Tengo que reconocer que cuando me enteré de la idea que tenía la Asociación de la Prensa de Jaén de publicar un libro ("Artículos del interior. 43 periodistas escriben sobre Jaén". APJ. 2009) formado por colaboraciones de los propios periodistas, me pareció una tontería. Tontería simplemente porque la historia de la profesión en la provincia había hecho imposible no sólo este tipo de iniciativas, sino algo mucho más básico como la unidad en el sector (que no uniformidad). Marcados por profundas e históricas diferencias, los periodistas -que ya de por sí somos poco corporativistas- en Jaén era llevado ese principio a su máxima expresión.
Sin embargo, por esa misma razón de llevar la contraria -a la que tan aficionado soy, qué le vamos a hacer-, de mostrar cierta rebeldía contra el conformismo generalizado en tantas y tantas cosas, no dudé en aportar mi granito de arena a la iniciativa en cuanto me fue demandado.
Hoy me alegro de aquella decisión porque los periodistas de Jaén hemos demostrado estar vivos. Todavía con un largo camino por recorrer, pero la participación masiva en el libro, así como el lleno absoluto registrado el día de su presentación en sociedad, y sobre todo el intenso debate que ha generado -y que creo sinceramente que servirá para alcanzar nuevas y positivas cosas-, demuestran que algo está cambiando.
Una vez leído el libro -todos los artículos por riguroso orden de publicación-, diría que está marcado por la variedad en cuanto a los contenidos. Unos escritos me han gustado más que otros, pero finalmente los he leído todos excepto uno que me fue imposible. Yo soy muy aficionado a mojarme, y ese es el estilo que más me gusta; de hecho, creo que una obra de este tipo debería servir para eso. No obstante, reconozco mi sorpresa y admiración ante algunos de los artículos que, no teniendo como tema de fondo más que algunos aspectos de nuestra vida normal y cotidiana, derrochan calidad.
No voy a expresar aquí mi opinión sobre los 43 artículos, pero sí quisiera manifestar las notas que me sugirieron algunos de ellos nada más acabar su lectura.
Palomo.- Un detalle incluirlo.
Ginés.- Realiza una magnífica descripción de la provincia, un paraíso donde se vive más que en ningún otro lugar, con mucho potencial natural, patrimonial, monumental y también económico. Sin embargo, seguimos siendo los últimos en casi todos los índices de desarrollo. Unos, los que gobiernan, hablan bien del futuro; otros, los de la oposición, hablan mal. El futuro, sólo Dios lo sabe. Son las paradojas del paraíso de interior.
Agudo.- Ya seguí, en su día, sus colaboraciones y duelos al sol con Armenteros. Mucha ironía, que es lo que a mí me gusta, porque no sólo hay que leer las líneas sino también entre ellas. Si tuviésemos que conformar la Orden de los Caballeros Escribientes Jaeneros, aquí tendríamos a uno de ellos; sin lugar a dudas, el Primer Maese.
Armenteros.- Ha estado acertado Fuentes al colocar juntos a Agudo y Armenteros. Sus textos tienen sentido por sí solos, peor también se complementan cuando reproducen sus enfrentamientos del Jaén 21. Una lástima que para disfrutar del placer armenterino tengamos que esperar a hechos extraordinarios como este libro, o a las colaboraciones de un periódico. Sublime lo de las albardas y las catenarias; aunque es sólo uno más. ¡¡Más madera!! por favor, Juan.
Plaza.- Una de cal y otra de arena. Bien lo del aeropuerto, pero no entiendo que se alabe tanto la cagada de las Tierras del Olivo.
Liébana.- Es uno de los mejores fotógrafos -sin cámara- que conozco. Y es que sus obras no sólo reflejan un aspecto de la realidad que enfocan, sino que destacan especialmente por traer a un primer plano lo que sólo es posible ver con los ojos de un camarógrafo experimentado.
Remedios.- Me gustan las cosas con sabor; este texto lo tiene, y mucho. Creo que debe ser la misión del periodista, informar de lo que se ve, de lo que es evidente, pero también de lo que hay detrás. Eso se llama interpretar... y mojarse.
