domingo, 31 de diciembre de 2017

Umberto Eco y "la invasión de los necios"

Muy en mi papel de defensor de las causas perdidas, hace tiempo que me rebelo contra las redes sociales. En numerosos foros (públicos y privados) me afano por explicar que no podemos creernos todo lo que nos dicen porque (en más ocasiones de lo que podríamos pensar) lo  que nos llega es mentira. Últimamente apoyo mi teoría con un estudio que leí por ahí en el que se aseguraba que el 40% de lo que recibimos por las redes sociales es mentira, pero mi mensaje siempre acaba cayendo en saco roto. Incluso la gente me mira mal.
Otro dato que uso para intentar convencer a tantos y tantos equivocados que hay por este mundo de Dios es que los periódicos serios de Estados Unidos están incrementando en los últimos tiempos, y de manera muy importante, el número de suscriptores. La gente paga por leer noticias, y busca fuentes solventes, medios de comunicación creíbles. Por algo será; supongo que lo hacen hartos de tantas mentiras que les llegan por canales gratuitos. Y es que más vale una noticia verdadera -aunque sea pagando- que ciento mentira -sin pagar-.
Recuerdo que en la Facultad de Ciencias de la Información nos enseñaron que la fuente es uno de los elementos sagrados de cualquier periodista. Pero, claro, para cultivar eso hay que ser PERIODISTA. 
El pasado 28 de diciembre leí en Vivajaén (periódico gratuito) un artículo de opinión de José Manuel Higueras (gerente de Macrotour) que me pareció tremendamente interesante. Se titulaba "La invasión de los necios", y me gusta porque defiende lo mismo que yo pero con una ligera diferencia: apoya su posicionamiento con frases de Umberto Eco. 
Yo desconocía esa faceta de uno de los autores y pensadores más importantes de las últimas décadas, y me ha resultado más que gratificante dar con ella. 
Por ello, y para acabar el año, publico este Catite recogiendo algunas otras frases de Eco  que hacen referencia al asunto que nos ocupa. Es más, el día 1 de cada mes cambio la frase que encabeza este blog, pero en esta ocasión, lo haré el día 31... porque sí.

Os dejo con Umberto Eco.

SOBRE LAS REDES SOCIALES
"Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban solo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas". La Stampa.

"La televisión ha promovido al tonto del pueblo, con respecto al cual el espectador se siente superior. El drama de Internet es que ha promocionado al tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad". ABC.

SOBRE TWITTER
"El fenómeno de Twitter es por una parte positivo, pensemos en China o en Erdogan. Hay quien llega a sostener que Auschwitz no habría sido posible con Internet, porque la noticia se habría difundido viralmente. Pero por otra parte da derecho de palabra a legiones de imbéciles”. Discurso en la Universidad de Turín.

SOBRE LA INFLUENCIA DE INTERNET EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
"Internet puede haber tomado el puesto del periodismo malo… Si sabes que estás leyendo un periódico como EL PAÍS, La Repubblica,Il Corriere della Sera…, puedes pensar que existe un cierto control de la noticia y te fías. En cambio, si lees un periódico como aquellos ingleses de la tarde, sensacionalistas, no te fías. Con Internet ocurre al contrario: te fías de todo porque no sabes diferenciar la fuente acreditada de la disparatada. Piense tan solo en el éxito que tiene en Internet cualquier página web que hable de complots o que se inventen historias absurdas: tienen un increíble seguimiento, de navegadores y de personas importantes que se las toman en serio". El País.

"Hace un tiempo se podía saber la fuente de las noticias: agencia Reuters, Tas..., igual que en los periódicos se puede saber su opción política. Con internet no sabes quién está hablando. Incluso Wikipedia, que está bien controlada. Usted es periodista, yo soy profesor de universidad, y si accedemos a una determinada página web podemos saber que está escrita por un loco, pero un chico no sabe si dice la verdad o si es mentira. Es un problema muy grave, que aún no está solucionado". ABC.

SOBRE YOUTUBE Y EL MODO DE CONSUMIR CONTENIDO AUDIOVISUAL
"(...) Parece que los jóvenes ahora miran más YouTube, se van acostumbrando a cosas muy rápidas, quizás ya no podrían ver una película de Wim Wenders que dura cuatro horas. Pero se puede cambiar: a uno de mis nietos, cuando tenía diez años, le dije que tenía que ver El guateque, con Peter Sellers, divertidísima; pero no le gustaba, era demasiado lenta para él. Ahora que tiene quince años, le gusta. Se ha convertido en alguien capaz de entender una película más lenta, pero al principio estaba acostumbrado a una velocidad más rápida." ABC.

SALUD PARA EL 2018, Y LUCIDEZ PARA SABER DÓNDE LEER

sábado, 30 de diciembre de 2017

Coincido en que la bolsa del corredor de la San Antón "es una mierda"

La Carrera de San Antón es especial: de noche, corriendo entre antorchas, con una ciudad volcada con los atletas... No hay otra igual. Por eso, por su excepcionalidad, es por lo que tiene mucho margen de mejora en todos sus aspectos.
Parece que se está en ello, en mejorarla. No me refiero únicamente a los muchos eventos turístico-festivos-ocio-entretenimiento... que ha diseñado su organizador, el ayuntamiento de Jaén. Me centro en la propia carrera, y una mejora evidente ha sido este año la entrega anticipada de dorsales. Cierto que aún es posible mejorarla más -yo prefiero que todos los dorsales se den en la feria del corredor-, pero entiendo que poco a poco, probando opciones diversas, al final se dará con la tecla.
Un sentir general entre los atletas que ya han recogido su dorsal es que la bolsa del corredor "es una mierda". Lo pongo con todas sus letras porque así lo he oído en numerosas ocasiones, y en diferentes ámbitos.
Recuerdo que la bolsa del corredor (ese regalo que la organización de cualquier carrera da a los atletas que forman parte de la prueba) de la San Antón consiste en: ¡¡UNA CAMISETA!!. No hay más. Una simple camiseta. Ciertamente coincido con quienes piensan que es algo ridículo.
Una prueba que quiere estar entre las mejores carreras de España -e incluso de más allá- no puede tener una bolsa del corredor consistente en ¡¡UNA CAMISETA!!. Este es otro elemento de la San Antón que debe mejorar. Y entiendo que se trata de algo que debe hacerse de manera rápida, priorizándolo frente a otros elementos susceptibles de mejora para que la San Antón 2019 ya tenga una bolsa en condiciones.
Se trata de algo importante, pero también muy sencillo de solventar. Es tan simple como cobrar por cada dorsal 10 euros, por ejemplo. Inscribirse en la actual San Antón tiene un coste de 3 euros, un precio ridículo, y por eso mismo, por lo ridículo que es la inscripción, la bolsa del corredor está a su misma altura: ridícula. 
Hace años que los propios corredores reclamamos esa subida en el precio del dorsal. Para que el dinero recaudado se destine a mejoras en la carrera, entre ellas la bolsa.
Recuerdo que en alguna ocasión se planteó esta cuestión en el ámbito municipal, y la oposición se lanzó al cuello de quien osó poner el tema sobre la mesa. Son los problemas de que determinados temas estén en manos de incompetentes, por muy políticos y elegidos por las urnas que hayan sido. 
La San Antón debe mejorar, y para eso necesitamos dirigentes valientes. ¿Los tenemos?


