radiotelevisión municipal de la ciudad de Jaén.
A lo largo de estos 19 años la parrilla de Ondajaén ha tenido programas de caza, de olivar, de salud, de conventos, de fortalezas, o de humor. La música siempre ha estado ahí, tanto las últimas tendencias como la clásica; se ha recordado a los años 80, y otros programas han hablado de tecnología. No ha faltado el cine, los libros, los toros, o programas dirigidos a colectivos sociales, vecinales, ong´s, colegios profesionales, entidades que atienden a personas con otras capacidades, a los barrios de Jaén, o a quienes hacen posible (monitores y alumnos) la Universidad Popular Municipal.
El Real Jaén ha tenido siempre un espacio propio, de carácter semanal, que cada temporada ha sido uno de los principales referentes para los aficionados. El Jaén Paraíso Interior Fútbol Sala siempre tuvo a su lado a la radiotelvisión municipal, tanto en la información diaria como en un espacio semanal donde se ha analizado la actualidad del equipo. Ambos, tanto Real Jaén como Jaén FS, han tenido repercusión a nivel nacional e internacional porque en cada emisión se recibían mensajes de jienenses que viven lejos de Jaén, y se informaban de lo que ocurrían a sus equipos a través de Ondajaén.
Los deportes minoritarios y las categorías modestas de grandes disciplinas como el fútbol también han sido protagonistas en Ondajaén, así como tantos y tantos colectivos de todo tipo que siempre tenían abierta la puerta a su participación en los magazines que tanto de radio como de televisión han formado parte de la programación de Ondajaén cada temporada.
No podemos olvidar esos programas especiales, con retransmisiones en directo, dedicados a la Feria de San Lucas, a la Navidad, a la San Antón, a la Semana Santa, a Expoliva, a la Virgen de la Capilla, o a las cabalgatas de las diferentes fiestas de la ciudad.
Señor Alcalde de Jaén, le reconozco que en Ondajaén no todo se ha hecho bien; es más, hay elementos -sobre todo ese componente político al que antes me refería- que resulta necesario corregir y, si me apura, eliminar. Representan el lado oscuro de una radiotelevisión que resulta injusto juzgar únicamente por ese dato, y no por esa otra gran parte, mucho mayor que la primera, donde la vocación de SERVICIO PÚBLICO ha sido más que evidente. Prueba de ello la encontramos en la ingente cantidad de colectivos, entidades, instituciones, y personas a nivel individual que nos han mandado sus mensajes de apoyo desde que se incendiaran nuestras instalaciones. Hasta nosotros, los propios trabajadores, nos hemos visto desbordados por esa inmensa ola de cariño.
Por todo ello, señor Alcalde de Jaén, le invito a que no pase a la historia como el dirigente que acabó con la única radiotelevisión pública de Jaén, dejando a la ciudad en una nueva desventaja con respecto al resto de las capitales andaluzas. Ya hay muchas, y esta sería otro suma y sigue.
Si parte de un servicio no funciona, la lógica indica que lo adecuado es reparar lo averiado, pero seguir potenciando lo que sí va bien. Porque acabar con un TODO justificado en que PARTE presenta desajustes tiene otras lecturas, y casi todas malas.
Hoy, 25 de agosto, ya se va a producir un hecho histórico. Ondajaén Radio no emitirá el partido de liga que disputa el Real Jaén. Es la primera vez que ocurre en 19 años. Ondajaén siempre ha emitido esos encuentros dentro de su función de servicio público, es decir, lo público está porque lo privado no está; y lo privado no está porque no le es rentable económicamente hablando. Esa es la sustancia de un servicio público, ofrecer a los ciudadanos algo que de otra forma no pueden conseguir.
Hoy es el Real Jaén; mañana, la Feria de San Lucas; después, la San Antón; llegará la Semana Santa... 
Señor Alcalde de Jaén, Julio Millán, en su mano está.

viernes, 2 de agosto de 2019

Defendiendo la libertad de prensa en el año 1644

El diario El Mundo publicó en el año 2011 una colección de libros de bolsillo bajo el título genérico "Los clásicos del pensamiento libre". Se trató de obras importantes de autores importantes que no deben quedar en el olvido por la trascedencia que tuvieron, y aún hoy tienen en muchos casos, para el desarrollo de las sociedades.
Yo adquirí aquellos libros con la intención de ir leyéndolos poco a poco. Estos días, ocho años después, he acabado el primero: Areopagítica. Discurso sobre la libertad de prensa (Milton, John. Ciro Ediciones. Madrid. 2011).
Oí o leí sobre él en algún lugar; lo recomendaban encarecidamente, y como a mí me sonaba que estaba en esa biblioteca culta de una de mi estanterías, allí lo busqué, lo encontré, y decidí iniciarlo. 
Milton es un famoso poeta y autor inglés del siglo XVII. Este ensayo fue una intervención suya ante el parlamento británico en el año 1644 para mostrarles a sus señorías su opinión contraria a la intención que tenían de imponer la censura previa en los libros; es decir, determinados funcionarios determinarían si los libros a publicar en Inglaterra eran adecuados, o no.
Milton hace un impresionante alegato a favor de la libertad de impresión, y por extensión de opinión y de prensa; y lo hace de manera cultísima, con gran elegancia, y destacando las contradicciones en que caería la acción censora si finalmente se llevara a cabo.
Como ejemplo, os extracto uno de los argumentos utilizados por Milton: "Si todo acto, bueno o malo, de un hombre maduro tuviera que ser sometido a permiso o mandato o a cualquier forma de presión, ¿cómo podría distinguirse la virtud del hombre mismo, qué elogio merecerían los que hacen el bien y qué mérito se atribuiría a quienes se mantienen sobrios, justos o castos? Se quejan mucho de la divina providencia por haber tenido que cargar con la culpa de Adán; así es de necia su lengua. Cuando Dios dota al hombre de razón, lo hace libre de escoger, que eso es lo que hace la razón, escoger. Si no fuera así, Adán hubiera sido un mero Adán mecánico, un Adán como los muñecos de los títeres".
Me llama la atención que esta defensa de la libertad de prensa se hiciera tan vehementemente en el año 1644; parece que es ahora, en nuestra época, cuando todo marcha miel sobre hojuelas, y sin embargo el texto de Milton mantiene una actualidad increíble.
Se trata de un texto difícil de leer y de entender, que requiere mucho tiempo, y en mi caso lecturas dobles e incluso triples en determinados momentos. Pero recomendable, sobre todo para alguien que como yo vive de la profesión periodística.
Acabo con otra cita del libro. Me parece tremendamente interesante porque Milton no sólo defiende la Libertad de Prensa sino que va más allá al apostar por la necesaria veracidad de los hechos, es decir, no basta con la verdad, sino que hay que verificarla.
"El acostumbrado a reflexionar sabe muy bien que nuestra fe y conocimientos aumentan cuando se ejercitan, de la misma manera que lo hacen nuestras extremidades y, en general, el organismo. En la Escritura se compara la Verdad con un manantial de aguas que fluyen; si las aguas no fluyen en perpetuo avance, se convierten en aguas podridas en la ciénaga del conformismo y de la rutina. Un hombre puede ser herético en lo que concierne a la Verdad; si el tal sujeto cree algo simplemente porque su pastor se lo dice, o la asamblea así lo decide, sin conocer otros motivos, la misma verdad que conserva, aun ateniéndose fielmente al dogma, puede convertirse en herejía".