Centeno.- Es la primera vez que leo algo suyo, y me gusta cómo lo hace. También me gusta que hable de sus cosas, de lo que le interesa.
López.- Es otro de los Maese de este libro. Es una de las plumas más irónicas y finas de ésta, nuestra provincia. Lo era en Diario Jaén, también en Ideal y en Jaén 21. El que su ventana esté ahora mismo cerrada es uno de los lujos que nos estamos permitiendo, y del que seguro nos arrepentiremos... si no se abre pronto.
Pilar.- Me sorprende. Acostumbrado a sus cuentos y composiciones extrañas y sobrenaturales, quedo boquiabierto ante un artículo de sentir general, pero seguro del que, como la capa, cada uno podrá hacer su propio sayo. Cambia su misticismo habitual por la puntería del experto francotirador.
De la Torre.- Un problema, el de la convivencia. Creo que apela demasiado a los tópicos de payos y gitanos, cuando el debate debe ser mucho más profundo y complejo.
Jorge.- Quien olvida su pasado está condenado a repetirlo.
Abolafia.- Me sorprende. Debería cultivar más este tipo de escritos.
Poveda.- El mar (tópico) de olivos que me sugería el título ha sido finalmente un mar revuelto pero siempre hacia la esperanza. Buenísimo el artículo, y es que Poveda es uno de los periodistas tapados de Jaén.
Vicente Oya.- No podía faltar. Siempre está ahí, y siempre cobrando lo mismo. Uno de los mejores villancicos que he escuchado nunca.
Ángel González.- por el título pensé que sería otro típico reportaje más del 11-M, sin embargo me sorprende y me llama la atención tanto lo original de la forma (alternando el presente con el recuerdo de lo sucedido) como del contenido (todo articulado en torno a la experiencia personal de alguien que estuvo allí).
Javier Fuentes.- Impresionante relato vivido/contado en primera persona, de ahí que sea imposible de igualar desde fuera. En algunos momentos llega a ser sobrecogedor, y al final no sé si va dirigido a quienes esperan con esperanza, a quienes esperan desesperanzados, a las familias de los enfermos, a las familias de quienes mueren y tiene sus manos el salvar muchas vidas... o a todos.
Jorge Gallardo.- Increíble que diga esto quien lo dice. Se merece un catite él solo. En unos días os lo presento.
Hoy me alegro de aquella decisión porque los periodistas de Jaén hemos demostrado estar vivos. Todavía con un largo camino por recorrer, pero la participación masiva en el libro, así como el lleno absoluto registrado el día de su presentación en sociedad, y sobre todo el intenso debate que ha generado -y que creo sinceramente que servirá para alcanzar nuevas y positivas cosas-, demuestran que algo está cambiando.
Una vez leído el libro -todos los artículos por riguroso orden de publicación-, diría que está marcado por la variedad en cuanto a los contenidos. Unos escritos me han gustado más que otros, pero finalmente los he leído todos excepto uno que me fue imposible. Yo soy muy aficionado a mojarme, y ese es el estilo que más me gusta; de hecho, creo que una obra de este tipo debería servir para eso. No obstante, reconozco mi sorpresa y admiración ante algunos de los artículos que, no teniendo como tema de fondo más que algunos aspectos de nuestra vida normal y cotidiana, derrochan calidad.
No voy a expresar aquí mi opinión sobre los 43 artículos, pero sí quisiera manifestar las notas que me sugirieron algunos de ellos nada más acabar su lectura.
Palomo.- Un detalle incluirlo.
Ginés.- Realiza una magnífica descripción de la provincia, un paraíso donde se vive más que en ningún otro lugar, con mucho potencial natural, patrimonial, monumental y también económico. Sin embargo, seguimos siendo los últimos en casi todos los índices de desarrollo. Unos, los que gobiernan, hablan bien del futuro; otros, los de la oposición, hablan mal. El futuro, sólo Dios lo sabe. Son las paradojas del paraíso de interior.
Agudo.- Ya seguí, en su día, sus colaboraciones y duelos al sol con Armenteros. Mucha ironía, que es lo que a mí me gusta, porque no sólo hay que leer las líneas sino también entre ellas. Si tuviésemos que conformar la Orden de los Caballeros Escribientes Jaeneros, aquí tendríamos a uno de ellos; sin lugar a dudas, el Primer Maese.