viernes, 29 de diciembre de 2017

Otra de dibujitos para adultos

Mi condición de padre de un niño y una niña que están empezando ahora su etapa de adolescentes he visto mucho, pero que mucho, cine de dibujitos. En su día me llamó la atención un patrón que se repetía cinta tras cinta: eran películas de dibujos, para niños, pero cuyo argumento era imposible que lo entendieran personas de tan corta edad. Eso supongo que es el cine para toda la familia: los peques se quedan con el colorido y los chistes de un segundo, y los papás con la historia.
Ahora voy a ver películas de dibujitos porque me apetece, y Coco no ha estado mal. Sigue el patrón de peli recomendada para niños pero que es para adultos, pero ya digo que no sólo no me disgusta sino que me ha resultado atractiva.
Es la historia de Miguel, un niño mexicano que ama la música pero que no puede desarrollar su pasión porque está prohibido en su familia. Son todos zapateros (generación tras generación) porque en la pareja en la que arranca el árbol familiar el padre, un cantante y guitarrista, se largó dejando mujer e hija. La mujer salió a flote haciendo zapatos, profesión heredada de generación en generación, y que ahora Miguel trata de saltarse para volver a la música.
La historia se desarrollo en total conjunción con la tradición de la Fiesta de los Muertos, tan popular en México, y que yo desconocía. De hecho, esta fiesta ha supuesto un descubrimiento para mí, además de ver con muy buenos ojos que se use el cine para defender las tradiciones nacionales.
Miguel vive mil y una aventuras, enfrentándose y a la vez apoyándose en su familia. Es la búsqueda de tu lugar en el mundo y en la vida, donde a veces hay que anteponer lo práctico al corazón. Aunque no siempre sale todo como nos gustaría... ¿o sí?.

jueves, 7 de diciembre de 2017

Álex de la Iglesia o cómo no rematar la faena

"¡Un rollazo... y de los grandes!". Esto es lo que me dijo una señora nada más acabar la película. Me levanté de mi asiento, con las luces aún casi apagadas, y me dirigí al fondo de la sala para depositar en la basura el envoltorio de los donuts que me había comido durante la proyección. Al regresar por el pasillo central, en busca de mis acompañantes, la primera persona que salía -la señora de antes, creo que ya bien jubilada- se dirigió decididamente hacia mí; yo me esforcé en reconocerla porque me habló tan amigablemente que supuse éramos conocidos. Pero, no. Nos conocimos y nos despedimos con aquella frase: ¡"Un rollazo... y de los grandes!".
Fue el punto exótico final a una película que no empezó bien. 
Esta semana me tocaba a mí elegir el título, pero mi esposa quería ver Wonder. En la cartelera no había ningún otro título que me atrajera, por lo que decidí ceder mi turno. Pero cuando en Ondajaén Radio, en el programa "Buenos días, Jaén", conté -en la sección de Cine- cuál iba a ser mi destino, mi compañero Rafa Rus -de los que más saben de cine en Jaén (aunque a veces me hace dudarlo)-, me mostró su contrariedad indicándome que "yo siempre apuesto por el cine español. Hay que ver Perfectos Desconocidos".
Pues nada. Allí estaba yo, ante un reparto de lujo (REPARTACO: Belén Rueda, Pepón Nieto, Eduardo Noriega, Ernesto Alterio...) dirigido por el siempre controvertido Álex de la Iglesia.
Ya Rafa Rus me avisó de que De la Iglesia suele plantear magníficas películas pero que lamentablemente muy pocas veces remata. Y aquí quizá tengamos otro ejemplo porque el final chirría, y mucho.
Un grupo de amigos se reúne para cenar en la casa de uno de ellos. Al margen de las típicas discusiones de que algún acompañante no se siente aceptado por los otros porque es la pareja de... digo que lo interesante llega cuando a alguien se le ocurre jugar a un juego: todos dejarán sus teléfonos móviles encima de la mesa, y leerán en voz alta los mensajes que lleguen, o descolgarán con el manos libres las llamadas entrantes para que todos puedan escuchar la conversación, por supuesto sin que la persona que está al otro lado de la línea telefónica sepa nada. 
¿Tenemos algo que ocultar entre nosotros para no jugar a este juego? Son amigos de toda la vida, y nadie tiene secretos para los demás. Por tanto, todos aceptan. Sin embargo, no sólo hay secretos, sino SECRETACOS que poco a poco se van desvelando, y haciendo que lo que iba a ser una aburrida cena, se convierta en una noche de locos.
Creo que en el fondo se trata de una historia de relaciones humanas, marcadas por la falsedad y la traición. Y, lo más grave, entre amigos de toda la vida que, al parecer, no lo son tanto.
El planteamiento -lo de los móviles- me parece algo simplón, pero es un punto de partida. La verdad es que el desarrollo resulta interesante, aunque en ocasiones parece poco creíble por los muertos que casi todos esconden bajo las alfombras. 
Me descoloca el final. No lo esperaba. No me gusta. Sólo faltaba que se hubiera presentado el cura de El día de la bestia. Quizá sea el estilo Álex de la Iglesia.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

¡Qué listo es Poirot!

He oído hablar un millón de veces del famoso libro de Agatha Christie Asesinato en el Orient Express. También de la exitosa película que se hizo después. Pero nunca leí el libro ni vi la película.
Ahora he ido al cine a ver la nueva versión simplemente por descarte, porque no había ninguna otra opción que me atrajese más. Y no me he arrepentido.
Este Hércules Poirot es un lince. Con razón recorre el mundo desfaciendo entuertos y reclamado por las autoridades más variopintas. Ya nos da muestras de su destreza antes de embarcarse en el Orient Express, aunque es en el tren donde nos deja con la boca abierta con la investigación que realiza del asesinato de uno de los pasajeros, que es la trama de la película, y que lo hace tan bien que, de haber sido selectividad, yo le habría puesto un 14.
Como ni leí el libro ni vi la película, no sabía el desarrollo y desenlace de la trama, de ahí que esa ignorancia previa mía haya servido para sacarle más jugo a la trama. Así es porque estuve intrigado durante las casi dos horas de cinta, y jamás se me hizo pesada.
Poirot demuestra su maestría ante una docena de singulares sospechosos del que cualquiera podría ser el asesino; ¡¡hay incluso mayordomo!!.
El reparto de la película es de lujo, de altísimo nivel, y quizá por ello, por quienes participan, se hace más atractiva la historia.
Uno de los momentos que más me llamó la atención fue cuando el inigualable Poirot se revela humano, duda, no sabe cómo salir, no encuentra un camino a la investigación, está atascado porque sospechas hay sobre muchos, pero concluyentes, ninguna.
Al final pasa lo que pasa, Poirot se sobrepone, como siempre, con inteligencia, y acaba resolviendo el caso. Aunque el asunto es tan complejo que el mismo detective se ve ante la mayor encrucijada de su vida.
Yo creo que finalmente resuelve bien. Yo hubiera hecho lo mismo.
Película entretenida para ver sin más pretensión que la de echar un rato agradable. Aunque el final te hace pensar un poquito.

