Recuerdo como si fuera ayer aquellos días de mi niñez, en mi pueblo (ejemplo de la España profunda), cuando iba a la Caja de Ahorros con mi madre. No sé exactamente si el motivo de la visita era retirar dinero -supongo que sí- u otro, pero jamás olvidaré lo solemne de la acción.
Tenía yo ocho o nueve años, y tenía que vestirme con la ropa de los domingos. Había que ir elegante (¡?) por la importancia de la visita.
Era en el entonces Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, hoy legalmente Kutxa, pero comercializada en Andalucía bajo el nombre de CajaSur. Aquello era más que un banco, y la relación entre "banquero" y cliente era mucho más que eso porque además de vecinos (en un pueblo de unos 500 habitantes), todo el mundo era conocido, amigo, confidente, asesor...
Siempre se tenía en gran estima al banco pero principalmente por lo apañao que era el único trabajador-director que tenía. Era el Jaén rural de los años 80, con sus defectos, pero también con sus virtudes -entiendo- como esta.
Mi madre abrió aquella cartilla en el año 1970. Antes de ayer la canceló. Han sido 44 años de relación comercial que han pasado a mejor vida. La oficina del pueblo ya no es lo que era porque el operario de entonces ya se jubiló, y hoy día la cosa se ha limitado a poner un cajero automático y abrir la oficina un par de días a la semana, y solo durante unas horas.
Mi madre hace tiempo que no visita aquel lugar. El residir en Jaén le ha obligado a tratar con otras oficinas y otros operarios. Se ha pasado del cajero-amigo-cliente a la relación comercial más despiadada donde no se tiene en cuenta ningún elemento subjetivo. Solo vale ganar dinero, y al cliente no le queda más remedio que pasar por el aro.
Han pasado de Don Francisco, a Paquito... y entiendo que tampoco es eso. Como en todos los ámbitos de la vida, en el término medio está la virtud. Sobre todo, amigos banqueros, desde que en la población caló aquella máxima aplicable a los empresarios de "Si no cuidas de tus clientes, otro lo hará por ti". A mi madre le ha costado trabajo, pero antes de ayer acabó entendiéndola.
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