Una pareja de arqueólogos/científicos descubre en varias partes del mundo los dibujos que hacían en las paredes de sus cuevas los miembros de civilizaciones que han pasado por la tierra a lo largo de la Historia. En todas ellas, y a pesar de estar tan distantes en el tiempo (varios miles de años) que es imposible que coincidieran, encuentran un mismo elemento: un hombre muy alto indicando con su mano en dirección a una especie de sistema solar con varios planetas.
Estos científicos creen que son los creadores de la especie humana, que nos han visitado a lo largo de nuestra Historia, y que en cada visita nos han dicho que les busquemos en ese lugar.
Este es el argumento de Prometheus. Bueno, más bien el inicio, porque a partir de aquí nos cuenta la película el viaje de unos humanos muy avanzados (la acción se desarrolla casi en el año 2100) que parten en busca de su creador.
El argumento ya es de por sí enrevesado, aunque hay que reconocer también que llamativo. Además, la película se vende como la precuela de la saga Alien; y aunque el bichito aparece, su presencia es más que testimonial que otra cosa, y vendría a estar sólo para justificar ese dato: que a partir de aquí existe Alien.
Volviendo a Prometheus, hay que reconocer que es entretenida, resulta incluso intrigante mientras va desvelando todo eso que os cuento al principio, y también mientras la expedición llega al planeta en cuestión y encuentran... algo. Lógicamente no os diré el qué, pero algo encuentran, como todos preveemos antes incluso de entrar en la sala. Además, tratándose del origen de Alien, también podemos imaginar que muy bueno del todo quizá no sea.
No vamos a decir que la película es excesivamente fantasiosa porque, con ese argumento, es lo que menos se le puede criticar; y tampoco el que algunas de las cosas que pasan están más que forzadas, pero es que su misión es básicamente entretener y poco más: acción, tiros, aventura, imaginación... y aunque intenta provocar en el espectador cierto debate sobre quién creó a la especie humana, no lo consigue.
Por cierto, al final... no hay final... o sí?. Está cantada, al menos, una segunda parte.
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