lunes, 4 de diciembre de 2017

José María Sillero

El 1 de diciembre está declarado como Día Mundial de la lucha contra el SIDA. Fue el pasado viernes, y cada vez que llega esta jornada me acuerdo de José María Sillero.
Era un médico de gran prestigio, de quien había oído hablar a mis mayores mucho y bien. Tengo que reconocer que por ello, porque era una eminencia, me dio miedo invitarlo a que asistiera a las tertulias que cada mañana, hace ya unos años, hacíamos en Ondajaén Radio. Rápida y muy amablemente nos dio su sí, y pronto lo tuvimos en el estudio, cada viernes, para la tertulia cultural.
Además de médico era una persona tremendamente culta, y en ese momento, en su etapa ya de jubilación que es cuando más tiempo tienes para tus cosas, y más cosas puedes decir sin tener que ser políticamente correcto, nos daba una lección magistral cada siete días. 
Pero hablar sólo de cultura era demasiado lujo, de ahí que para la siguiente temporada Sillero pasó a los jueves, a una tertulia ya sin condicionante temática, y compartiendo micrófono con Ángel Sanz (entonces, subdelegado de Defensa en la provincia) y Paco Palacios (entonces, responsable de Justicia de CSIF en Jaén). Como diría mi compañero Rafa Rus: ¡¡TERTULIACA!!
Hablaban de lo que querían, y con un nivelazo tal que podrían haber sido sin ningún tipo de duda protagonistas de cualquier tertulia de ámbito nacional.
Conocí por tanto a Sillero en la etapa final de su vida, pero su lucidez, preparación, criterio, implicación, conocimiento... unido al plus que te da los años le hacían un tipo único y extraordinario en todos los sentidos.
Su áurea positiva prevalecía sobre ese lado oscuro que todos tenemos, y pese a lo mucho que se le ha ensalzado a lo largo de los años, tanto en vida como en muerte, creo que ni de lejos nos hemos aproximado a lo que se merecía.
Entre las cosas que pude compartir con él, me quedo con dos ideas:
UNA.- Como médico, dejó la sanidad pública porque le obligaban a destinar 2 minutos a cada paciente, y él se negaba a estar menos de 20 minutos con cada persona que acudía a su consulta.
DOS.- Como ávido lector, pronto aparcaba aquellos libros que no le gustaban siguiendo la máxima de que "hay tanto que leer, y tan poco tiempo en esta vida...".

José María Sillero también era una persona profundamente religiosa, algo que no sólo no ocultaba sino que exteriorizaba con gran normalidad. Ese sentimiento le llevaba a cuestionarse muchas cosas; siempre me llamó la atención aquella conferencia suya sobre la resurrección de Lázaro. Interesante qué tendría que decir un prestigioso doctor sobre la vuelta a la vida de una persona. Si no recuerdo mal, la conclusión a la que llegó fue que Lázaro no resucitó porque no llegó a estar muerto.
Siempre me quedé con las ganas de preguntarle su opinión, como médico, investigador y científico, sobre la otra resurrección, la de Jesucristo. Y también sobre la de su concepción (de Jesucristo). Jamás me atreví a planteárselo, y no sé bien por qué. Quizá por rubor. Ahora, me arrepiento. De eso y de tantas cosas...
Acabo volviendo al principio. La curiosidad de José María era tal, que mientras otros diagnosticaban y trataban el mal de aquel chico dentro de la normalidad de lo que se conocía en la época, Sillero no se quedó conforme, y siguió analizando y trabajando hasta descubrir el primer caso de SIDA que hubo en la provincia de Jaén.
Creo que, ante todo, fue un ser inquieto. Un ejemplo a seguir.
Descanse En Paz.


martes, 28 de noviembre de 2017

Yo no me perdería La Librería

¡Me encanta Emily Mortimer!
La descubrí con retraso (como siempre) en The Newsroom. Interpreta un papel potentísimo que, como además es de una periodista en una serie de periodistas, me cautivó doblemente.
Emily Mortimer es la razón de que la semana pasada decidiera ir a ver La Librería. Bueno, Emily Mortimer; y la trama de una mujer que quiere abrir su librería en un pequeño pueblo perdido de la costa británica en la década de los 50 del siglo pasado; y que la directora sea Isabel Coixet.
Mortimer tiene ese extraño y original puntito británico que en su día detecté en Hugh Grant (Cuatro bodas y un funeral, y Notting Hill) que no sé muy bien cómo describir. Quizá sea timidez, exceso de corrección, cortedad... pero también tener el valor suficiente como para decir las cosas con toda su crudeza cuando hay que decirlas.
En La Librería tenemos a una Emily Mortimer metida en el papel de una educadísima mujer con agallas que no se para ante nada ni ante nadie para intentar hacer realidad su sueño de poner en marcha una librería. Pese a que en ello le vaya su patrimonio, sus amistades, su reputación....
¿Tanto revuelo por una librería? ¿Pero a quién hace daño una librería? Si os planteáis estas cuestiones os diré que La Librería es una historia sobre la dañina especie humana. Somos capaces de lo mejor, y también de lo peor; y aquí están presentes esos dos extremos. Ese malo malísimo que pese a tenerlo todo, quiere aún más. Y ese bueno buenísimo que se juega la vida por una idea.
Por fortuna, las victorias de David sobre Goliat son más habituales en nuestra sociedad de lo que pudiera parecernos. O quizá no.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Un fantasma anda suelto

Atraído porque su guionista fue también el de Lo imposible y El orfanato, a la vez que su productor participó en El orfanato y Un monstruo viene a verme (todas me gustaron), fui hace un par de semanas a ver El secreto de Marrowbone. Debo reconocer que el trailer (que, como todos, engaña) también influyó en mi decisión.
Una mujer y sus cuatro hijos dejan Inglaterra huyendo de su violento marido y padre. Acaban en un lugar perdido de Estados Unidos, y allí inician una nueva vida. 
Todo se trunca cuando la madre fallece por una enfermedad, y los cuatro hermanos deciden ocultar su muerte para evitar que los separen ya que todos son menores de edad. Se ocultarán hasta que el mayor cumpla los 23 años.
A partir de ahí se teje una historia marcada entre el aislamiento de los hermanos en una gran casona, y las ganas de salir de ella que tienen todos. El único que hace sus pinitos es el mayor, aprovechando que debe acudir al pueblo periódicamente para proveer víveres. Un tercer elemento estaría en las personas extrañas que por diversas razones (unas más nobles que otras) meten sus narices en la familia que quiere permanecer anónima.
El asunto se complica aún más cuando en la casa empiezan a ocurrir cosas extrañas. Quizá porque en el desván hay un fantasma. O quizá el fantasma esté por toda la casa. ¿O igual no hay fantasma?. Lo cierto es que el secreto va poco a poco desvelándose, y cuando parece que no ocurre nada, te vas dando cuenta de que es todo lo contrario. No es verdad casi nada de lo que parece serlo. Bueno, o quizá sí que lo sea todo.
Original historia con un final en cierto modo previsible, pero con algún elemento más que sorprendente e incluso poco creíble. Pero para eso es el cine, ¿no?

