Siempre me gustó cortar el jamón colocado adecuadamente en el jamonero. Pero hace unos años lo probé comprado ya trinchado en bandejas al vacío de cuarto de kilo, y me decanté por esta opción. Es más cómodo -sobre todo para quien debe cortar el jamón en casa, que por cierto es un coñazo-, más limpio, comes más, está buenísimo...
Así he estado unos años hasta que hace poco volví a comprar una pieza entera, la coloqué en el jamonero y.... la verdad es que le he vuelto a coger el gustillo al corte. Estaba tan concentrado, que se me olvidó que había que darle la vuelta. Para entonces ya era tarde, y finalmente seguí cortando por debajo. ¿Que cómo?. Pues arriba tenéis la prueba de lo que quedó de aquello que en su día era un jamón.
Por cierto, ya he colocado uno nuevo.
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