miércoles, 28 de mayo de 2008

Me gusta Gabilondo

A finales de los 80 y principios de los 90 el Rey de la radio matinal en nuestro país era un tal Luis del Olmo, a quien prácticamente nunca he seguido; mientras, la noche estaba dominada –y de largo- por alguien llamado José María García, a quien tampoco tenía el gusto de conocer.

Mis preferencias al acostarme se decantaban por un tipo joven, de nuevo cuño, a quien muchos le auguraban un futuro negro, pero que a mí me gustaba escuchar –quizá porque casi siempre suelo optar por las causas perdidas o por las contracorrientes-, y que se llamaba, y se llama, José Ramón de la Morena. Al despertarme me sonaban muy bien gente como Julio César Iglesias o Antonio San José, aunque mi partebacalao personal era Iñaki Gabilondo.

Con el tiempo me reafirmé en mis gustos, especialmente en la época en la que para un universitario de periodismo era obligado escuchar la radio, ver la tele y leer los periódicos –internet llegaría después-.

Gabilondo era, no un crack, sino EL CRACK. Así fue durante años hasta que optó por el radicalismo. No sé si por convicción personal o por un dejarse llevar por la corriente dominante en los medios. Lo cierto es que la cagó. Eso me llevó a retirarme de su senda, y ya sólo nos unía un hilito.

Su llegada a la televisión fue de la mano del mismo sectarismo con el que dejó la radio, y además apostando por un telediario demasiado americano, excesivamente de autor, del que tenemos poca costumbre por estas latitudes. Todavía tengo en la retina lo de la ministra reportera.

Estos días me he vuelto a aproximar a Gabilondo para ver cómo iba. Y lo cierto es que me ha sorprendido.... muy gratamente. Quizá porque el tiempo lo cura todo, pero he de decir que el de Cuatro es el mejor informativo de la televisión española, con diferencia. Información a quemarropa a través de los asuntos que marcan la pauta de la actualidad de cualquier sociedad: política y economía. Periodismo muy interpretativo donde los profesionales de la información no sólo dicen lo que pasa, sino que también dan su versión de las cosas, mojándose, interpretando y sacando conclusiones.... con Iñaki a la cabeza. Nada de deportes, ni de ecos de sociedad, ni de historias así que tanta fortuna hacen en otros canales. Periodismo de autor, con intención, atrevido y, sobre todo, muy gratificante ante el aburrido monólogo al que estaba acostumbrado.

¿Sabéis qué...? Es la radio, la buena radio, llevada a la televisión. Lo malo es que hacer un producto así no está al alcance de cualquiera.

Me gusta Gabilondo.

domingo, 25 de mayo de 2008

Manijero Terrazas

Manager General. No sé a vosotros, pero a mí esto me suena a palabrota. En mi pueblo decimos manijero. Sí, sí, el partebacalao de la cuadrilla de la aceituna. Quien se lo curra con nosotros todo el día y siendo el primero en coger la vara –también hay excepciones-. Nos conoce a todos bien, sabe lo que puede sacar de cada uno, los problemas de cada jornada laboral y si se coge mucha, o no, aceituna en función de la finca, de si hay barro, de si rompe el tractor, de si hay muchas cuestas… en fin.

Viene a cuento esto de Manager General porque Carlos Terrazas es el manijero del Real Jaén. Y como tal se ha puesto el mono de trabajo para conjuntar de cara a la próxima campaña una cuadrilla que cumpla las expectativas y consiga el objetivo deseado. Todos queremos eso de Segunda División A. Lo que ocurre es que estamos demasiado escarmentados con tantos sinsabores de los últimos años. Sin embargo, él ya ha hablado de eso, sí, sí, de ascenso, en Jaén y en el mes de mayo. Tras el sock inicial empiezo a gestar cierta sonrisa de regustillo porque, hasta ahora, lo que ha dicho se ha cumplido; y, además, siempre que habla lo hace desde la prudencia y con los deberes –los estudios- muy bien hechos Si él lo dice, por algo será. También ha dicho que la reducción de presupuesto –drástica- tampoco va a ser un problema.

