Las llanuras del tránsito (Jean M. Auel. Círculo de Lectores. Barcelona. 2002. 959 págs) es la cuarta entrega de la serie denominada Los Hijos de la Tierra, que ha vendido millones de ejemplares en todo el mundo, y que nos llega tras El clan del oso cavernario, El valle de los caballos, y Los cazadores de mamuts.
Todo un fenómeno editorial donde Jean M. Auel nos cuenta la historia de una niña desde que tiene cinco años hasta que se hace mayor... y ahí seguimos. Se trata de Ayla, una habitante de la Tierra en la Edad del Hielo que en este cuarto libro recorre, con su amado Jondalar, el camino de regreso hasta su poblado (el de él): los Zelandonii.
La pareja vive un sin fin de aventuras, sobre todo cada vez que se encuentran con un pueblo nuevo ya que ellos viajan a lomos de dos caballos -algo impensable en aquella época pues los caballos sólo servían para cazarlos y comérselos- y un lobo a modo de perro -más extraño todavía ya que el lobo era uno de los principales enemigos del hombre.
Un viaje que la autora titula como el tránsito a través de las llanuras, y que a nosotros nos parece un tránsito marcado por lo insufrible ya que en las primeras 500 páginas prácticamente no ocurre nada; Auel se dedica a realizar interminables descripciones que no aguanto -aunque me consta que hay gente que disfruta con ellas- a la vez que emplea también mucho tiempo en ir situando al lector sobre los antecedentes de los protagonistas. Algo que también me parece un error pues, a pesar de los intentos de la autora, ni por asomo consigue acercar al lector la riqueza de los matices de personajes y situaciones descritos en los libros anteriores.
Tras preguntarme una y otra vez ¿¡cuándo va a pasar algo aquí!?, llegamos a una parte final -algo menos de la mitad del libro- donde apenas si consigo reprimir mi deseo de seguir leyendo hasta acabar por lo apasionante que me resulta. Se nos presenta a Ayla en su estilo más puro, innovadora pero inocente a la vez, más valiente y decidida que nadie -cuando hace falta-, pero por otra parte siendo muy respetuosa con lo que otros creen a pesar de que ella no lo comparta.
Auel vuelve a manejar con maestría problemas del presente pero en situaciones de hace miles de años.
Aunque me parezca increíble decirlo tras el inicio tan desastroso que padecí, estoy deseando de empezar el quinto libro.
Todo un fenómeno editorial donde Jean M. Auel nos cuenta la historia de una niña desde que tiene cinco años hasta que se hace mayor... y ahí seguimos. Se trata de Ayla, una habitante de la Tierra en la Edad del Hielo que en este cuarto libro recorre, con su amado Jondalar, el camino de regreso hasta su poblado (el de él): los Zelandonii.
La pareja vive un sin fin de aventuras, sobre todo cada vez que se encuentran con un pueblo nuevo ya que ellos viajan a lomos de dos caballos -algo impensable en aquella época pues los caballos sólo servían para cazarlos y comérselos- y un lobo a modo de perro -más extraño todavía ya que el lobo era uno de los principales enemigos del hombre.
Un viaje que la autora titula como el tránsito a través de las llanuras, y que a nosotros nos parece un tránsito marcado por lo insufrible ya que en las primeras 500 páginas prácticamente no ocurre nada; Auel se dedica a realizar interminables descripciones que no aguanto -aunque me consta que hay gente que disfruta con ellas- a la vez que emplea también mucho tiempo en ir situando al lector sobre los antecedentes de los protagonistas. Algo que también me parece un error pues, a pesar de los intentos de la autora, ni por asomo consigue acercar al lector la riqueza de los matices de personajes y situaciones descritos en los libros anteriores.
Tras preguntarme una y otra vez ¿¡cuándo va a pasar algo aquí!?, llegamos a una parte final -algo menos de la mitad del libro- donde apenas si consigo reprimir mi deseo de seguir leyendo hasta acabar por lo apasionante que me resulta. Se nos presenta a Ayla en su estilo más puro, innovadora pero inocente a la vez, más valiente y decidida que nadie -cuando hace falta-, pero por otra parte siendo muy respetuosa con lo que otros creen a pesar de que ella no lo comparta.
Auel vuelve a manejar con maestría problemas del presente pero en situaciones de hace miles de años.
Aunque me parezca increíble decirlo tras el inicio tan desastroso que padecí, estoy deseando de empezar el quinto libro.
1 comentario :
Es lo q creo, lo mismo q siento al leer a Auel... como narra relaciones humanas desde el origen de los tiempos y ansiosa ayer empece el 5to libroo los refugios de piedra
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