Ya está todo el pescado vendido. El próximo domingo, 6 de octubre, realizaré lo que será mi maratón número 17. A las nueve de la mañana tomaré la salida en el maratón de Bruselas.
Será la última etapa del plan de entrenamiento que empecé el pasado 15 de julio. El inicio fue con muchas ganas y ánimos (pulsa AQUÍ para recordarlo), pero 12 semanas después la cosa ha cambiado. Un resfriado que cogí a finales de julio y solté casi a principios de septiembre (36 días, ahí es nada), y algún problemilla que ha surgido en el trabajo hace que tanto la preparación física como la mental no sean las mejores para afrontar el gran reto.
Las circunstancias han hecho que modifique mis planes, y si en un primer momento la intención era bajar de 3h30, y a ser posible mejorar mi mejor marca en la distancia que está en 3h25'10'', a día de hoy me conformo con no superar las 4 horas. No es por nada; simplemente porque hasta ahora he acabado todos los maratones que he iniciado, y además nunca he tardado más de 4 horas en recorrer los 42.195 metros. Ese será pues el objetivo.
La idea es disfrutar tanto de la competición como del viaje. Quizá la carrera no llegue en el mejor momento, pero a lo mejor tampoco es tan malo. Viendo los vientos que corren, igual viene bien desconectar por unas jornadas del quehacer diario porque en el horizonte se vislumbran grandes e importantes batallas que librar.
Alea iacta est.
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