Este manijero del norte ha demostrado conocer los entresijos de la cogiura de la aceituna como nadie. Ahí están sus números, y prácticamente con los mismos temporeros que había cuando él llegó. Por eso, y pese a que soy el primero en no entender situaciones como la de Garmendia, a día de hoy tengo claro que Carlos Terrazas sería una de las cosas que me llevaría a una isla desierta. Incluso pagaría por un centímetro cuadrado de su traje de la suerte, si lo vendieran a modo de reliquia, claro, en una cajita de metacrilato.

Yo, con Terrazas, visto lo visto, igual que Los Panchos….

jueves, 22 de mayo de 2008

Mal gobierno, peor oposición

Alguien del entorno del PP oficial de la provincia decía hace unos días que el senador Sánchez de Alcázar iba a aplicar en Madrid el ingente trabajo que había realizado en el Parlamento andaluz con un único objetivo: defender los intereses de los jienenses. Mucha ironía, y guasa, tenía el comentario sobre todo si tenemos en cuenta que el aludido, a pesar de haber estado bastantes años en Sevilla, ha sido uno de los que menos iniciativas ha presentado.

Al margen de lo que pudiera haber en el fondo de estas palabras (puyazos de partes irreconciliables), sí recordé que hace unos años algún empresario de la capital me dijo que colegas suyos de la provincia estaban hartos de hacer ellos el papel de oposición a los políticos gobernantes. ¿Dónde están los diputados del PP?, se preguntaban.

Jaén, todos lo sabemos, es una provincia con muchas necesidades, demasiadas. A ello quizá ha contribuido el voto masivo que ha habido históricamente hacia una corriente, la misma que gobierna sin presión alguna, la misma que coloca en los puestos de responsabilidad a personas que, en su gran mayoría, no serían competentes ni para ser manijeros de una cuadrilla de aceituneros. Pero, ya digo, es uno de los males de la confianza. Si a eso le unimos una oposición repartiendo cargos por cuestiones de hacer caja en lugar de valorar la valía de las personas y su trabajo, tenemos como resultado un territorio que destaca por sus malos –alguno/a se salva- dirigentes y por su peor oposición.

Siempre he defendido que, para evitar que el político se apoltrone en el sillón y pase a ser un político profesional, los cargos deben tener una duración máxima de 8 años (dos legislaturas). Eso, quienes gobierna. Y quienes están en la oposición deben hacer eso, oposición; pero currándose el sueldo y no ostentando este acta de diputado provincial o regional, o nacional... como reconocimiento (o huida, o castigo...) de su propio partido a modo de jubilación anticipada o cárcel de oro.

Y todo esto, lamentablemente, es lo que ocurre hoy día en Jaén. Y seguirá ocurriendo mientras nosotros queramos, claro.

lunes, 19 de mayo de 2008

48 horas

Dice mi paisano Antoñito que tarda 48 horas en acabar con el problema de ETA. Necesita 24 para hacer lo primero, y otras 24 para lo segundo. Lo tiene claro, y no de ahora. No lo he visto tras estas recientes apariciones de los terroristas, pero aún recuerdo, vaya si lo recuerdo, cuando hace más de un año me explicaba acaloradamente su teoría tomando un café en lo de Valentín.

Estaba tremendamente indignado. No voy a contar aquí cuál es su fórmula mágica, pero os la podéis imaginar. Algo pensado más con el estómago y el corazón que con la razón. Sin embargo, debe hacernos pensar que cada vez sea más la gente de a pie que se alinea con posturas tan radicales. Y no es que Antoñito sea un extremista y sospechoso de todo, sino todo lo contrario. Es un currante como el que más de la Andalucía más profunda que pueda existir; no quiso quedarse anquilosado en el pozo del paro agrícola, el PER y los jornales de la aceituna, y arriesgó su escaso capital –mucho del banco- para comprar una pala retroexcavadora. Hace años ya que con su máquina se patea toda España, echando más horas que un reloj, y conociendo mucha y muy diversa gente, pero nunca ha perdido sus raíces con su tierra. Vuelve a su pueblo casi todos los fines de semana, por lejos que éste le quede, y en sus vacaciones siempre reserva un hueco para la patria chica. Perdió incluso un amor por no renunciar a su Higuera.

Soltero y sin compromiso, tiene más que ganar que perder, y sin embargo se complica la vida diciendo cosas como esas sin esconderse de nadie. Habla para quien quiera escucharle, y a mí me encanta.