Armenteros.- Ha estado acertado Fuentes al colocar juntos a Agudo y Armenteros. Sus textos tienen sentido por sí solos, peor también se complementan cuando reproducen sus enfrentamientos del Jaén 21. Una lástima que para disfrutar del placer armenterino tengamos que esperar a hechos extraordinarios como este libro, o a las colaboraciones de un periódico. Sublime lo de las albardas y las catenarias; aunque es sólo uno más. ¡¡Más madera!! por favor, Juan.
Plaza.- Una de cal y otra de arena. Bien lo del aeropuerto, pero no entiendo que se alabe tanto la cagada de las Tierras del Olivo.
Liébana.- Es uno de los mejores fotógrafos -sin cámara- que conozco. Y es que sus obras no sólo reflejan un aspecto de la realidad que enfocan, sino que destacan especialmente por traer a un primer plano lo que sólo es posible ver con los ojos de un camarógrafo experimentado.
Remedios.- Me gustan las cosas con sabor; este texto lo tiene, y mucho. Creo que debe ser la misión del periodista, informar de lo que se ve, de lo que es evidente, pero también de lo que hay detrás. Eso se llama interpretar... y mojarse.
Centeno.- Es la primera vez que leo algo suyo, y me gusta cómo lo hace. También me gusta que hable de sus cosas, de lo que le interesa.
López.- Es otro de los Maese de este libro. Es una de las plumas más irónicas y finas de ésta, nuestra provincia. Lo era en Diario Jaén, también en Ideal y en Jaén 21. El que su ventana esté ahora mismo cerrada es uno de los lujos que nos estamos permitiendo, y del que seguro nos arrepentiremos... si no se abre pronto.
Pilar.- Me sorprende. Acostumbrado a sus cuentos y composiciones extrañas y sobrenaturales, quedo boquiabierto ante un artículo de sentir general, pero seguro del que, como la capa, cada uno podrá hacer su propio sayo. Cambia su misticismo habitual por la puntería del experto francotirador.
De la Torre.- Un problema, el de la convivencia. Creo que apela demasiado a los tópicos de payos y gitanos, cuando el debate debe ser mucho más profundo y complejo.
Jorge.- Quien olvida su pasado está condenado a repetirlo.
Abolafia.- Me sorprende. Debería cultivar más este tipo de escritos.
Poveda.- El mar (tópico) de olivos que me sugería el título ha sido finalmente un mar revuelto pero siempre hacia la esperanza. Buenísimo el artículo, y es que Poveda es uno de los periodistas tapados de Jaén.
Vicente Oya.- No podía faltar. Siempre está ahí, y siempre cobrando lo mismo. Uno de los mejores villancicos que he escuchado nunca.
Ángel González.- por el título pensé que sería otro típico reportaje más del 11-M, sin embargo me sorprende y me llama la atención tanto lo original de la forma (alternando el presente con el recuerdo de lo sucedido) como del contenido (todo articulado en torno a la experiencia personal de alguien que estuvo allí).
Javier Fuentes.- Impresionante relato vivido/contado en primera persona, de ahí que sea imposible de igualar desde fuera. En algunos momentos llega a ser sobrecogedor, y al final no sé si va dirigido a quienes esperan con esperanza, a quienes esperan desesperanzados, a las familias de los enfermos, a las familias de quienes mueren y tiene sus manos el salvar muchas vidas... o a todos.
Jorge Gallardo.- Increíble que diga esto quien lo dice. Se merece un catite él solo. En unos días os lo presento.
1 comentario :
Antes de nada agradecer tus elogios, caro Amador. Palabras como las tuyas ayudan a hacer más llevadero el oficio este de contar cosas. Muy acertados y valientes tus comentarios sobre el libro. No deberíamos esperar tanto para escribir y conocer lo que escriben nuestros colegas. Me enorgullezco de que eches de menos mis escritos, y me comprometo a tratar de estar más presente, al menos en los blogs. De hecho acabo de comprometerme en el mío a romper mi dejadez. Espero que, al menos virtualmente, nos sigamos visitando.
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