En Ad Astra, Brad Pitt es uno de los mejores astronautas que existen en una sociedad situada en un futuro lejano de nuestro planeta. Por ello, y por algo más, recibe el encargo de viajar en misión secreta hasta los confines del sistema solar. Allí podría estar su padre (desaparecido y dado por muerto hace años) todavía con vida, que en su día fue el responsable de una ambiciosa misión espacial con la que se perdió el contacto.
Pitt debe encontrar a su progenitor (interpretado por Tommy Lee Jones), y resolver un misterio del pasado que podría estar poniendo en grave riesgo la vida actual en la Tierra.
Aunque la simple presencia de estos dos protagonistas hace pensar que la película tiene buena pinta, una vez que la has visto te cambia la idea. Así es porque la historia se desarrolla de una manera desesperadamente lenta, que exaspera por momentos, y no ya únicamente por la acción sino también la trama.
Lo que podría haber sido una interesante película de ciencia ficción espacial se convierte en una continua duda existencial de Brad Pitt sobre quién es, qué es, qué fue, en qué puede convertirse, la relación amor-odio con su padre, con su profesión, con quienes le rodean y le importan... Y todo ello aderezado con una pizca de conciencia medioambiental.
Más de dos horas de cinta donde se piensa más que se actúa, y en un contexto espacial tremendamente lento hace que la película sea mucho menos de lo que se espera de ella.
No hay comentarios :
Publicar un comentario