¿Qué estará pasando en un país para que el hijo de un cabrero se posicione en unos extremos tan difíciles de entender? ¿Sabéis qué...? Que sería un puntazo que Zapatero tuviera mañana a Antoñito como asesor en su reunión con Ibarreche.

¡¡¡Ojalá!!!

miércoles, 14 de mayo de 2008

Teoría "Manda-Güevos"

En los bailes de salón el rol de cada uno de los miembros de la pareja está más que claro: el hombre se encarga de llevar a la mujer, y ésta –aunque le cueste lo suyo- no tiene más que hacer lo que le dicen.

En el gran baile que puede representar la Andalucía política actual tenemos una pareja-referente clara, muy clara, aunque resulta mucho más complicado saber quien es el que ordena, y quien el que baila al son que le tocan. Y eso (la duda) se mantiene e incluso aumenta con el paso del tiempo a pesar de que el rol del hombre se aplica con total seguridad al más alto, y el de la mujer al otro.

No sé muy bien qué es lo que pasará en otros lugares, pero en Jaén más que asistir a un baile de salón parece que estemos ante una partida de ajedrez donde alguien –por supuesto, porque puede-, y miembro de esa pareja, mueve las fichas a su antojo, haciendo y deshaciendo incluso por encima de las propias reglas del juego. Por algo es suyo –el juego, digo-.

En los últimos días estamos asistiendo a continuas idas y venidas (como si a algún Rey Mago se le hubiera olvidado dejar el regalo a alguien en su día, y lo hace ahora para mantener vivo el espíritu navideño, aunque sea algo tarde) de las que unas son interesantes, pero donde otras vuelven a ser ejemplo de la aplicación de la denominada Teoría Manda-Güevos que apuesta poner a cualquiera en cualquier sitio, por inútil que sea pues, pasados los primeros días, ya nadie se acordará.

Ahora entiendo el terremoto que supuso un comentario que hace unos meses y durante algún tiempo pululaba por los mentideros políticos andaluces y de más allá. Ya digo que era un simple rumor sobre el ascenso de alguien muy gordo, y que, sin embargo, y pese a ser simplemente rumorología, tenía a más de uno (bastante más) viviendo sin vivir en él porque le movían sus cimientos.

A fecha de hoy ya hay unos pocos más que se suben al carro de la Teoría. Y lo malo no es eso, sino lo que te rondaré, morena.

Al final, y pese a que nos pese, no tenemos más que lo que nos merecemos.

jueves, 8 de mayo de 2008

Daños colaterales

Está a punto de consumarse la (no sé si llamarla) Operación Limpieza Étnica. Y es que no quiero tirar mucho de adjetivos porque, como dice el viejo proverbio chino, la primera decisión nunca es la acertada. Apelo, quiero apelar, a la prudencia hasta que todo se lleve a cabo y sepamos los pormenores de la acción. Será entonces cuando podamos hablar con conocimiento real.

Pero no me resisto, aunque sea ahora y a destiempo todavía, a enjaretar estas líneas por lo mal que huele todo el asunto. Me estoy refiriendo a la plaza de periodista del Patronato de Cultura que se cargan los presupuestos del ayuntamiento. Técnicamente se llama amortizar la plaza; realmente supone mandar al paro a quien la ocupa; y el fin último del montaje es dar un aviso a navegantes.

Uno.- Curioso lo de la amortización. Este tipo de cosas se hacen para aligerar la carga de gastos de una institución. Pregunta: ¿Se va a amortizar alguna plaza más en el ayuntamiento de los 1.300 trabajadores que hay? ¿O será sólo ésta? ¿Si lo que pretendemos es ahorrar, cómo es que por un lado echamos a uno (una, en este caso) en aras de esa política economizadora, y por otra parte contratamos a 15?

Dos.- También curioso lo de echar a alguien que, siendo licenciada en Periodismo, ocupa una plaza de periodista. Y no sólo existe la capacitación, sino que además llegó al cargo a través de un proceso de selección como los que hace poco ha llevado a cabo la Diputación provincial, o actualmente desarrolla Canal Sur RTV. Aunque si alguien utiliza el argumento del enchufismo para justificar su decisión, entiendo que él, o ella, actuará de forma diferente con los 15, ¿no?.

