domingo, 30 de diciembre de 2007

Ramón del Hoyo López, obispo de Jaén

EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA


“Dicen que es asignatura obligatoria porque es una ley que ha pasado por el Parlamento. También las leyes de Hitler pasaron por el Parlamento”

“Se está pensando en un Estado laico donde lo religioso sobra, pero España no es laico, es un país aconfesional, sencillamente es así... o reforme la Constitución”

“Gobernar es servir y no imponer”

“A pesar de que la cresta de la ola esté muy alta en este momento, se serenarán las aguas”

Vaya la que se ha montado con lo de la concentración que ha hecho hoy la Iglesia en Madrid a favor de la familia. Bueno, a favor de la familia y contra algunas cosas como el divorcio express, los matrimonios gay, y la asignatura Educación para la ciudadanía. La verdad es que no voy a entrar a valorar, hoy y ahora, lo dicho y hecho durante la concentración, que tanta repercusión está teniendo en los medios de comunicación, e imagino que dará mucho más que hablar.

Pero sí he recordado una entrevista que un servidor le hizo al obispo de Jaén, Ramón del Hoyo López, hace unos meses. Fue en Onda Jaén Radio. Se planteaba el nuevo curso escolar –creo que fue a finales de julio de 2007- y había, aún hoy existe, un gran debate sobre la asignatura Educación para la ciudadanía. ¿Un ejemplo?... lo ocurrido hoy en Madrid.

He de reconocer que me sorprendió lo mucho que se mojó entonces el Obispo. No tuvo pelos en la lengua. Y la verdad es que, al margen de que las ideas puedan ser mejores o peores, siempre es digno de alabanza que se planteen de una manera clara, sin medias tintas, huyendo de lo políticamente correcto, defendiendo unos postulados y posicionamientos que se pueden compartir, o no, pero ahí están. Me gustó, ya digo, la claridad.

Por eso, y por la oportunidad del tema, he decidido incluir en este blog una sección de entrevistas. Queda inaugurada con la de Ramón del Hoyo. Serán entrevistas a personas que, como ésta, tengan cosas que decir. Estamos ante la primera, pero recordad que esto se dijo hace cinco meses. Ahora, con la distancia que permite la perspectiva del tiempo, mucho de lo dicho, que ya antes no tenía desperdicio, adquiere aún más valor. Otras de las cosas dichas dejaron en el aire unas previsiones, unas esperanzas que finalmente no se han cumplido... y resultan realmente sabrosas.

Lo que encontraréis a continuación es una trascripción casi literal de la entrevista, aunque con alguna modificación. Resulta algo larga, es cierto, pero he querido ser lo más fiel posible a lo que se dijo.

Un último compromiso. Intentaré realizar una nueva entrevista al Obispo sobre este mismo asunto, analizando lo que dijo entonces y lo que ha ocurrido en este tiempo. Será una entrevista única y exclusivamente para ser reproducida en este blog.

Pregunta.- Vaya lío que se está montando en torno a esta asignatura Educación para la ciudadanía. Llama la atención esta oposición tan contundente que está manteniendo la Iglesia para que se imparta la asignatura en los colegios. ¿Por qué este no a Educación para la ciudadanía?

Respuesta.- La Iglesia se opone a determinados aspectos, no a la asignatura. Esto que quede muy claro. El gobierno es quien tiene la competencia en determinar lo que aparece en un currículum. Sin embargo, en esta asignatura en concreto el Episcopado está diciendo que hay aspectos muy correctos: todo lo que signifique la formación en el ordenamiento constitucional, en las declaraciones universales de los derechos humanos, en valores comunes, en deberes comunes cívicos de personas y grupos. Pero la Iglesia ha advertido que hay aspectos donde se entra en materias muy delicadas de la conciencia. Y que esos aspectos no pertenece en su regulación al Gobierno sino que según incluso las normas constitucionales y otros principios normativos, pertenece fundamentalmente a los padres. Esto es un conflicto de conciencia grave que presenta esta ley ante padres y profesores en esos aspectos de la formación moral de la conciencia, no en otros. Por tanto, la Iglesia no se opone, en absoluto, a esta asignatura. Se opone a esos contenidos en ese alcance porque entiende que van más allá de las competencias de la propia legislación del Estado.

