No recuerdo antes de qué otra película vi el trailer de La sombra de la ley, pero sí tengo claro que me llamó tanto la atención, que a los pocos días estaba en la sala de cine donde la proyectaban.
Yo esperaba algo parecido a Los intocables de Eliot Ness, es decir, la eterna lucha entre policías que hacen bien su trabajo contra colegas corruptos, y por supuesto contra mafiosos, contrabandistas, asesinos... los malos. Y no sólo encontré eso sino mucho más.
La trama se desarrolla en la Barcelona de la España del año 1921. La situación social es tremendamente convulsa, y aunque no sé si la historia se basa en un hecho real, lo cierto es que hablamos del reinado de Alfonso XIII con una forma de gobernar más próxima a la dictadura que a la democracia, y con los militares teniendo un gran protagonismo prácticamente en todas las instituciones. De hecho, el gobernador civil de Barcelona en la película es un militar; y éste ha dado un ultimátum al comisario de la policía: o encuentra en 48 horas a los autores del asalto a un tren militar cargado de armas, o saca el ejército a la calle. Los principales sospechosos son los anarquistas, y no se quiere que puedan estar armados ante la inminente rebelión popular que se masca en al ambiente, con una población cada vez menos próxima al régimen establecido, y en consecuencia cercana a un cambio de la situación cuya opción más viable es unirse a las prácticas anarquistas.
Luis Tosar encarna el papel de Aníbal Uriarte, un polícia de Madrid que llega a Barcelona para ayudar en el esclarecimiento del robo. Pero Aníbal no sólo tiene enfrente a los bajos fondos de la ciudad, sino también a un buen número de policías corruptos cuyo principal interés es el propio.
En este contexto Uriarte empieza a hacer cosas raras, sorprendentes tanto para sus compañeros como para el propio espectador. Es como si su personaje escondiese algo, o igual es sólo una apreciación personal.
Me resulta tremendamente atractiva tanto la historia en sí, como su desarrollo, y especialmente las muchas dudas y contradicciones que debe afrontar nuestro héroe, Aníbal, ante una situación social complejísima donde buenos y malos hay en todos los bandos.
Uriarte viene a ser algo así como nuestro James Bond al servicio de Su Majestad, o el Capitán Alatriste de principios del siglo XX. Su lealtad al país no es cuestionable. Otra cosa es que no sepamos muy bien, o no esté perfectamente claro, qué significa eso, la lealtad al país.
La película es un más que claro ejemplo de las sombras, y también las luces, que ha habido en el pasado, que hay en el presente, y que seguro siempre habrá en torno a la ley.
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