jueves, 17 de septiembre de 2009

Bueno pero peor que el otro

Empiezo con muchas ganas la lectura de Ángeles y Demonios, de Dan Brown (Umbriel, 2004), porque me enganchó, y de qué manera, El código da Vinci. Con esa previa, y por lo mucho y bien que me habían hablado de esta nueva historia, era más que impaciencia lo de empezar el libro. Sin embargo, durante 150 páginas me decepcionó porque era casi lo mismo que el anterior: un muerto marcado con una señal extraña; el mismo Robert Langdon que inicia la investigación de la muerte acompañado de una mujer, familiar del muerto; y en el trasfondo de todo, los mismos contrincantes (la Iglesia frente a una antigua hermandad). Si a todo esto unimos un contexto tremendamente científico más cercano al futuro que al presente, casi se me quitaron las ganas de seguir leyendo.
Sin embargo, todo cambió con el surgir de una trama especie de búsqueda del tesoro donde el objetivo es descubrir al asesino que busca acabar con todo el Vaticano utilizando la mayor arma de destrucción masiva jamás creada por el hombre, y que fue robada al científico muerto con el que comienza la historia.
Ya digo que muy poca originalidad, pero finalmente un libro que engancha gracias a la gran habilidad que tiene Brown para recuperar sociedades o leyendas del pasado, su extrapolación al presente, y todo ello enmarcado en una historia donde se mezcla lo histórico con la ficción, aunque el lector nunca sabe muy bien qué es realidad y qué invención. Lo mejor, el sorprendente final.
En definitiva, peor historia que la anterior aunque no sabemos si mejor que la siguiente, que ya está en las librerías y que tendremos que leer.

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