martes, 21 de noviembre de 2017

La montaña se queda en colina

Últimamente ando apresurado recuperando las sensaciones que me produjeron las películas que he visto recientemente en el cine, y que por falta de tiempo -o no-, no han tenido su correspondiente catite.
De la que os voy a hablar hoy no tiene mucho que contar. Se trata de La montaña entre nosotros
Una pareja de desconocidos tiene un accidente de avioneta en lo alto de una montaña en medio de ninguna parte, y se ven obligados a sacar hasta lo más insospechado de cuanto llevan dentro para intentar sobrevivir.
Historia de aventuras, de superación, de supervivencia, de amor, también de desamor, de plantearnos nuestra vida, nuestras prioridades, nuestro futuro, e incluso nuestro pasado.
No deja de ser entretenida por momentos, también algo lenta y aburrida en otros, para acabar sucediendo lo que todos esperamos desde el principio, aunque con el deseo de que el desenlace sea otro porque, de ser ese, nos defraudaría.
Finalmente acabamos defraudados tanto por lo que pasa como por no haber tenido la paciencia suficiente como para esperar a ver la película en cualquier tarde de domingo televisiva.
Por cierto, es la adaptación de un best-seller del mismo nombre escrito por Charles Martin.

lunes, 20 de noviembre de 2017

Una llamada complicada

Hace ya algún tiempo que fui al cine para ver La llamada, y hasta ahora no me he decidido a escribir sobre ella porque le he dado bastantes vueltas.
Se trata de una comedia española tremendamente divertida, que es la adaptación al cine  (a modo de musical) de una exitosa obra de teatro.
Dos de las protagonistas principales son unas jovencitas con las hormonas por las nubes que pasan el verano en un campamento de monjas. Hasta ahora han hecho lo que les venía en gana, pero llega una nueva responsable del campamento, una monja de armas tomar, que intenta meterlas por verea. Para ello, contará con la ayuda de otra monja que ya estaba en el campamento, y que se debate entre hacer caso a su jefa, o seguir siendo una especie de confidente de las jóvenes, a quienes intenta llevar por el camino correcto.
La cosa se complica cuando a una de las adolescentes se le aparece Dios a modo de cantante, interpretándole canciones de Whitney Houston.
La película es un acercamiento a las vocaciones, tanto religiosas como lo contrario, o de otro tipo, y ello haciéndolo de una manera original, atractiva y divertida.
Hablando unos días después sobre el argumento y la forma que tienen de resolverlo los directores, alguien me preguntó que si yo, en mi condición de católico, apostólico y romano, me había sentido ofendido. "¿Ofendido por la película?", contesté. "Todo lo contrario".
Es más, tengo que reconocer que no sé cómo acaba. No sé qué ocurre al final. Por ello, os animo a verla para que después podamos compartir nuestras versiones sobre el desenlace. Yo, de verdad, no lo sé.
Por cierto, todas las actrices principales están muy bien, pero Belén Cuesta está genial.


martes, 17 de octubre de 2017

La dañina especie humana

Hace algunas semanas leí en la prensa nacional una noticia tremendamente impactante. El físico Stephen Hawking dice que en menos de cien años los humanos deberemos haber abandonado la Tierra si queremos que perviva la especie. Las condiciones de vida se van a deteriorar tanto, que no podremos seguir aquí más allá de ese tiempo.
Dice Hawking que "El cambio climático, los choques de asteroides cada vez más frecuentes, las epidemias y el aumento acelerado de la población, hacen que el estado de la Tierra sea cada vez más precario".
El físico ha recomendado volver a la Luna antes del año 2020, y establecer una base permanente allí en menos de 30 años. A lo largo de este periodo de tiempo, el ser humano debería preparar lo necesario para llegar a Marte en el año 2025. En esta base lunar permanente, los astronautas probarían las tecnologías necesarias para viajar a destinos más lejanos, por lo que se convertiría en un puente hacia la conquista de nuevos planetas. Según Hawking, los astronautas llegarán al planeta rojo en unos 50 años: "Creo que la primera persona que viajará a Marte ya ha nacido".
Viendo los incendios estos días de Galicia, Asturias, Portugal, la gran contaminación a nivel mundial, el agotamiento de los recursos naturales.... y todo eso que seguro tenéis en vuestra mente, vendríamos a confirmar la teoría de Hawking.
Qué lástima”, pensaréis muchos. “Nos estamos cargando el planeta”.
No. No es eso lo que está pasando. Ni mucho menos. No nos estamos cargando el planeta. Nos estamos cargando las condiciones que permiten al ser humano vivir en este planeta. Cuando nos las carguemos definitivamente tendremos que irnos o morir, pero el planeta seguirá aquí. Con unas condiciones u otras, pero aquí seguirá como ha hecho a lo largo de toda su vida.
No seamos condescendientes con nosotros mismos porque no somos tan importantes. Somos simplemente la especie más dañina que jamás ha habitado el planeta tierra. Sólo eso. 

sábado, 16 de septiembre de 2017

Mis queridas Leadville

Dice Paulo Coelho en El Alquimista que el Universo conspira continuamente para que toda persona consiga aquello que desea con fervor. Incluso si algo es lo adecuado para alguien, pese a que ese alguien no lo sepa y por tanto no lo desee, el Universo le va poniendo pistas para que abra los ojos y pelee por conseguirlo.
Tengo la sensación que eso es lo que me pasa a mí con las zapatillas New Balance Leadville.
NB es una de mis marcas favoritas, y cuando decidí realizar alguna carrera de trail, busqué el modelo insignia de la marca para ese tipo de pruebas: las Leadville. Era el año 2014, y la zapatillas eran tan sumamente caras que, pese a desearlas locamente, opté por otras. Cuando esas otras llegaron tuve que desecharlas -por cuestiones que no vienen al caso- y buscar urgentemente otras porque en siete días corría los 101 kilómetros de Ronda. 
Todo lo que vi era carísimo hasta que casualmente encontré en oferta las Leadville 1210 que deseaba a un precio alto pero no tanto como el original. Me lié la manta a la cabeza, las compré, y no me pudo ir mejor con ellas en los más de dos años que estuve usándolas, y con las que recorrí 739 kilómetros.
Tras jubilarlas con honores las busqué otra vez. En esta ocasión la dificultad era doble porque seguían siendo caras, y además la marca ya no las fabricaba (las había sustituido por el modelo Hierro).
Las deseaba pero el bolsillo pesaba más que el corazón. Compré otras que he tenido que desechar porque eran impermeables -no lo sabía al adquirirlas por internet-, y si bien evita que entre el agua por la zapatilla, cuando el líquido te entra por el calcetín, no lo deja salir. Eso me pasó en el kilómetro 2 de la última Carrera del Melón este pasado agosto, y lo pasé fatal corriendo más de 13 kilómetros con el calcetín encharcado.
Volví a busca las Leadville sin éxito hasta que antes de ayer, comprando en Zona 5 de Jaén (en el Gran Eje) la ropa de mi hijo para el equipo de fútbol sala, me acerqué al expositor de running, y con una gran sorpresa vi que había unas. De 129,95 euros estaban rebajadas a 99,95€. Llamé la atención al dependiente por la alegría que me suponía ver en venta a mis queridas Leadville (eran el modelo V9) que ya no se fabricaban. Me dijo Jacob que eran las últimas que le quedaban, y que si me las llevaba me las dejaba en 65€. Al preguntar por los números que tenía me respondió que sólo las del expositor. Me acerqué a comprobar si me estaban bien, y el Universo volvió a hacer su trabajo: era mi número.
Hoy las he probado. Suenan de lujo. Todavía se acuerdan de mí.
Ya os contaré.

