No sé en virtud de qué Ley o Norma se rige la Junta Electoral Central (JEC) en nuestro país, pero visto lo visto en los últimos días, urge una reforma.
Es entendible que este tipo de Organismos tenga como finalidad que todos los partidos políticos que presentan candidatura dispongan, de manera gratuita, de un tiempo en los medios de comunicación públicos para difundir sus programas electorales. Los grandes partidos tienen recursos suficientes para pagárselo, pero hay otros muchos que no; ahí es donde debe hacerse visible el trabajo de la JEC.
Pero está fuera de lugar el que esté determinado por Ley el tiempo, informativamente hablando, que hay que destinar a cada partido en función de los resultados que tuvo en las anteriores elecciones; ni en qué lugar de orden debe aparecer cada información en los telediarios; ni quién debe participar en los debates... Con ello lo único que estamos haciendo es sustituir la riqueza del periodismo por la monotonía del protocolo. Todo esto ocurre en los medios de comunicación públicos, y ello supone una clara limitación de su propio ser.
Una cosa es obligar a los medios públicos a que pongan a disposición de los partidos y de los candidatos espacios específicos, y otra es que determine cómo se debe informar.
Ayer os indicaba lo ridículo que resultó que la JEC obligue a RTVE a un debate a seis con la presencia de dos partidos políticos como PNV y ERC que no presentan candidatos en todas las provincias de España, sino únicamente en sus comunidades autónomas. ¿Para qué quiero yo, en Andalucía, conocer sus propuestas si no tengo opción de votarlos. Y sin embargo se prohíbe que participe un representante de Vox, como en su día ocurrió con Podemos, porque no tiene representación en el Congreso. Lo dicho, una Ley Electoral de locos porque tiende a confundir la necesidad de espacios gratuitos en los medios públicos a todos los partidos para garantizar la igualdad de oportunidades, con llevar esa misma igualdad a los servicios informativos cuando no todos son lo mismo de interesantes, insisto, informativamente hablando.
Hasta ahora la queja de estos elementos afectaba a los medios públicos, pero ayer nos quedamos con la boca abierta cuando la JEC prohibió a Atresmedia un debate que tenía organizado con los cabezas de lista de varios partidos políticos, entre ellos Vox. Dice la JEC que ese debate no se puede hacer porque Vox no tiene representación en el Congreso, y por tanto no existe proporcionalidad en la configuración del debate. ¡¡¿¿Estamos locos??!! Un medio privado hace lo que le parece oportuno porque no está, o al menos no debe estar, sujeto a esos criterios (también discutibles) que se aplican a los medios privados.
Pues parece que las incongruencias demostradas en el pasado por la JEC no sólo se repiten sino que se incrementan en estas elecciones. O se reconduce esto o corremos el riesgo de que los debates y las informaciones electorales se conviertan en algo tan aburrido como ya empiezan a ser.
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