jueves, 11 de septiembre de 2014

Des-educación

Los políticos son, al parecer, la razón de que los estudiantes de los países nórdicos tengan tan buenos resultados en los tests internacionales que se realizan. Y lo son porque hacen de la Educación una cuestión de Estado. Eso significa que hay prioridad a la hora de elaborar las leyes educativas, donde el consenso entre los partidos políticos es obligado. Gracias a esta forma de actuar, los sistemas educativos perduran décadas, dan estabilidad a profesores y alumnos, y los resultados son los que son.
Un modelo muy diferente al de España. Aquí parece que hay prisa por llegar al poder para aniquilar la ley educativa que haya puesto en marcha el anterior gobierno, por lo que podemos contar dichas leyes casi por legislaturas. Si a eso le unimos una interpretación diferente en cada una de las comunidades autónomas... apaga y vámonos.
Viene todo esto porque mi hija de 10 años, que ayer tuvo su primer día de clase en quinto curso de Educación Primaria, volvió a casa con los libros de texto. Esos libros que paga la Administración (nosotros), que cede a los niños, y pasan de unos a otros de año a año. En teoría, existe un control exhaustivo sobre los libros, quedando patente en la contraportada de cada uno el nombre de quien los han ido usando cada año... entiendo que con el objetivo de detectar quien los pudiera haber estropeado y, llegado el momento, pedir explicaciones (que los pague, vamos).
Los libros de mi hija no es que estén un poquito estropeados (sus manos son las terceras por las que pasan), es que dan vergüenza ajena. Páginas arrancas, algunas les faltan, pintarrajeados por todas partes con profusión de aparatos reproductores masculinos, subrayados, con anotaciones, las cuentas hechas en matemáticas... Al final, nos hemos buscado la vida, hemos conseguido otros, y esos los hemos devuelto. Al parecer, me dice mi hija que a algún niño o niña le va a venir bien porque éstos (los de mi hija) no son los que peor estaban; había otros mucho más deteriorados.
¿Estamos locos? ¿Ese es el futuro que queremos para nuestros hijos? Hemos pasado de regalar ordenadores portátiles personales en los colegios a utilizar como manuales libros más propios del tercer mundo.
¿Sabéis una cosa? Seguramente sean los políticos los responsables de estas situaciones, pero creo que somos los padres, las madres... los ciudadanos quienes, con nuestra actitud de permitir tales formas de actuar, tenemos la culpa en última instancia. 
Porque esto que aquí digo sobre la Des-Educación en nuestro país lo podemos extrapolar a otros ámbitos. ¿Verdad?. Pues eso.

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