Al cine no podemos pedirle siempre grandes mensajes, temas de trascendencia, o argumentos en torno a asuntos de interés mundial. El humor no tiene tanta importancia, o quizá sí. Pero lo cierto es que resulta necesario reírse, sobre todo en momentos o épocas de dificultad.
Eso es lo que he buscado en Padre no hay más que uno, y la verdad es que lo he encontrado.
Es una película ideal para echarse unas risas, y aunque vea a Santiago Segura demasiado plano durante toda la historia, el objetivo global se consigue.
Una madre agobiada por las tareas domésticas (donde los hijos son el principal peso) y laborales, se marcha sola al viaje que había organizado con su marido por el aniversario de ambos. Es él (Santiago Segura) quien le lanza el reto de que será capaz de ocuparse de todo (casa, niños y trabajo) mientras ella se relaja durante una semana de lujo en unas vacaciones de ensueño.
La película es un continuo ir y venir de situaciones que pueden suceder a cualquier familia española, pero donde la forma en que las resuelve el padre incitan a la risa continua.
Lo dicho, una película para pasar un buen rato.
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