Siempre tengo curiosidad por comprobar cómo se versiona de manera interesantes clásicos como el que nos ocupa, y en esta ocasión creo que el acierto está en no buscar elementos extravagantes para atraer la atención y justificar la nueva película. De hecho, el hombre invisible es un elemento secundario en la historia, y la trama principal es algo tan de actualidad como la violencia de género.
Los autores de la historia han sabido combinar perfectamente bien esos dos elementos, a los que les añaden un clima de terror psicológico que te mantiene en tensión durante toda la cinta, así como otros subtemas como la amistad llevada al límite, o las siempre tormentosas relaciones familiares.
Historia vieja, historia nueva
Cecilia intenta rehacer su vida cuando consigue escapar de las garras de un novio maltratador. El daño sufrido ha sido tanto, que pese a estar ya lejos de él, no se atreve ni a salir a la puerta de la calle. Su situación se ve aliviada cuando recibe la noticia de que su ex se ha suicidado, pero Cecilia empieza a sufrir situaciones extrañas que le llevan a pensar que él sigue estando vivo.
Ahí empieza el nudo de la historia en la que Cecilia se debate entre si está realmente loca, o si le ataca su ex novio que ha logrado hacerse invisible (otra locura).
Maltrato más allá de la muerte, con una víctima doblemente victimizada, y que es ella misma la que debe encontrar la salida a la pesadilla que está viviendo. O asume el valor para afrontarlo, o jamás podrá salir de ahí, entre otras cosas porque el entorno tampoco ayuda pese a la presunta sensibilidad que existe hoy día en torno a este tema. ¿Lo conseguirá?
La solución... id al cine.
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