jueves, 24 de agosto de 2017

Una torre muy pero que muy negra

Seré breve.
Una gran amenaza se cierne sobre la tierra y sobre el universo.
Los salvadores: un pistolero muy habilidoso, y un niño con poderes mentales.
El malo: un "guapísimo (eso dijo mi mujer) Matthew McConaughey al que ya se le notan los años". Pero como es el malo, y además viste de negro malísimo, todos contra él.
La película empieza bien, de manera original y resulta incluso interesante. Después la cosa se tuerce y tienes ganas de que termine. Eso sí, acaba rapidísimo.
Lo mejor: (ummm??)... ¡Ah, sí! El bocadillo de queso curado con aceite de oliva y restregones de tomate que me hinqué con una Cruzcampo fresquita. Y también los 3,90 euros que pagué por la entrada porque era el día del espectador. Si llega a costarme 7 euros me da un infarto.
Historia basada en un libro de Stephen King que supongo es mucho mejor. 


domingo, 20 de agosto de 2017

La información local SÍ interesa

Aunque estamos en un mundo cada vez más globalizado, especialmente en lo que a medios de comunicación se refiere, es un hecho comprobado que la información local interesa. 
Todos queremos saber qué ha ocurrido en Barcelona, en qué charco se mete Trump, o si finalmente se encuentra agua en Marte. Pero el interés y la curiosidad es aún mayor cuando se trata de conocer si arreglan la plaza de mi pueblo, cómo va el equipo de mis amores, si finalmente empiezan a construir el centro comercial tan demandado en mi ciudad, si habrá plazas suficientes en el instituto de mi barrio para todos los que lo solicitamos, o si la guardería temporera empieza esta campaña antes de lo habitual porque la recogida de la aceituna se adelanta.
El que se pueda colonizar un planeta es un gran paso para la humanidad, pero lo que a mí me afecta hoy directamente es saber si la empresa de autobuses urbanos pone en marcha el transbordo que llevamos tantos años reclamando, y que me supondría un alivio para mi economía.
Hubo un tiempo en el que Diario Jaén tenía una espectacular red de corresponsales en todos los pueblos y ciudades de la provincia. Hacían magníficos suplementos con motivo de las fiestas patronales de cada localidad, pero también eran los ojos y las manos del periódico en lugares a los que no llegaba nadie. Eso le permitía tener ventaja sobre la competencia a la hora de cubrir cualquier hecho noticiable, o no, que se produjera.
Y aquello interesaba a la gente pese a encontrarnos en la provincia que menos prensa se leía de España, y supongo que así sigue siendo. Los dirigentes del periódico tuvieron la habilidad de crear los denominados Comarcales, esto es, unas páginas dedicadas a la información de cada comarca cuya publicación era semanal. Los habitantes de cada pueblo y ciudad sabían perfectamente cuándo aparecía lo suyo en el periódico, y lo buscaban con puntualidad. Aquello pitaba.
Por cuestiones en las que no entro, el periódico dejó caer aquellas corresponsalías, y a día de hoy sólo mantiene las de los núcleos urbanos más importantes. 
Estos días he revivido grandes momentos pasados cuando Diario Jaén se está dedicando a ir a casi todos los municipios de la provincia, por pequeños que estos sean, para llevarles una medalla con la imagen del patrón. La venta del señuelo se hace coincidir con las fiestas patronales, y no sólo se vende la medallita, sino que además el periódico traslada a los municipios a su personal para cubrir lo que dan de sí las fiestas; así, al día siguiente le da una amplia cobertura informativa (especialmente fotográfica). La apuesta es tan grande que día tras día se desplaza alguien del periódico a cada localidad para llevar periódicos, y que los lugareños puedan adquirirlos con facilidad junto con la medalla.
Entiendo que esto se hace por vender periódicos (aprovechando el mayor número de población que hay estas fechas en nuestros municipios, y ofreciendo además el regalo como gancho) antes que por convencimiento de que a las gentes les interesa lo que ocurre en su entorno más cercano. 
Seguro que Diario Jaén incrementa este mes de manera importante sus números en cuanto a lectores, como se encargarán de indicarnos las estadísticas en unos meses. Pero sería un puntazo que fuera por una apuesta real por la información local en lugar de como consecuencia de una operación de cirugía estética.

sábado, 19 de agosto de 2017

¡Qué me gusta la Feria de mi pueblo!

No es porque tengamos muchas y grandes atracciones de cacharritos (de hecho no hay prácticamente ninguna), ni el espacio de un campo de fútbol cubierto por casetas (no hay ninguna), ni una multitud de enganches de caballos paseándose por el Real (tampoco hay), ni muchos puestos de venta de juguetes, bolsos, pendientes, pulseras.... (de esto sí que suele haber uno, e incluso dos algunos años).... Nada de esto, tan típico en cualquier gran Feria, podemos encontrar en Higuera de Calatrava durante sus fiestas patronales en honor a San Sebastián y San Roque (16 agosto). Y sin embargo... ¡Qué me gusta la Feria de mi pueblo!.
Se trata de un sentimiento muy personal que viene alimentado desde que era pequeño, cuando la llegada de la Feria era para toda la chavalería el momento culminante de un verano amenizado por tantos y tantos emigrantes que regresaban a sus orígenes para pasar unos días.
Esa llegada de viejos amigos aún se sigue produciendo, y la convivencia resulta tremendamente gratificante.
Además, estamos ante la típica verbena de pueblo pequeño donde todos se reúnen en la Plaza del Ayuntamiento que es donde se ubica la caseta municipal, y donde la orquesta de turno interpreta las canciones de siempre, y obligatoriamente las de cara verano. Nos conformamos con una orquesta que conecte con el poblacho, y no necesitamos la presencia de grandes figuras de la música para pasarlo de lujo.
La Corporación Municipal que cada edición organiza el programa de festejos se esfuerza para que haya actividades para todas las edades, para que los integrantes de todas las familias -residentes y visitantes- del pueblo puedan hacer suya la feria: juegos tradicionales (lanzamiento de hueso de aceituna, de jamón, de rotura del botijo, carreras de sacos), deporte, carreras de cintas, trail, pasacalles...
No sé si os habéis dado cuenta, pero en el centro de todo cuanto se organiza están los habitantes -y también los visitantes- de Higuera. Me gusta la Feria de mi pueblo porque lo principal es el propio ciudadano; sin él, nada es posible. Sin la gente no hay Feria, y por eso, porque como somos tan poquitos, todos tenemos que estar en todos lados. 
La de mi pueblo es una Feria de la gente, para la gente, hecha por la gente. Y eso engancha frente a tanto anonimato de las grandes Ferias en las que te pierdes entre una inmensa multitud, y ante la que realmente te sientes solo.
Hubo a quien un día se le ocurrió hacer un concurso de play-hack, y ya van 26 ediciones, con sus altibajos, pero siendo uno de los principales atractivos. A otros les dio por poner en marcha la Feria de Día, y hoy día es imprescindible. ¿Por qué no hacer unas fiestas medievales? Así pensó un grupo de mujeres, y ya van varios años exitosos como preferia. Lo mismo ocurrió con la Carrera del Melón, con la recuperación de juegos tradicionales, con la Feria de la Juventud, con las exitosas ferias del Agua y de la Espuma... He aquí ejemplos claros de iniciativas de gente de Higuera que han contribuido a que su Feria vaya a más. 
Quiero decir con todo esto que, llegado el momento de hacer balance, en lugar de echar pestes de lo que no me ha gustado y que han organizado otros, quizá sería más conveniente analizar mi actitud, la de cada uno. ¿Qué he hecho yo por la Feria de mi pueblo? ¿He organizado algo, he participado en algo, he contribuido a algo...?
Sin temor a equivocarme, me atrevería a clasificar tres grupos de higuereños: quienes participan/organizan cosas cuando gobiernan los suyos; quienes no participan/organizan nunca nada; y quienes siempre participan/organizan en algo independientemente de quien gobierne.
¿En qué grupo estás tú?
A partir de ahí quizá puedas criticar lo habido con otra óptica.
Por cierto, ¡Qué me gusta la Feria de mi pueblo!