P.- ¿Considera, por lo tanto, que debería haber algún tipo de consenso a la hora de definir estos contenidos?. Muchos padres en muchos colegios van a objetar conciencia a que sus hijos reciban esta asignatura. Lo que ocurre es que el Gobierno también lo tiene claro: no va a permitir la objeción de conciencia.

R.- El Estado no puede suplantar a la sociedad como educador de las conciencias. Su obligación es promover y garantizar el ejercicio del derecho a la Educación por aquellos a quienes les corresponde esta función que son, en régimen democrático, los padres; con el respeto a la libertad de conciencia y a un pluralismo social. Esto es lo que corresponde efectivamente a un gobierno. Dicen que es asignatura obligatoria porque es una ley que ha pasado por el Parlamento. Bueno, también las leyes de Hitler pasaron por el Parlamento, señores. Es que son argumentos que se están esgrimiendo que verdaderamente están creando una crispación innecesaria y es de lamentar esto porque está dividiendo a la sociedad. Y esto, desde luego, no lo queremos los obispos en absoluto. Jamás. Todo lo contrario. Pero claro, cuando una vicepresidenta que antesdeayer venía a decir algo así como que hay ignorancia, que se está creando miedo. Oiga, con todos los respetos, también otros hemos aprobado Derecho Constitucional en una Universidad y sabemos de qué hablamos, y sabemos qué dice la Constitución española y qué dicen los acuerdos Iglesia-Estado. Y por tanto no es imponer nada. Es proponer, es informar a los padres sobre el alcance de todo esto. Por tanto, quien tiene la palabra fundamentalmente son los padres y los profesores. Y quizá el lado positivo que tenemos que ver en todo esto es un debate que se ha abierto abriendo la conciencia de los padres de su responsabilidad en la Educación, incluso en muchos centros. Este lado positivo tampoco debemos ignorarlo. Ahora bien, la Iglesia siempre ha respetado a las autoridades civiles, goza... quiere gozar de independencia en toda forma política, pero no se le puede tampoco, en principio de una ley de libertad religiosa, no se puede hacer callar unos planteamientos. (La Iglesia) Habla, propone e informa. Y este es el diálogo que ha buscado la Iglesia desde hace tiempo con esta ley. Lo que ocurre es que ha debido ser un diálogo en aspectos fundamentales donde nunca se ha querido entrar.

P.- ¿Considera que al final de todo esto habrá acuerdo?

R.- Ojalá. Es lo que está esperando la sociedad. Y mire, el problema de la objeción de conciencia... parece que el defensor del pueblo habla de que no está regulado. No estaba regulado tampoco cuando los primeros objetores de conciencia tuvieron que pasar por la cárcel en cuanto al servicio militar y luego se reguló. El tema de la objeción de conciencia es un derecho de la persona. Este es un problema grave que debe hacer pensar a los políticos

P.- Me llama la atención que se haga tanto hincapié en el hecho de que en la Constitución aparece que España es un país laico, pero a todo el mundo se le olvida eso que usted decía antes, los acuerdos con el Vaticano que, si no recuerdo mal, datan del año 1973.

R.- España no es un país laico, perdone. España es un país aconfesional. Aconfesional quiere decir que no favorece una religión concreta ni está en la línea de una religión, pero no se opone a la libertad del ejercicio de la religión a todos los ciudadanos. Y lo ampara y lo defiende. Tanto a los musulmanes, como a los católicos, como a otras iglesias protestantes. Esa es la realidad que habla nuestra Constitución para España. Es un Estado aconfesional. Lo que ocurre es que se está pensando en un Estado laico. Entonces el estado laico es lo religioso sobra... no es así sencillamente o reforme la Constitución.

P.- Llama la atención el fuerte posicionamiento que está fijando la Iglesia en este debate. Hay quien la critica por ello. Aunque también hay creyentes de a pie de la propia Iglesia que echaban de menos actitudes tan claras y tan contundentes como estas a la hora de defender sus postulados.

