sábado, 16 de septiembre de 2017

Mis queridas Leadville

Dice Paulo Coelho en El Alquimista que el Universo conspira continuamente para que toda persona consiga aquello que desea con fervor. Incluso si algo es lo adecuado para alguien, pese a que ese alguien no lo sepa y por tanto no lo desee, el Universo le va poniendo pistas para que abra los ojos y pelee por conseguirlo.
Tengo la sensación que eso es lo que me pasa a mí con las zapatillas New Balance Leadville.
NB es una de mis marcas favoritas, y cuando decidí realizar alguna carrera de trail, busqué el modelo insignia de la marca para ese tipo de pruebas: las Leadville. Era el año 2014, y la zapatillas eran tan sumamente caras que, pese a desearlas locamente, opté por otras. Cuando esas otras llegaron tuve que desecharlas -por cuestiones que no vienen al caso- y buscar urgentemente otras porque en siete días corría los 101 kilómetros de Ronda. 
Todo lo que vi era carísimo hasta que casualmente encontré en oferta las Leadville 1210 que deseaba a un precio alto pero no tanto como el original. Me lié la manta a la cabeza, las compré, y no me pudo ir mejor con ellas en los más de dos años que estuve usándolas, y con las que recorrí 739 kilómetros.
Tras jubilarlas con honores las busqué otra vez. En esta ocasión la dificultad era doble porque seguían siendo caras, y además la marca ya no las fabricaba (las había sustituido por el modelo Hierro).
Las deseaba pero el bolsillo pesaba más que el corazón. Compré otras que he tenido que desechar porque eran impermeables -no lo sabía al adquirirlas por internet-, y si bien evita que entre el agua por la zapatilla, cuando el líquido te entra por el calcetín, no lo deja salir. Eso me pasó en el kilómetro 2 de la última Carrera del Melón este pasado agosto, y lo pasé fatal corriendo más de 13 kilómetros con el calcetín encharcado.
Volví a busca las Leadville sin éxito hasta que antes de ayer, comprando en Zona 5 de Jaén (en el Gran Eje) la ropa de mi hijo para el equipo de fútbol sala, me acerqué al expositor de running, y con una gran sorpresa vi que había unas. De 129,95 euros estaban rebajadas a 99,95€. Llamé la atención al dependiente por la alegría que me suponía ver en venta a mis queridas Leadville (eran el modelo V9) que ya no se fabricaban. Me dijo Jacob que eran las últimas que le quedaban, y que si me las llevaba me las dejaba en 65€. Al preguntar por los números que tenía me respondió que sólo las del expositor. Me acerqué a comprobar si me estaban bien, y el Universo volvió a hacer su trabajo: era mi número.
Hoy las he probado. Suenan de lujo. Todavía se acuerdan de mí.
Ya os contaré.