viernes, 10 de abril de 2015

Objetivo París (IV): Alea iacta est

Je, je, je!!!. 
Ya estamos otra vez donde, la última, dije que no volvería. 
No sé qué tendrá esto del atletismo, pero es complicado dejarlo. Heme aquí tal día como hoy, viernes, 10 de abril de 2015, a dos días de afrontar mi maratón número 11. Será el próximo domingo, a partir de las 8,45 horas, con salida a unos pocos metros del Arco del Triunfo, en París.
Confío en que la meta, que está a una distancia equidistante de la salida con respecto al monumento, sea positiva y me permita recoger el fruto del trabajo realizado hasta ahora.
Han sido doce semanas de entrenamiento específico para la prueba, con tiradas largas, cortas, a deshoras, lloviendo, con calor, con ganas, otras sin ninguna... pero sobre todo casi siempre haciendo encaje de bolillos para hacer compatibles las tiradas con el resto de mi vida (familiar, laboral...).
Esto último es lo que más me jode cuando no logro los objetivos marcados, que haya sido trabajo en balde. Pero como me dice un sabio corredor de mi club, el Maratón Jaén, déjate de tiempos y ve a disfrutar. Pues eso es lo que voy a hacer, querido Paco, salir a disfrutar. Si se consigue el tiempo deseado, perfecto, y si no, pues otra vez será.
Mi mejor marca en maratón está en 3h25'10''. Voy a intentar mejorarla, pero esa era también mi intención en Murcia, hace unos meses, y acabé como el rosario de la aurora, y haciendo mi segunda peor marca. Por eso digo, vamos a salir a disfrutar, y poco a poco iremos viendo qué podemos hacer.
En estas doce semanas he recogido 589 kilómetros -quizá sean pocos- entre entrenamientos y pruebas domingueras, casi he finiquitado dos pares de zapatillas, y he experimentado alguna cosilla que pretendo poner a prueba el domingo.
Esta mañana he realizado mi última tirada. Por tanto, y como también dije la última vez: alea iacta est.
Ya os contaré.

sábado, 4 de abril de 2015

Servicio público: Ondajaén RTV

El Diccionario de la Lengua Española (DRAE) define el término "servicio público" de la siguiente forma: Actividad llevada a cabo por la Administración, o bajo un cierto control y regulación de esta, por una organización, especializada o no, y destinada a satisfacer las necesidades de la colectividad.
El María Molinere habla en términos muy parecidos: Cualquiera de los que se prestan por el Estado, la diputación provincial o el municipio, o por una empresa, para la gente en general.
Podríamos poner un millón de ejemplos de lo que es servicio público, pero yo me quedo con lo que estamos viendo estos días en Ondajaén Televisión (también radio). Hablo de la retransmisión de la Semana Santa. Creo que se trata del principal y quizá mejor exponente del existir de la emisora pública municipal.
Cada día podemos conocer a través de las redes sociales, y de viva voz por parte de los propios jienenses, lo mucho que se agradece de manera mayoritaria este tipo de trabajos. Aunque para mí tiene mucho mayor valor la opinión -también favorable, y de qué manera- de numerosas personas mayores, enfermas, etc que no pueden salir de sus casas, y que tienen en Ondajaén la única forma de ver esas procesiones a las que tan aficionados/as eran de más jóvenes o de cuando tenían mejor estado físico, pero ante las que ahora les resulta imposible ser testigos directos de no ser a través de la televisión.
Conozco bastantes casos de estos últimos, que no tienen tanta repercusión en las redes sociales, pero cuyo testimonio directo me parece de valor incalculable.
Ondajaén ha estado desde su nacimiento en el ojo del huracán, y supongo que seguirá estándolo en el futuro. Sin embargo, momentos como estos despejan cualquier duda sobre su necesidad, o no. 
Hay quien apuesta por su cierre debido al coste económico que supone, y debo reconocer que no es mal argumento. Lo que ocurre es que el verdadero servicio público, aquel que más valor tiene, es el que se realiza cuando nadie más lo hace. Me explico. Tened claro que cuando la empresa privada ve negocio en algún asunto, no duda ni un segundo en meter cabeza. ¿Qué es lo que queda descubierto? Muy fácil... aquello que nadie ofrece porque no se le saca tajada económica. Y ahí reside el gran valor de Ondajaén, el de estar donde está cuando todos los demás se han ido o nunca han estado. 
No os quepa la menor duda de que si la Semana Santa fuera rentable, o el Real Jaén, o el Jaén Paraíso Interior, o el bádminton, o la San Antón, o la Feria de San Lucas... no habría empresa privada que no lo tratara. Sin embargo, la única televisión que ofrece estos contenidos -y aún muchos otros- de manera continua, en cantidad y en calidad es Ondajaén.
Si la continuidad, o no, de los servicios públicos que ofrecen las administraciones se decidiera única y exclusivamente por su rentabilidad económica, ¿cuántas carreteras habría que dejar de mantener de esas que llevan a pueblos pequeñitos? ¿cuántos colegios habría que cerrar de aldeas? ¿por qué mantener el servicio de recogida de basura de esos núcleos urbanos minúsculos? ¿cuántos hospitales dan superávit? ¿y colegios? ¿y la ley de dependencia?...
Creo sinceramente que Ondajaén cumple desde su puesta en marcha un papel muy importante para la sociedad de Jaén, de ahí que con sus luces y sus sombras, como en cualquier ámbito donde nos movamos, entienda que, como decía aquel dicho, "si no existiera, habría que inventarla".
Mi enhorabuena a todos mis compañeros que se lo están currando en esta Semana Santa, y el resto del año.

