Estos días estoy asistiendo con gran perplejidad a un espectáculo que me parece lamentable, pero que por desgracia se repite periódicamente. Me estoy refiriendo a esos valientes que cuando el árbol está fuerte y sólido no hacen más que arrimarse a su sombra en busca de algún beneficio. En ocasiones, y pese a que lo conseguido no es lo que pretendían, optan por darse la media vuelta y criticar por la espalda, para luego seguir manteniendo las formas políticamente correctas a la hora de mirarse a la cara.
Pero cuando ese árbol cae, no se duda ni un segundo, no sólo en hacerlo leña, sino en mearse y remearse en él.
Lo peor de todo es que no se trata de algo nuevo, sino de lo habitual.
¿No somos capaces de ver que quienes hoy se mean, mañana serán meados?.
Todo un ejemplo de cordura y valentía.
Del respeto a la persona hablamos otro día.
Pero cuando ese árbol cae, no se duda ni un segundo, no sólo en hacerlo leña, sino en mearse y remearse en él.
Lo peor de todo es que no se trata de algo nuevo, sino de lo habitual.
¿No somos capaces de ver que quienes hoy se mean, mañana serán meados?.
Todo un ejemplo de cordura y valentía.
Del respeto a la persona hablamos otro día.
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