martes, 19 de abril de 2011

Desesperadamente previsible

No conocía yo la historia esa de que la novena legión romana, la del Águila, desapareció en Britania, allá por el siglo II dC, sin que nada se supiera de ella. Previsiblemente los 5.000 soldados murieron a manos de la tribus locales, pero ni entonces, ni aún hoy, 2.000 años después, se sabe nada cierto científicamente.
Esta es la base de la que parte La legión del águila, y dado que a mí me gusta ese tipo de historias, así como las épicas romanas, pronto quedé emplazado para verla cuando la echaran en el cine. Si a ello le unimos que el productor es el mismo de Cuatro bodas y un funeral, y de Notting Hill, dos películas que me encantan, pues mejor que mejor. Al leer sobre la película, de manera previa a su visionado, también encontré elementos positivos como que actúa Billy Elliot, y que la idea del productor de hacer una de romanos -que le pululaba por la cabeza desde hace años- se reforzó tras el éxito de Gladiator (otro peliculón).
Pues bien, todo esto es malo, y eso que no son más que cosas previas positivas desde mi punto de vista. Pero sin embargo lo considero negativo porque suele pasar que las grandes decepciones casi siempre vienen precedidas por magníficas expectativas. Y esto es lo que me ha ocurrido.
A pesar de todos esos buenos augurios, la película no me ha gustado. Gran historia, mucha acción, una trama interesante, contextualización de lo romano en un espacio diferente... pero todo tremendamente previsible. No sólo pasa lo que esperas, sino que sucede de manera muy simple. Hasta la última toma, la final, quieres creer que va a suceder, aunque lamentas que no suceda. Pues sí que sucede, y tal y como te lo imaginabas.
La Sinde, a la que le gustan los finales felices, seguro que no se la pierde.
P.D. No, si ya empezamos mal cuando hubo que pagar siete eurazos por la entrada.

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