Mi opinión sobre la calidad del escribir de Javi López es como la del personal sobre el torero de turno, o muy parecido a lo que lanzan las gradas sobre el árbitro del partido. Está dividida.
Como autor de información lo veo... aseado, unas veces mejor que otras, lúcido en ocasiones, normalico, del montón.
Como autor de opinión... no tiene precio. Vale su peso... en huevos fritos con patatas y pimientos (es que me gustan más que el oro).
Su estilo es tremendamente personal. Muy poco habitual. Como dijo Buendía en el acto de presentación de este libro, nunca he leído nada igual. En el fondo, se moja como nadie -algo a lo que no todos los opinadores se atreven, y de hecho eso le ha costado más de un ojo de la cara-. En la forma, para hablar del asunto del día de turno, realiza una original y acertada mezcla del presente con referencias al pasado, al futuro, al refranero, a frases hechas, a típicos y a tópicos, a proverbios chinos -si se tercia-, a la memoria histórica, también a la periodística... y todo ello mezclado con un fino -a veces basto- sentido del humor, a lo que añadimos unas gotitas de ironía, y lo aderezamos todo con un mucho de lo aprendido en la mejor de las universidades en las que uno se puede doctorar: la de la vida.
Este es el estilo de Javi López, con el que durante mucho tiempo disfruté a través de su columna en Diario Jaén, y después de manera más o menos continua en otras publicaciones. Incluso hizo una incursión en el mundo de los blogs, que poco le duró.
Esa fórmula que inventó es la que ahora desarrolla en su primer libro: El Apátrida (Javier López. Enfoques Educativos. Jaén. 2011. 155 pgs). Para mí, toda una delicia, insisto, por el estilo, por la arquitectura tan particular que aplica en sus construcciones.
¿La historia?. Creo sinceramente que es lo de menos. Dos hermanos especiales que recorren España en busca de la primera página del Cantar del Mío Cid. Su viaje llega hasta los tópicos más típicos del país: Andalucía, Madrid, Cataluña, el País Vasco; algo que el autor utiliza para posicionarse sobre lo andaluz, sobre el centralismo madrileño, sobre la pela-noespaña catalanista, sobre el problemón vasco... Pero igual nos podría haber hablado del sexo de las ranas, o de las tendencias estéticas en el mundo árabe.
Lo importante es cómo se dice lo que se dice. En segundo plano queda el punto de partida, el desarrollo y el final del viaje. Es Javi López en estado puro. Es el estilo Javi López.
Como autor de información lo veo... aseado, unas veces mejor que otras, lúcido en ocasiones, normalico, del montón.
Como autor de opinión... no tiene precio. Vale su peso... en huevos fritos con patatas y pimientos (es que me gustan más que el oro).
Su estilo es tremendamente personal. Muy poco habitual. Como dijo Buendía en el acto de presentación de este libro, nunca he leído nada igual. En el fondo, se moja como nadie -algo a lo que no todos los opinadores se atreven, y de hecho eso le ha costado más de un ojo de la cara-. En la forma, para hablar del asunto del día de turno, realiza una original y acertada mezcla del presente con referencias al pasado, al futuro, al refranero, a frases hechas, a típicos y a tópicos, a proverbios chinos -si se tercia-, a la memoria histórica, también a la periodística... y todo ello mezclado con un fino -a veces basto- sentido del humor, a lo que añadimos unas gotitas de ironía, y lo aderezamos todo con un mucho de lo aprendido en la mejor de las universidades en las que uno se puede doctorar: la de la vida.
Este es el estilo de Javi López, con el que durante mucho tiempo disfruté a través de su columna en Diario Jaén, y después de manera más o menos continua en otras publicaciones. Incluso hizo una incursión en el mundo de los blogs, que poco le duró.
Esa fórmula que inventó es la que ahora desarrolla en su primer libro: El Apátrida (Javier López. Enfoques Educativos. Jaén. 2011. 155 pgs). Para mí, toda una delicia, insisto, por el estilo, por la arquitectura tan particular que aplica en sus construcciones.
¿La historia?. Creo sinceramente que es lo de menos. Dos hermanos especiales que recorren España en busca de la primera página del Cantar del Mío Cid. Su viaje llega hasta los tópicos más típicos del país: Andalucía, Madrid, Cataluña, el País Vasco; algo que el autor utiliza para posicionarse sobre lo andaluz, sobre el centralismo madrileño, sobre la pela-noespaña catalanista, sobre el problemón vasco... Pero igual nos podría haber hablado del sexo de las ranas, o de las tendencias estéticas en el mundo árabe.
Lo importante es cómo se dice lo que se dice. En segundo plano queda el punto de partida, el desarrollo y el final del viaje. Es Javi López en estado puro. Es el estilo Javi López.
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