domingo, 17 de noviembre de 2019

Rico pero un poco pobre

El otro día veía Notting Hill por enésima vez, y volvía a encantarme aquel comentario que Julia Roberts le hace a Hugh Grant en relación a sus pies. Ella, mirándole los pies, le pregunta que si conocía lo que se decía de las personas con los pies grandes. Él, intrigado y temiéndose lo peor, le dice que lo ignora... y ella responde... "A pies grandes... zapatos grandes".
Es de una lógica aplastante el que alguien que tiene los pies grandes, utilice zapatos grandes. Sin embargo, no ocurre lo mismo en una sala de cine prácticamente llena; el alto número de espectadores no significa obligatoriamente que la película sea buena.
Eso me ocurrió con Si yo fuera rico. La sala estaba más concurrida de lo habitual, o al menos de cuando voy al cine, pero la película no fue tan interesante como esperaba yo y, supongo, el resto del personal.
Un tipo que está en proceso de divorcio tiene suerte y le tocan 25 millones de euros en el euromillón (o algo así). Para evitar que su mujer se quede con la mitad del premio, decide ocultarle tanto a ella como a todos sus amigos que se ha convertido en millonario. Eso hace que viva una doble vida llena de situaciones cómicas que te hacen pasar un buen rato, pero poco más.


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