Tres.- Lo más curioso es que Marisa es la mujer de Javi López, un tipo que actualmente lleva el gabinete de prensa del grupo municipal del PP en el ayuntamiento, que durante cinco años aproximadamente fue el Jefe de Prensa del Gobierno municipal del PP, y que también es, ahora, el director del beligerante –con el PSOE- semanario gratuito Jaén 21. ¿Será casualidad? Una vez, a lo mejor, pero es que, en caso de consumarse, sería la segunda ocasión en la que Marisa pasa por el mismo trago consorte.

Igual alguien lo llama daños colaterales. Sí, hombre, eso que pasa en las guerras; que matas a una familia mientras merienda en su casa porque en ese momento pasaba por la puerta un camión de insurgentes y, para cargártelos, no has tenido más remedio que cargarte a todo lo que había a 50 metros a su alrededor.

A mí me viene a la memoria una escena de El Padrino. Esa en la que un famoso productor de cine, tras rechazar el consejo de los Corleone para que le diera a un cantante –protegido de la Familia pero, a la vez, enemigo del productor- el papel protagonista de su próxima película, éste, el productor, se despierta una mañana en su lujosa mansión junto a la cabeza de su más preciado purasangre valorado en varios millones de dólares.

En aquella ocasión Johny Fontana consigue el papel, pero un poco más adelante, cuando las bandas rivales a los Corleone siguen la misma táctica matando a Sonny (Sandino) para amedrentar a Don Vito, el resultado es el surgir de la figura de Michael Corleone.

Continuará...

domingo, 4 de mayo de 2008

Pedir peras al olmo

Hay quien está más que empeñado en demostrar el fortísimo sentimiento nacionalista que existe –dice- en Andalucía. Tanta es su ambición, que no quería ser menos que los catalanes, de ahí que se sacara de la chistera la necesidad que tenían (y exigían) los andaluces –seguía diciendo- de un nuevo estatuto de autonomía que se adaptara a la nueva realidad de la comunidad. Aunque en el fondo del asunto estaba el miedo a quedar descolgado de los avances que consiguieran los catalanes en su negociación. Un error de principio el querer equiparar dos realidades completamente distintas, tanto en lo que al ciudadano de a pie se refiere, como a los líderes políticos, de estos dos mundos tan diferentes dentro de una misma España, pero como estaba de moda lo de subirse al carro de los estatutos, pues nada, ahí está ya Andalucía con su nuevo y flamante estatuto de autonomía.

Ya digo, muy bonito en lo político, en el quedar bien de cara a la galería, pero pobre, muy pobre realmente a la hora de que el ciudadano sienta como suyo, como de vital importancia para su existir un documento que sólo algunos quisieron. Prueba de ello es, el bajísimo índice de participación electoral del referéndum.

Pero como la verdad no tiene más que un camino, y porque no se pueden pedir peras al olmo, resulta que estos días, cuando si apenas se ha celebrado el primer aniversario de la nueva Constitución Andaluza, resulta que llega una de las primeras cagadas precisamente de aquellos mismos que entonces apostaron por un estatuto del que ahora parecen renegar.

Me explico. Una de las cosas que copiamos de los catalanes –y fueron muchas- era que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) sería la última instancia judicial a la que acudir en disposiciones autonómicas. Pues bien, ahora, cuando ese mismo Tribunal Superior de Justicia de Andalucía dicta sentencia contra la asignatura Educación para la Ciudadanía (anuló el pasado miércoles el que dicha asignatura aborde en sus contenidos cuestiones como la ideología de género, la homosexualidad y las opciones vitales, al considerarlo como una ilícita invasión en la ética, el derecho y la moral) resulta que los principales impulsores, valedores, padres y madres... del Estatuto de Andalucía pretenden recurrir al Tribunal Supremo (de España) dicha decisión.

¿Pero no habíamos quedado en que no había instancia judicial superior, y por lo tanto sus decisiones iban a misa? ¿Es esto normal? En otras condiciones, no, pero en la Andalucía actual no sólo resulta lógico sino que se queda corto.

Luego, cuando se ríen de nosotros, nos enfadamos.