miércoles, 22 de noviembre de 2017

Un fantasma anda suelto

Atraído porque su guionista fue también el de Lo imposible y El orfanato, a la vez que su productor participó en El orfanato y Un monstruo viene a verme (todas me gustaron), fui hace un par de semanas a ver El secreto de Marrowbone. Debo reconocer que el trailer (que, como todos, engaña) también influyó en mi decisión.
Una mujer y sus cuatro hijos dejan Inglaterra huyendo de su violento marido y padre. Acaban en un lugar perdido de Estados Unidos, y allí inician una nueva vida. 
Todo se trunca cuando la madre fallece por una enfermedad, y los cuatro hermanos deciden ocultar su muerte para evitar que los separen ya que todos son menores de edad. Se ocultarán hasta que el mayor cumpla los 23 años.
A partir de ahí se teje una historia marcada entre el aislamiento de los hermanos en una gran casona, y las ganas de salir de ella que tienen todos. El único que hace sus pinitos es el mayor, aprovechando que debe acudir al pueblo periódicamente para proveer víveres. Un tercer elemento estaría en las personas extrañas que por diversas razones (unas más nobles que otras) meten sus narices en la familia que quiere permanecer anónima.
El asunto se complica aún más cuando en la casa empiezan a ocurrir cosas extrañas. Quizá porque en el desván hay un fantasma. O quizá el fantasma esté por toda la casa. ¿O igual no hay fantasma?. Lo cierto es que el secreto va poco a poco desvelándose, y cuando parece que no ocurre nada, te vas dando cuenta de que es todo lo contrario. No es verdad casi nada de lo que parece serlo. Bueno, o quizá sí que lo sea todo.
Original historia con un final en cierto modo previsible, pero con algún elemento más que sorprendente e incluso poco creíble. Pero para eso es el cine, ¿no?

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