Supongo que todos conocéis el dicho cinematográfico (que cada vez se aplica a más ámbitos de la vida) que indica que segundas partes nunca fueron buenas. Pues Independence Day: Contraataque es una segunda parte.
Cierto que a lo largo de la historia ha habido excepciones en esta máxima como, por ejemplo, El Padrino, pero no es el caso.
Si Independence Day tuvo un gran éxito por Will Smith y una trama que, aunque no original (extraterrestres invandiendo la tierra), sí que tenía su punto de entretenimiento, esta segunda parte es claramente infumable. Más propia de esperar para ver cuando la emitan por televisión.
Con los antecedentes de la primera parte de la película, este segundo acto empieza en un planeta tierra poco creíble donde echamos de menos a Smith que ha sido sustituido por su hijo -en la película- que ni de lejos resulta tan cautivador. Es más, los guionistas han creado una rivalidad entre el hijo de Smith y su amigo-rival que tampoco acaba de convencer, y donde este segundo personaje tiene más empaque que el llamado a ser el sucesor del protagonista de la primera parte.
Además, echamos de menos a otros de los protagonistas de aquella primera película. Algunos ni aparecen -como es el caso de Will Smith-, mientras que otros están y se esfuman en un visto y no visto que resulta poco entendible. Quizá sean los que sí tienen cierto recorrido de la primera parte quienes sostienen algo esta secuela en la que los extraterrestres vienen a vengarse de la derrota anterior, pero donde los terrícolas tienen una ayuda inesperada.
La trama es casi idéntica a la anterior, con algún matiz, pero se echa de menos algo más de originalidad. Y lo que extraña hasta más no poder son esas continuas casualidades que siempren van beneficiando a los buenos, y machacando a los malos.
Os podéis imaginar el final, aunque tampoco podemos cantar victoria porque esto no se acaba aquí. Habrá tercera parte.
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