lunes, 9 de agosto de 2021

Política, las cloacas y periodismo

Siempre suelo tomar notas a medida que leo un libro, pero en esta ocasión no ha habido tiempo; en apenas unos días he acabado con El Candidato (Abad, Nacho. La Esfera de los Libros. Madrid. 2020). Ha sido empezar y casi acabar; de hecho, tuve que dosificarme al final para que lectura durase un poquito más.

Queda claro no sólo que me ha gustado sino que me ha tenido casi absorto durante el tiempo que el libro ha estado entre mis manos. Incluso el resto del día andaba haciendo cábalas intentando averiguar quién era el culpable, las causas de esto o aquello, o qué había detrás de todo.

Lázaro es un empresario de éxito que decide entrar en política para optar a ser presidente del Gobierno de España. Cuando todo apunta a que su partido (de ideología verde) entrará con fuerza en el Congreso de los Diputados, Lázaro es acusado de una violación ocurrida hace diez años; y además, la mujer presuntamente violada es asesinada tras desvelar el escándalo.

Una policía, Esther, y una periodista, Silvia, son quienes nos guían por esta turbulenta historia que el autor define como thriller político, pero donde se mezcla la política, la mala política, con las cloacas que tanto protagonismo han tenido en nuestro país en los últimos años, y con el periodismo... 

Reconozco que en un primer momento me atrajo El Candidato por su autor, un periodista conocido cuyas opiniones y actuaciones no han pasado desapercibidas. Pero finalmente opté por adquirirlo porque hablaba de periodismo. De hecho, es la parte que más me ha gustado de la historia porque enfrenta el buen periodismo, el que a todos nos gusta, el ideal, el que ha mantiene a raya al resto de poderes, especialmente al político... con el periodismo que se vende al mejor postor, el que sólo busca ganar dinero a toda costa independientemente del propio periodismo. Hablamos de la veracidad, de la investigación, del rigor, de la profesionalidad... frente al clientelismo, la tergiversación, la manipulación, la mentira... ese que tanto daño ha hecho y hace a la profesión más bonita del mundo.

Si hiciéramos una encuesta estoy seguro de que todos nos situaríamos en el bando del buen periodismo, pero la realidad va por otro camino. Así es porque el periodismo bueno no siempre paga la hipoteca, las facturas de la luz y el agua, o la cuenta del supermercado. Y llegado ese momento, cuando hay que elegir entre principios y comer, ahí la decisión es mucho más difícil.

Nacho Abad, no podía ser de otra forma, se decanta a favor del buen periodismo en El Candidato, aunque más que una conclusión es un punto de partida para un debate de mucho más calado y que daría, especialmente en la actualidad, no para un libro sino para una enciclopedia de aquellas que usábamos quienes llevamos 25 años enrolados en la profesión.