lunes, 21 de enero de 2013

Diez años después es bueno recordarlo

El pasado miércoles fue su aniversario. Sí, me estoy refiriendo al 16 de enero, pero no a la carrera de San Antón. No.
Pero precisamente porque ocurrió en una fecha tan señalada para los jienenses en general, y para los atletas en particular, es por lo que nunca se me olvida. Aunque también por más cosas, claro está.
Hablo de aquella gloriosa acción del entonces candidato del PSOE de Jaén a la alcaldía de la capital. Marcos Gutiérrez Melgarejo no tuvo el más mínimo reparo en echar a un servidor -y al cámara que formaba equipo conmigo- de una rueda de prensa convocada por el candidato. Al parecer no le gustaba Ondajaén RTV, y "para poca salud, ninguna", supongo que pensaría. A la puta calle.
Hombre, la verdad es que no fue tan brusco. Es más, ni siquiera tuvo el valor de aparecer por la sala de prensa y largarnos él personalmente. Lo hizo a través de su jefa de prensa.
Sí, sí. Esto ocurrió en Jaén, en concreto en la sede que el PSOE tenía en aquellos días muy cerquita de la Puerta Barrera. Y, lo peor, en plena campaña electoral.
Manda huevos que un candidato a alcalde echara de su rueda de prensa al equipo de la radiotelevisión municipal.
Aunque peor fue -a mi criterio- el poco acto de protesta que tuvo entre los medios de comunicación. Algunos sí que se mojaron; otros optaron por casi simbólicas notas de prensa; y la gran mayoría calló.ç
¿Os imagináis que algo así ocurriera en nuestros días?. ¡¡Arde Troya!!. O quizá no. La verdad es que sería interesante que ocurriera para ver quién era capaz de salir en la foto. Mucho me temo que dependería del color del demócrata.
Hace unas semanas, cuando sucedió el affaire entre el Viva Jaén y el alcalde de Jaén, me acordaba mucho de lo que ocurrió aquel 16 de enero del año 2003. ¡Qué diferencia!, ¿verdad?.
Pues eso.
Por cierto. No me canso de recordar el asunto porque dicen que quien olvida su pasado está condenado a repetirlo. Y lo hago, más que por mí, que también, por el alcaldable.

viernes, 11 de enero de 2013

Esto no es lo que era

En el cine se suele decir que segundas partes nunca fueron buenas. Se trata de una máxima que parece cumplirse casi siempre; y digo casi porque encontramos algunas gloriosas excepciones como The Godfather, Star Wars, y alguna más. Pero ya digo que es poco habitual pues lo normal es lo contrario, esto es, que la segunda parte de una película no sólo no supere a la primera, sino que incluso su nivel deje mucho que desear.
Pues si una segunda parte es mala, qué decir de una película que es la segunda parte de la tercera película de una trilogía... es decir, que realmente se trata de la quinta parte de una serie. Pues eso, que no sólo es mala sino más bien malísima.
Me estoy refiriendo a Amanecer 2. Sí, esa de vampiros, hombres lobos, y entre medias una muchacha que parece menos de este mundo que los otros raros protagonistas porque da a entender que está más pallá que pacá.
Reconozco que me he visto las cinco películas, y pagando. Únicamente ha merecido la pena para comprobar directamente la poca valía de la serie pese a que haya batido muchos records de taquilla. Esta quinta parte es quizá la peor de todas porque resulta empalagosa, lenta (lentísima), no pasa prácticamente nada, casi plana pues sólo sorprende el elemento final; y con las interpretaciones de algunos de actores que más podrían dedicarse a otra cosa, o retomar sus estudios de arte dramático. 
Sólo salvo a Alice... ¡¡¡me encanta esa chavala!!!.
Esta última aventura ha sido tan desastrosa para mí, que hasta el público me ha decepcionado. Digo esto porque en películas anteriores, sobre todo en la segunda, valía la pena pagar la entrada por el simple hecho de vivir la reacción de un sin fin de chavalitas adolestences cuando salía por vez primera el vampiro pajizo. Su suspiro, al unísimo, lo invadía todo. Lo dicho, impagable vivirlo. Pero esta vez apenas si había fans al uso. Y no sólo eso, sino que creo que los jubilados superaban a las adolescentes.
Esto ya no es lo que era. Si lo sé, no voy.