R.- En realidad es un principio, es algo fundamental de los derechos fundamentales. Es algo así como si ahora se impusiera aquí la esclavitud. ¿Cómo no vamos a hablar? Este derecho a la Educación en manos de los padres es un tema clave y fundamental. Mucho más conociendo los contenidos de esta asignatura, de una ideología marcada por un nihilismo, por un relativismo, es una ideología de género, mutila cualquier referencia a la trascendencia, no se busca el por qué de las cosas, todo se arregla con un diálogo, y ¿dónde está la verdad? ¿se busca la verdad? Esto es lo fundamental. Hay toda una serie de cuestiones de fondo en toda esta asignatura que no aparecen suficientemente explicitadas y sin las cuales no es posible llegar a la conciencia de los alumnos porque son las preguntas que están detrás de muchas cuestiones concretas. Es significativo, por ejemplo, que la palabra verdad, la palabra mal, bien, culpa... apenas aparecen a lo largo de las páginas. En alguna forma todo parece quedar remitido a lo que son en este momento histórico unos valores determinados, una conciencia cívica determinada y una legislación vigente determinada. Así no se educan las conciencias de las personas que van a tener en sus manos la sociedad en el futuro.

P.- En esta, llamémosle así, disparidad de criterios entre Iglesia y Gobierno, me llama la atención un movimiento que hay contra la Iglesia donde se está intentando destacar posicionamientos arcaicos que podría estar defendiendo la Iglesia de épocas pasadas. Recuerdo, por ejemplo, Peces Barba que pedía modernidad a los obispos. También hablaba de otra cosa llamativa, de dos tipos de éticas; una, la privada, donde puede entrar la Iglesia, y otra pública donde no puede entrar la Iglesia.

R.- Habría que preguntar qué se entiende por modernidad, a dónde conduce una modernidad del relativismo donde todo cabe, o de un nihilismo donde todo da igual, sin referencias a unas verdades y unos principios comunes. ¿Cómo se organiza o cómo se construye por esos caminos una convivencia en la sociedad? ¿Es la ley del más fuerte? ¿o el caos? ¿o el poder por el poder? Yo entiendo el gobernar es servir y no imponer. Desde luego, la Educación es un encuentro de libertades, y no hay verdadera propuesta educativa si no conduce a una decisión personal libre y respetuosa a los demás. Y esto no se salva en esta asignatura.

P.- ¿Esto vendría a confirmar lo que opinan algunos, que es una especia de la asignatura Formación del Espíritu Nacional de otros tiempos?

R.- La labor educativa implica ante todo libertad desde propuestas. Y en estas propuestas, desde luego, no debe eliminarse el tema de la trascendencia ni valores morales que están en la auténtica, diríamos, intimidad de la persona. Incluido el principio de autoridad, por ejemplo. Educar hoy no es fácil. Y por eso transmitir a las nuevas generaciones valores fundamentales sobre su existencia, sobre su correcto comportamiento, todo esto es muy correcto, pero no elimines lo que es fundamental: su libertad para tomar una decisión personal libre respecto a los demás. En algunos aspectos de la asignatura incluso se secuestra la propia paternidad de los padres porque se elimina un derecho fundamental. Y con mucha incidencia de futuro porque se marcan unas raíces en unas generaciones jóvenes cuyas consecuencias son impredecibles.

P.- ¿Cree usted que esta Educación para la ciudadanía podría ser el contrapunto a la enseñanza de Religión?

R.- Un profesor tiene en sus manos todo, y un mismo texto puede servir para darle una orientación uotra. La clave está en quienes van a impartir esta asignatura. Quien imparta esa asignatura puede eliminar toda ética, toda moral... o incluso, desde esos mismos principios, un educador con una formación que quiere transmitir, con esos mismos principios puede incluso ayudar en sus principios religiosos y morales. Es más, ¿por qué se pone obligatoria? Que es otra de las claves ¿Por qué no se deja a la libre elección como la Religión? ¿Por qué ese afán de que sea obligatoria? Que sería otra de las soluciones, ponerla como optativa.

P.- Es una duda más de las muchas que hay actualmente en el panorama español. Gracias por atendernos, y estaremos atentos a ver cómo finalmente se gestiona esta crisis en la Educación española.

R.- Yo estoy convencido de que llegarán, en la aplicación de estos decretos, consensos porque a nadie interesa una crispación social, y por tanto estoy convencido de que a pesar de que la cresta de la ola esté muy alta en este momento, se serenarán las aguas.

No hay comentarios :