Carlos del Amor es un magnífico contador de historias. Lo demuestra cada día con su trabajo en RTVE, y por eso mismo es uno de mis referentes periodísticos de este país. Pero me ha descolocado con Confabulación (Del Amor, Carlos. Espasa. Barcelona. 2017).
Me gusta tanto su trabajo audiovisual que estaba seguro -y deseaba- que daría el salto al mundo editorial. Lo hizo con La vida a veces y, quizá porque mis expectativas eran muy altas, me decepcionó bastante que optara por ofrecernos minihistorias.
Pero a un referente no lo relegas a las primeras de cambio. Hay que darle otra oportunidad. Así, llegó El año sin verano. Esto ya era otra cosa, y aunque la satisfacción no fue completa por algún tópico repetido, sí que vimos a un Carlos del Amor más cercano al escritor que esperamos.
Confabulación es su tercer libro, y tras leerlo vuelvo a las malas sensaciones.
Andrés es un tipo normal a quien le detectan una enfermedad mental rara: confabulación (lo he buscado, y es algo que existe realmente). Su mente va por libre en algunos momentos, y eso hace que cree situaciones que no han ocurrido en realidad, pero él las tiene en su mente como ciertas. A partir de este punto inicia un viaje interior que le lleva a intentar averiguar cuáles de sus recuerdos sucedieron y cuáles no.
Confabulación es la historia de una persona que el cuestionar su pasado le lleva a replantearse su presente, y a intentar ser dueño de su futuro.
El libro empieza con mucha fuerza para coger después una línea más plana porque no sabes si lo que te cuenta ocurre realmente o es una invención más del protagonista. El inicio promete porque te sorprende la confabulación y te intriga por dónde puede ir el resto la historia; pero Del Amor toma un camino que te lleva incluso a no disfrutar con la lectura ya que tienes la sensación de que te están mintiendo; por eso paso páginas por llegar al final, sin demasiada ilusión en ilusionarme. De todas formas siempre tienes la esperanza de que llegue ese giro inesperado que te deje con la boca abierta, y...
Quizá una de las causas de mi sinsabor sea que tanta reflexión llega a aburrirme.
Pese a la decepción, sigo confiando en Del Amor. Le daré otra oportunidad.
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