viernes, 14 de julio de 2017

Cines de juguete

Suele decirse que viajar enriquece. Y estoy totalmente de acuerdo porque así conoces realidades diferentes a tu entorno habitual, y eso te permite ser crítico, analizar friamente -dentro de lo posible- si lo que tienes es bueno o malo. Sin embargo, si sólo conoces una cosa, jamás podrás detectar posibilidades de mejora, o al menos costará encontrarlas.
Digo esto porque cuando escucho tantas críticas hacia los cines que tenemos en Jaén, suelo dar de lado al tema  ya que a mí no me parece que sean tan malos. Claro, eso pasa por ir al cine únicamente en Jaén.  Reconozco que me escuecen los altísimos precios de las entradas, pero "como están así en todos sitios, qué le vamos a hacer". 
El problema surge cuando hace unos días fue al cine en Granada. Estaba allí por cuestiones que no vienen al caso, y decimos ver una película. Me gustó que la entrada me costara 4€ (gracias a una especie de carné de fidelidad por el que hay que pagar 1€ cada sesis meses). Pero el colmo llegó cuando entré a la sala: ¡¡¡Una pantalla grande... enorme!!! ¡¡¡Asientos colocados a diferentes alturas, por lo que no te molesta la visión el de delante, aunque venga con la permanente recién echada!!! ¡¡¡Espacio suficiente entre mi butaca y la de delante, por lo que se pueden estirar los pies para ganar comodidad!!! ¡¡¡Espacio de separación entre las butacas de la misma fila, teniendo dos apoyabrazos cada butaca!!!! ¡¡¡Asientos que vibran cuando en la película hay algún efecto susceptible de transmitirse al espectador de esta manera!!!
Claro, si eso lo comparas con lo que hay en Jaén, te dan ganas de ponerte a llorar. Aunque yo creo que más que llorar, lo que habría que hacer es hablar, decirlo, quejarse... y como última y quizá acción más efectiva, irse a otras ciudades donde los cines sean lo que deben ser: lugares para disfrutar de la película, y no de sufrir por las pésimas concidiciones de la sala.
Cines de juguete es lo que tenemos en nuestra ciudad, aunque los precios sí que son de primera división.
Pues nada, a decirlo... y sobre todo a hacerlo.

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