viernes, 4 de enero de 2013

Puto trabajo

En estos días jodidos de aceituna, con un esfuerzo físico diario que te deja tocado al final del jornal, y con momentos complicados como esos en los que te parece que tienes principio de congelación en los dedos de las manos... digo que en circunstancias así me acuerdo de quien no tiene trabajo (aunque sea duro como este), pero también de esos otros -muchos- que tienen uno con ciertos niveles de comodidad, y que sin embargo la queja y el lamento parecen ser su deporte favorito.
Muy recientemente he tenido conocimiento de una empresa muy cercana, quizá la más, donde la mayoría de los trabajadores las ha pasado putas en Navidad como consecuencia del hacer -del mal hacer- de unos pocos llamados compañeros. La cosa se desarrolla en un contexto de este tipo donde, con la que cae, algunos parezcan no enterarse del frío que se puede pasar a la intemperie.
Cierto que cada cual está en su derecho de reclamar lo que considere justo, aunque también hay que ser consciente de que la libertad de uno acaba cuando empieza la del otro. Es decir, comprendo y respeto tus guerras, pero cuidado, mucho cuidado, con los daños colaterales que puedas generar porque a lo peor algún tiro de esos perdidos acaba haciéndole pupa al mismo que lo generó.
En más de una empresa que conozco igual debería haber una nueva sección: cuadrilla de aceituna. Igual el día que te toque ponerte el mono entiendes que no es tan trágico desayunar a las once de la mañana en lugar de las nueve, como a ti te gustaría, pero que un día tienes que cambiar el horario por culpa del punto trabajo.


martes, 1 de enero de 2013

Más presente

No voy a complicarme demasiado la vida. Me refiero a la hora de fijarme objetivos y propósitos de cara al 13 que acaba de comenzar. Lo tengo claro desde hace unas semanas, quizá desde algo más de un mes. Este año... sólo una cosa: mi intención es vivir más el presente. 
Habitualmente nos embarcamos en mil y una aventura, con intenciones nobles, muy nobles, tremendamente nobles, pero quizá olvidando alguna cosa también muy importante. Digo que empezamos este o aquel proyecto buscando siempre el bienestar futuro de los nuestros: hogar, hijos, familia, amigos de verdad... en fin, trabajar duro hoy en pos de un mejor mañana. ¡Qué os voy a contar que vosotros no sepáis!. Creo que llevo toda mi vida así. Cierto que me ha ido bien, razonablemente bien, en algunos aspectos, pero como el ritmo autoimpuesto hace años es el que he pretendido seguir manteniendo, y no consigo abarcar con garantías todo aquello que inicio, me doy cuenta de que algo falla aquí. 
Uno peina ya los cuarenta -con menos canas de las que me gustaría; quien me conoce, lo sabe-, es decir, tiene cierta experiencia en bastantes ámbitos. De ahí que la escala de prioridades tienda a amoldarse a ese pasado vivido que, en función de ratos buenos y de ratos malos, te indica cuál debe ser el camino a seguir ahora.
Debo reconocer que hasta hace dos telediarios yo seguía poniendo en marcha más historias, pero el asunto me ha desbordado completamente... como nunca. Por eso, al llegar al límite, he parado, y tras analizar tranquilamente la situación, llego a la conclusión de que como siga pensando en el futuro me voy a perder por completo el presente. Y el hoy ya no vuelve. ¡¡Seguro!!.
Por eso, mi prioridad este 13 va a ser amarrar lo que tengo a mi alcance, vivirlo con intensidad, unas veces llorando y otras riendo, pero haciéndolo ahora porque después ya sera tarde.
De referencia tendré siempre el pasado, y de reojillo iré controlando el futuro, pero ante todo me he dado cuenta (perdonad la perogrullada, pero es que para mí es un descubrimiento) soy ciudadano del 13, hoy; mañana, del 14, y después del 15, y del 16...
A ver cómo se me da. El 31 de diciembre os cuento.
Salud para todos porque, teniendo de eso, el resto... nos lo curramos.