domingo, 13 de agosto de 2017

Publicidad en estado puro

Cada vez me doy más cuenta de que debemos ampliar al infinito nuestra capacidad de sorpresa. El otro día circulaba yo por la ciudad de Jaén, y me encontré en la puerta de un local un cartel de Se Vende. Es el que muestra la fotografía de arriba. Cartelito con su correspondiente número de teléfono.... todo normal hasta que miras el mensaje que el vendedor/a coloca debajo: NO BORRACHOS.
¿Que no llamen borrachos? ¿Que no se lo vende a los borrachos? ¿Que no se meen más en la puerta los borrachos?
La publicidad tiene como objetivo atraer la atención de tu público objetivo para que compre tu moto. No sé si la señora o el señor que vende el local tiene estudios de publicidad, pero indudablemente ha conseguido generar interés hacia su anuncio.

sábado, 12 de agosto de 2017

Abracadabra es... la magia que necesitamos

Abracadabra es una película difícil. No se trata de la típica españolada, aunque así se deduzca de trailer, sino todo lo contrario. Yo la definiría como una película para pensar una vez que ya has abandonada la sala. Y a mí eso me gusta.
Sería un error dejarnos llevar por el trailer, porque lo que ahí nos cuentan no tiene nada que ver con la historia real de la cinta. Cierto que ocurre que un tipo -Antonio de la Torre- fanático del Real Madrid y machista donde los haya, cambia radicalmente su forma de ser tras ser sometido a una sesión de hipnosis a cargo de José Mota. La mujer del hipnotizado (Maribel Verdú) alucina con lo apañao que se ha vuelto su esposo, recogiendo la mesa, llevándole el desayuno a la cama, pasando la aspiradora, haciendo la cama... Y ello le preocupa. 
A partir de este inicio, el director Pablo Berger nos sitúa en el debate interno de Maribel Verdú sobre si quiere que vuelva su marido, o prefiere quedarse con el hipnotizado. Ella hace todo lo posible por recuperar al de antes, pero llegado el momento de decidir... las dudas son muchas.
Lógicamente no desvelaré la opción por la que finalmente se decanta la esposa, pero sí entiendo que lo que hace falta en momentos como ese es Abracadabra, magia, lucidez, sensatez para tomar la decisión correcta. Algo que es tremendamente difícil y duro de conseguir porque en muchas situaciones el corazón puede más que la razón. ¡Vaya si puede!
En definitiva, una película interesante para ir a ver aunque siendo consciente de que no es de risa. Sí mantiene sus puntos graciosos durante toda la historia, pero llegado el momento de ponerse serios, hay que dejar de lado lo anecdótico para centrarse en lo importante. Que lo es, y mucho.

martes, 8 de agosto de 2017

McQueen vuelve para quedarse

Creo que todos coincidiremos en aquello de que rectificar es de sabios. Pues eso precisamente es lo que entiendo que han hecho los creadores de Cars. A una película inicial que nos encantó siguió una prolongación de aquellas que hacen bueno el dicho de que segundas partes nunca fueron buenas
Tras aquella cosa extraña a los James Bond, ir al cine y disfrutar con Cars 3 es gratificante. La película vuelve a sus orígenes, a un argumento con un tema central en el que son muchos quienes pueden sentirse identificados -quizá todos-, porque se trata de algo que se le plantea a cualquier ciudadano de a pie en su vida diaria.
¿Sabrá Rayo McQueen cuándo retirarse? ¿Lo sabremos nosotros en el ámbito laboral, o en el familiar, o en el de la amistad, o en los asuntos de ocio...?
El gran campeón ve tambalear su liderazgo por esos jóvenes que vienen empujando fuerte con las nuevas tecnologías y las modernas formas de hacer las cosas. ¿Cuándo ha llegado el momento de dar un paso atrás o al lado? Detectarlo es la clave de esta tercera entrega de los coches de carreras.
Lógicamente no os desvelaré qué pasa finalmente, porque algo pasa, pero sí os aconsejo ir a ver la película ya que nos da una auténtica lección de la necesidad de tener los ojos bien abiertos porque será la propia vida, o el Universo que dirían otros, la que nos irá dejando esas pistas que indicarán cuál es el camino correcto.
Un gusto saber que McQueen ha vuelto para quedarse.
Por cierto, creo que no hace falta recordar que esta película de dibujitos no es para niños, es para todos. De hecho, los niños se quedarán con parte (o nada) del mensaje, y son los mayores quienes están llamados a descifrarlo para, después, explicárselo a la chavalería en su proceso de búsqueda de la verdad.

sábado, 5 de agosto de 2017

Jaén quiere. ¿Se lo ofrecerán?

Es recurrente acusar a los jienenses de no apostar por el comercio local, y preferir marcharse a ciudades cercanas -Granada especialmente- a comprar y gastar su dinero. A partir de aquí surgen los enfrentamientos de quienes justifican esa forma de actuar, y de quien la condena enérgicamente.
Yo incluso me he visto envuelto en algún desencuentro de este tipo. Sin embargo este pasado miércoles cambió mi opinión al respecto. Fui al cine (en Jaén) sin darme cuenta de que era miércoles, y por tanto el día del espectador. Nada más llegar me quedé con la boca abierta al comprobar el ambientazo que había, y no únicamente en el cine sino también en los restaurantes próximos, y en todas las tiendas de la zona con un ir y venir de gente cargada con bolsas que no recuerdo haberlo visto nunca en Jaén. Hasta mi hijo se volvió y me dijo: "papá, esto sí que es chulo, ¿eh?".
Cuántas veces, en otros lugares comerciales, me había dicho que así daba gusto ir a los sitios, y no como en Jaén, que nunca había nadie.
Pues aquí nos veíamos, con unos cines de chiste, y las mismas zonas comerciales por metro cuadrado que casi en mi pueblo; pese a ello la gente de Jaén se había echado a la calle, y al restaurante, y a la tienda... Y todo ello pese a que lo que nos ofrecen en muchos de esos lugares tiene una calidad en el servicio que deja bastante que desear; tanto que merece la pena coger el coche y marcharse a otra ciudad. Sin embargo, y pese a todo, allí estaban los jienenses en masa haciendo shopping comprometidos con su comercio.
Yo lo entiendo como un margen de confianza que el cliente da a ese sector empresarial que necesita modernizarse. Ojalá lo haga para que todos podamos seguir gastando y disfrutado aquí, y confío en que no vaya a pensar que, como tiene el mercado dominado, va a seguir ofreciendo salchichón a precio de pata negra. Error porque la gente no es tonta, y si hace falta coger el coche para ir a Granada para comprar el jamón, así lo hará.
Los jienenses quieren cosas. Sólo necesita que alguien se lo ofrezca.

