Parece la condena que un juez le impone a algún condenado por algo. Pero no se trata de eso. Comenzamos el cuatro de diciembre de 2010. Acabamos ayer, 6 de febrero de 2011 (a las 13,40 horas para ser exacto). Dos meses y dos días es lo que nos ha durado este año la campaña de recogida de la aceituna.
Ha sido especialmente dura porque apenas si ha habido días buenos de trabajo. Prácticamente todos han estado marcados por la lluvia, por el barro, por el frío... por pasar muchas fatigas en un trabajo que ya de por sí es duro, muy duro.
Dos meses en total, aunque de trabajo efectivo apenas si han sido unos 50 días. El resto han sido inhábiles a causa de la lluvia y de las malas condiciones meteorológicas que impedía el poder trabajar. A 50 días se reduce la campaña, y esa es la cifra aproximada -día arriba, día abajo- que van a emplear casi todos los productores del pueblo; algo que es posible por la mucha mecanización que han alcanzado las cuadrillas, y que permite rapidez, muy costoso, eso sí, pero se gana en rapidez de recolección.
Una alta inversión en tecnificación; un jornal a 60€; el combustible de máquinas y vehículos por las nubes; los productos fitosanitarios y de abono con subidas espectaculares... y el precio al que se paga el aceite a los productores en niveles de hace 20 años.
Un ejemplo. Cuando hace 20 años alguien tenía 10.000 kilos de aceituna, los cálculos eran que ganaba un millón de pesetas, es decir, 20.000 duros cada 1.000 kilos. Hoy día, con un incremento espectacular de los costes, con 10.000 kilos de aceituna se consiguen entre 2.000 y 2.400 euros.
Estos son los datos, objetivamente, del olivar jienense. Pero hay otro más espectacular. Los olivos que se empezaron a cuidar hace un año ya han dado su fruto. En otro año aproximadamente el agricultor cobrará toda su cosecha. Es decir, dos años de trabajo y de gastar dinero para cobrar lo que te quieran pagar.
Esa es la vida del olivarero. Pocas hay más perras.
Ha sido especialmente dura porque apenas si ha habido días buenos de trabajo. Prácticamente todos han estado marcados por la lluvia, por el barro, por el frío... por pasar muchas fatigas en un trabajo que ya de por sí es duro, muy duro.
Dos meses en total, aunque de trabajo efectivo apenas si han sido unos 50 días. El resto han sido inhábiles a causa de la lluvia y de las malas condiciones meteorológicas que impedía el poder trabajar. A 50 días se reduce la campaña, y esa es la cifra aproximada -día arriba, día abajo- que van a emplear casi todos los productores del pueblo; algo que es posible por la mucha mecanización que han alcanzado las cuadrillas, y que permite rapidez, muy costoso, eso sí, pero se gana en rapidez de recolección.
Una alta inversión en tecnificación; un jornal a 60€; el combustible de máquinas y vehículos por las nubes; los productos fitosanitarios y de abono con subidas espectaculares... y el precio al que se paga el aceite a los productores en niveles de hace 20 años.
Un ejemplo. Cuando hace 20 años alguien tenía 10.000 kilos de aceituna, los cálculos eran que ganaba un millón de pesetas, es decir, 20.000 duros cada 1.000 kilos. Hoy día, con un incremento espectacular de los costes, con 10.000 kilos de aceituna se consiguen entre 2.000 y 2.400 euros.
Estos son los datos, objetivamente, del olivar jienense. Pero hay otro más espectacular. Los olivos que se empezaron a cuidar hace un año ya han dado su fruto. En otro año aproximadamente el agricultor cobrará toda su cosecha. Es decir, dos años de trabajo y de gastar dinero para cobrar lo que te quieran pagar.
Esa es la vida del olivarero. Pocas hay más perras.
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