miércoles, 1 de abril de 2015

Objetivo París (III): las zapatillas

El Maratón de París que tendrá lugar el próximo 12 de abril supone mi 11ª incursión en la que dicen es la prueba rey del atletismo. Rey no sé si será, pero jodida... bastante. Y no únicamente porque haya que afrontar los 42.195 metros, sino por los tres meses de preparación que supone y todos los sacrificios que ello conlleva.
Pero como apunta aquel dicho de que "Sarna con gusto no pica", pues como digo, y pese a la malísima experiencia anterior de Murcia, aquí estamos de nuevo.
11 días faltan para la carrera, y hace algunas jornadas me llegaron las zapatillas con las que correré. Tras varios maratones usando la marca K-Swiss (Valencia 2013, Sevilla 2014 y Murcia 2014), regreso ahora a New Balance. Es quizá la marca con la que más a gusto me siento (junto con Saucony), siendo las zapatillas que mejor resultado me han dado tanto en el maratón en sí como en los meses de preparación con largas tiradas que ponen a prueba las zapatillas más pintadas, y éstas (las dos) siempre han cumplido. No sé la razón, pero suelo dejar las NB para las carreras, mientras que las Saucony son las que gasto en las tiradas de preparación. Y hasta ahora me ha ido bien.
En esta ocasión, y dado que las K-Swiss están ya bastante tocadas por el tanto y tan intenso uso (más de 690 kms), tenía que comprar unas zapatillas nuevas para este maratón; he optado por unas NB 1080 V4. Fue hace algunas semanas, como siempre aprovechando una oferta interesante dado que acaba de salir al mercado el modelo NB 1080 V5. Ya he rodado con ellas un par de días, y la verdad es que son un valor seguro.
Un poco cantosas no niego que sean, pero lo importante es el modelo, sus características, y algo que ayuda bastante, al menos a mí: el componente psicológico. Siempre me ha ido bien con esta marca, y de hecho mi mejor tiempo en un maratón (3h25'10'', Sevilla 2012) fue precisamente con el modelo NB 1080.
New Balance, París, 11ª maratón... no son malos argumentos para intentar pasarlo bien. Voy a procurar incluso hacer una buena marca, pero eso no lo sabré hasta que cruce la meta (bueno, quizá un poquito antes).