domingo, 30 de julio de 2017

Viva la diplomacia


No sé si será la edad lo que nos hace ser cada vez menos políticamente correctos, pero lo cierto es que llega un momento en la vida en el que no te cortas a la hora de decir las cosas como las sientes, sin tener en cuenta si nuestro interlocutor se sentirá ofendido.
He sido testigo en los últimos días de ejemplos claros de esta cuestión, y si bien es cierto que al receptor se le queda cara más que de asombro, tampoco es mentira que quien lanza el mensaje acaba con una sensación de quedarse más a gusto que Dios.
Quizá habría que seguir la tendencia que, por cierto, queda claro en la fotografía de arriba.

sábado, 29 de julio de 2017

Expediente Cuatro, o la pérdida de un cliente

Hace algunos días me dio un vuelco el corazón al enterarme por un anuncio en televisión de que regresaba Expediente X. Serie mítica de los años 90, debo reconocer que estaba completamente hipnotizado por ella; tanto que de regreso del viaje fin de carrera, me las arreglé para que el chófer del autobús parase en un área de servicio a la hora en que emitían el capítulo de esa semana, y así poder verlo mientras cenábamos.
Era el canal Cuatro quien empezaba a emitir nuevos capítulos, y para mí fue casi como si me tocara el gordo de la lotería de navidad. 
A las 22,50 horas del pasado martes estaba un servidor frente a la tele, con todo hecho, y con la única intención de disfrutar de las aventuras de Mulder y Scully. Los dos capítulos que emitieron (al parecer serán dos cada martes) fueron raros, al más puro estilo Expediente X, pero disfruté como un enano recordando viejos tiempos.
La cosa se torció antes del final del segundo episodio. Hubo un corte para la publicidad a las 23,55 horas, y no regresó la película hasta las 00,25 horas. ¡¡¡Media hora de publi... del tirón!!! Me quedé todo el rato frente al televisor porque no quería perderme el final, entendiendo que sería el último corte publicitario, y por eso duraría más. Cuando la desesperación iba adquiriendo cotas de cabreo y algún calificativo más que me voy a ahorrar, allí seguí, sin moverme y ya por cabezonería cronometrando cuánto duraría.
Pues sí, media horita de bellón.
La excitación inicial por ver nuevos capítulos de una de mis series favoritas se tornó en cabreo monumental.
Entiendo que una empresa privada como es Cuatro tiene como misión ganar dinero, y eso se hace principalmente emitiendo anuncios. Pero si esos anuncios no los ve nadie, y el anunciante deja de contratarlos porque el canal no tiene audiencia, la cosa se le complica. Pues he aquí mi nueva guerra. Desde este momento Cuatro ha perdido un cliente. Que no cuenten conmigo para ver anuncios comerciales y, entre mensaje y mensaje, capítulos de Expediente X. A partir de ahora, y con todo el dolor de mi corazón, no veré la serie en directo. La grabaré para verla al día siguiente, lógicamente pasando los cortes publicitarios.
Es lo que tienen estas cosas. 

sábado, 22 de julio de 2017

Una obra IMPRESCINDIBLE

Fue en el año 2012 cuando visité Holanda para correr el maratón de Ámsterdam. Pero en este tipo de viajes en familia, no sólo hay tiempo para el deporte, sino que el turismo es lógicamente obligado. Dentro de las cosas que disfrutamos durante aquellos días me dejó impresionado la casa en la que la familia Frank (judíos) se había escondido durante dos años de la persecución nazi. 
Aquel escondite de mitad de la década de los 40 es hoy un museo, pero no un museo al uso en el que se muestran cosas, sino que esas cosas, el mensaje que transmiten, nos lleva a una de las mayores catástrofes que han ocurrido en la historia de la humanidad, como siempre protagonizada con la que es sin lugar a dudas la especie más dañina que ha habitado este planeta.
El empresario alemán judío Otto Frank se vio obligado a abandonar su país cuando Hitler alcanzó el poder y puso en marcha la persecución de los judíos. Se afincó en Ámsterdam, pero con la invasión alemana tuvo que volver a huir, aunque en esta ocasión lo hizo en una casa oculta en las instalaciones de sus empresas. Allí estuvo con su mujer, sus dos hijas y algunos amigos (ocho personas en total) durante dos años hasta que fueron descubiertos por una denuncia anónima, y finalmente todos murieron en los campos de concentración, a excepción del propio Otto.
Ana, la hija menor de los Frank, es una niña de 13 años tremendamente culta, que entre sus distracciones está escribir un diario en el que va describiendo cómo es la vida en su confinamiento en el llamaban "Anexo Secreto". Este Diario de Ana Frank (Ana Frank. Ediciones Guernika-Publimexi. México DF. 2011) debería ser de lectura obligada porque, tirando de un tópico que suelo usar mucho, "Quien olvida su pasado está condenado a repetirlo"; o como dijo Otto Frank como una de las razones que le llevó a publicar el diario de su hija cuando conoció de su existencia tras regresar al refugio una vez acabada la ocupación nazi: "Para construir un futuro, es preciso conocer el pasado".
La historia es contada en un principio con cierto entusiasmo por Ana ya que afronta una auténtica aventura para una niña de trece años: la preparación, el secretismo, el traslado, vivir sigilosamente... La situación es rechazada por todos, pero no hay más remedio que aceptarla como mal menor pues la otra opción es la muerte. Por ello, concentran sus esfuerzos en el día a día, en estar ocupados para olvidar -aunque sea imposible- lo que les ha llevado allí.
La convivencia es siempre complicada, pero con el paso de los meses se va haciendo más difícil, también a causa de las carencias que van teniendo de todo tipo y especialmente de alimentos. Ana lo cuenta todo con detalle, desde la disputa por una mesa en la que trabajar, a la ansiedad por no poder salir a la calle, pasando por las disputas con su madre, o las tensiones que sufren cada vez que hay ladrones en la empresa tras la que se esconden.
El diario es el mejor amigo de Ana, el lugar donde libera sus pensamientos, sus emociones, sus miedos, sus proyectos... ante la imposibilidad de hacerlo con alguno de sus compañeros de viaje.
A lo largo de estos dos años Ana madura de una manera impresionante a causa de la situación. La Ana niña acaba siendo la Ana que se ha hecho mujer, que se ha enamorado, a la que le han dado el primer beso, la que ya comprende a los mayores... Ana, por la exigencia de la situación, se hace mayor aceleradamente, y relativiza cosas nimias de las que antes hacía un mundo, y a las que ahora da la importancia que realmente tienen.
Ana sorprende con sus pensamientos, y nos ofrece una visión tan simple de lo que debería ser el mundo, que no se entiende que compliquemos las cosas hasta tal extremo de llegar a exterminarnos los unos a los otros. 
El Diario de Ana Frank es un ensayo sobre la condición humana, pero ante todo un tirón de orejas a los mayores que gobernamos el mundo porque lo hacemos tremendamente mal.

