jueves, 7 de mayo de 2009

Cazador cazado

Se iba a jugar una de las dos semifinales de la Champions. Los equipos en litigio eran Chelsea (inglés) y F. C. Barcelona (español). Lo intenté en varias ocasiones, a lo largo de días diferentes, pero todo se resolvió, como casi siempre, a la última. Mi objetivo era hacer ver a Guillermo (mi hijo de 7 años) que, a pesar de ser nosotros seguidores del Real Madrid hasta la médula (después del Real Jaén, claro), ese día era especial porque se enfrentaba un equipo español y uno inglés. Por lo tanto, nosotros animaríamos al español, es decir, al Fútbol Club Barcelona.
Guillermo se rebeló una y otra vez diciendo, sin dejar resquicio al más mínimo atisbo de duda, que él animaría al Chelsea porque el Barça es nuestro máximo enemigo, y hay que desear que pierda... ¡¡¡SIEMPRE!!!.
Ante mi insistencia, un elemento introducido por Guillermo en la discusión zanjó la cuestión.
Guillermo.- ¿Por qué tenemos que animar al Barça?.
Yo.- Porque es un equipo español.
G.- ¿Por qué es español?
Y.- Porque es de España.
G.- Sí, pero sus jugadores no son españoles. El otro día se enfrentó el (Real) Madrid, equipo español con tres españoles en su once inicial, al Liverpool, equipo inglés con cinco españoles en su alineación. ¿A quién deberíamos haber animado entonces?.
Me sentí como el cazador cazado.

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