Esta tarde he pasado por la Avenida de los pollos. Es mi primera visita desde que el otro día quedara cortada al tráfico porque la tromba de agua que calló sobre la capital hizo que en algunas zonas hubiera medio metro de agua de altura, haciendo intransitable la calle, por lo que la Policía Local no tuvo más remedio que impedir la circulación de vehículos.
Me llama tremendamente la atención que una obra -acabada hace apenas un mes, y en la que se trabajó durante medio año- se inunde a las primeras de cambio.
Igual se trata de que ha llovido más de lo que es normal por estos lugares, y resulta imposible cualquier medida preventiva... que puede ser. Pero a lo peor la razón de esta historia está en que quien tuvo que hacerlo en su día, no hizo bien su trabajo. Me estoy refiriendo a quien diseñó la obra. No lo sé. A la vez que reconozco mi total analfabetismo en este tipo de historias, también me creo en mi derecho de opinión porque soy uno de los ciudadanos con cuyos impuestos se paga lo que allí se hizo (o se mal hizo). Me estoy refiriendo al hecho de que hoy, en mi visita a esta calle, no he visto ninguna tragona por ningún lugar. No hay rejillas por las que pueda irse el agua, no ya de una tromba, sino de cualquier inofensiva tormenta que pueda descargar sobre la capital un día indiscreto del año.
Si no hay tragonas, ¿cómo han previsto las mentepensantes de este nuestro Jaén que se evacue el agua? Y más, tratándose de un lugar llamado Las Lagunillas.
Creo sinceramente que alguien debería dar una explicación... y a lo mejor algo más.
Me llama tremendamente la atención que una obra -acabada hace apenas un mes, y en la que se trabajó durante medio año- se inunde a las primeras de cambio.
Igual se trata de que ha llovido más de lo que es normal por estos lugares, y resulta imposible cualquier medida preventiva... que puede ser. Pero a lo peor la razón de esta historia está en que quien tuvo que hacerlo en su día, no hizo bien su trabajo. Me estoy refiriendo a quien diseñó la obra. No lo sé. A la vez que reconozco mi total analfabetismo en este tipo de historias, también me creo en mi derecho de opinión porque soy uno de los ciudadanos con cuyos impuestos se paga lo que allí se hizo (o se mal hizo). Me estoy refiriendo al hecho de que hoy, en mi visita a esta calle, no he visto ninguna tragona por ningún lugar. No hay rejillas por las que pueda irse el agua, no ya de una tromba, sino de cualquier inofensiva tormenta que pueda descargar sobre la capital un día indiscreto del año.
Si no hay tragonas, ¿cómo han previsto las mentepensantes de este nuestro Jaén que se evacue el agua? Y más, tratándose de un lugar llamado Las Lagunillas.
Creo sinceramente que alguien debería dar una explicación... y a lo mejor algo más.
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