lunes, 17 de julio de 2017

La Guerra no pasa de emboscada, y además cutre

En más de una ocasión hemos tratado el dicho de que "segundas partes nunca fueron buenas". Lógicamente hay excepciones a esta norma, y de hecho contamos con ejemplos de que la segunda parte de algo (película, libro...) es mejor que la primera.
En esta "La Guerra del Planeta de los Simios" protagonizada por César hay que tirar de tópico porque si la segunda entrega de esta nueva trilogía en torno a la rivalidad entre hombres y simios era mala, la tercera parte que se estrenó hace unos días es peor todavía.
Lo que más me molesta es que estuvo bastante acertada la forma en afrontar el clásico de otra manera, pero se han dejado ir por algún no sé qué que lo ha ido estropeando todo.
Es más, esta tercera parte empieza con muy buena pinta, pero el argumento se pierde en el camino, priorizándose sobre la principal historias que deberían ser secundarias, y que sin embargo alcanzan tanto protagonismo que llega un momento en el que no sabes qué es lo que estás viendo.
Eso te hace perder el interés sobre una historia donde hay guerra, honor, venganza, liderazgo, lealtad, tradición, locura... y que de haber sido bien aliñados todos estos ingredientes hubiésemos obtenido un plato digno del mejor restaurante; sin embargo nos ha quedado algo que no superaría ni la primera ronda del Máster Chef menos exigente.

viernes, 14 de julio de 2017

Cines de juguete

Suele decirse que viajar enriquece. Y estoy totalmente de acuerdo porque así conoces realidades diferentes a tu entorno habitual, y eso te permite ser crítico, analizar friamente -dentro de lo posible- si lo que tienes es bueno o malo. Sin embargo, si sólo conoces una cosa, jamás podrás detectar posibilidades de mejora, o al menos costará encontrarlas.
Digo esto porque cuando escucho tantas críticas hacia los cines que tenemos en Jaén, suelo dar de lado al tema  ya que a mí no me parece que sean tan malos. Claro, eso pasa por ir al cine únicamente en Jaén.  Reconozco que me escuecen los altísimos precios de las entradas, pero "como están así en todos sitios, qué le vamos a hacer". 
El problema surge cuando hace unos días fue al cine en Granada. Estaba allí por cuestiones que no vienen al caso, y decimos ver una película. Me gustó que la entrada me costara 4€ (gracias a una especie de carné de fidelidad por el que hay que pagar 1€ cada sesis meses). Pero el colmo llegó cuando entré a la sala: ¡¡¡Una pantalla grande... enorme!!! ¡¡¡Asientos colocados a diferentes alturas, por lo que no te molesta la visión el de delante, aunque venga con la permanente recién echada!!! ¡¡¡Espacio suficiente entre mi butaca y la de delante, por lo que se pueden estirar los pies para ganar comodidad!!! ¡¡¡Espacio de separación entre las butacas de la misma fila, teniendo dos apoyabrazos cada butaca!!!! ¡¡¡Asientos que vibran cuando en la película hay algún efecto susceptible de transmitirse al espectador de esta manera!!!
Claro, si eso lo comparas con lo que hay en Jaén, te dan ganas de ponerte a llorar. Aunque yo creo que más que llorar, lo que habría que hacer es hablar, decirlo, quejarse... y como última y quizá acción más efectiva, irse a otras ciudades donde los cines sean lo que deben ser: lugares para disfrutar de la película, y no de sufrir por las pésimas concidiciones de la sala.
Cines de juguete es lo que tenemos en nuestra ciudad, aunque los precios sí que son de primera división.
Pues nada, a decirlo... y sobre todo a hacerlo.

martes, 11 de julio de 2017

¿Hoy es San Benito o San Andrés?


Hoy, 11 de julio, hace ya siete años que dudo de si se celebra la onomástica de San Benito, o de San Andrés.... San Andrés Iniesta, quiero decir.
Y es que fue el 11 de julio del año 2010 cuando España se proclamó por primera vez en su historia Campeona del Mundo de Fútbol. Ganó en Sudáfrica, en la final, a Holanda con un gol de Andrés.... perdón, de San Andrés Iniesta en el minuto 116 de la prórroga.
Creo sinceramente que la fecha la podrían hacer fiesta nacional, o algo así, y por supuesto erigir un monumento a Iniesta en todos y cada uno de los pueblos y ciudades del país.
En días como hoy es necesario volver la vista atrás, a aquel momento, para que no se nos olvide que lograr este tipo de cosas es tremendamente difícil. De ahí que debamos reconocer su éxito a quienes lo hicieron posible, San Benito incluido.

sábado, 8 de julio de 2017

¡Qué gustazo leer en papel!

Mi profesión me obliga a estar permanente informado. Cierto que es obligación, pero como resulta que también se trata de mi pasión, tengo que reconocer que disfruto cada día haciendo eso por lo que me pagan. 
Uno de los placeres del día a día lo encuentro en leer el periódico. ¿Cuánto tiempo de mi vida habré empleado en pasar hoja tras hoja? Ni idea, pero seguro que mucho. 
Hace ya unos seis años recibo el periódico en el iPad. Resulta tremendamente cómodo ya que, sin salir de la cama, cojo el aparatito, me conecto a la web de la plataforma a la que estoy suscrito, y en cuestión de segundos está a mi disposición la edición del día así como las ediciones de ese mismo periódico que se hacen para toda España, y las revistas y publicaciones que se adquieren con el ejemplar en el quiosco.
Con el paso del tiempo, y a base de la costumbre, veo con normalidad pasar el dedo sobre una pantalla táctil en lugar de sobre la hoja de papel. La sensación no tiene ni punto de comparación, pero las ventajas económicas, de comodidad, rapidez, etc son más que evidentes.
En el trabajo tengo acceso al periódico de papel, pero como es en el ámbito laboral, el disfrute es mucho menor.
Sensaciones apagadas volvieron a hacérseme realidad hace unos días. Estuvimos un fin de semana en la playa con unos amigos, y me dio por comprar el periódico en lugar de leer la edición digital contratada. Indescriptible la sensación de satisfacción que tenía yo con mi periódico de papel en la mano, a la sombra de la sombrilla, y sentado en mi silla sobre la arena. Da la impresión de que la lectura sabe mejor en esas condiciones. ¡Qué disfrute! ¡Qué recuerdos!
No seré yo quien discuta las ventajas de la modernidad -de hecho, me sumo a ellas-, pero también es justo reconocer que, tirando de dicho, como lo antiguo no hay nada.