Ayer nos levantábamos con que había muerto Steve Jobs, el creador de Apple. Hoy, sinceramente, lo pongo en duda. ¿De verdad que ha muerto?
Durante mucho tiempo me resistí a dejarme llevar por los avances tecnológicos. A mi hermano le pasa todo lo contrario: se hace, más pronto que tarde, con casi cualquier avance que se le ponga a tiro. Y es él quien más me insiste para que abandone la época prehistórica y pase a disfrutar de las comodidades del futuro hecho presente. ¿Sabéis qué fue lo penúltimo en lo que me insistió? En que me hiciera con un iPhone. No lo he tenido hasta que él me dejó uno suyo. Ahora que lo he probado, no entiendo mi existencia sin él.
¿Sabéis qué es lo último en lo que me está insistiendo -...desde hace meses...-. En que jubile mi PC y me haga con un Macintosh. No quiero ni acercarme a él porque... sé lo que pasará.
Siempre he pensado que la pasión de mi hermano por la tecnología en general, pero especialmente por la empresa de la manzanita mordida, era algo más que gusto por lo moderno. Es una forma de pensar, de actuar, de divertirse... en definitiva, de vivir.
Desde ayer estoy convencido de ello. Steve Jobs era/es algo más que un inventor, o reinventor. Es el símbolo de una generación, una especie de líder espiritual que, con su trabajo, con sus maquinitas, no hacía mas que llevar a la máxima expresión su principal deseo: vivir la vida en todo momento, y hacerlo fácil y bello.
Él decía algo así como: "Vive hoy com si fuera el último día. Quizá así aciertes".
Me da rabia haberlo conocido cuando ya no lo puedo conocer más.
Estoy convencido de ello. Steve Jobs no ha muerto. Y no lo ha hecho simplemente porque es inmortal.
Acabo citándolo: "Tu tiempo es limitado. No lo malgastes viviendo la vida de otro".
Durante mucho tiempo me resistí a dejarme llevar por los avances tecnológicos. A mi hermano le pasa todo lo contrario: se hace, más pronto que tarde, con casi cualquier avance que se le ponga a tiro. Y es él quien más me insiste para que abandone la época prehistórica y pase a disfrutar de las comodidades del futuro hecho presente. ¿Sabéis qué fue lo penúltimo en lo que me insistió? En que me hiciera con un iPhone. No lo he tenido hasta que él me dejó uno suyo. Ahora que lo he probado, no entiendo mi existencia sin él.
¿Sabéis qué es lo último en lo que me está insistiendo -...desde hace meses...-. En que jubile mi PC y me haga con un Macintosh. No quiero ni acercarme a él porque... sé lo que pasará.
Siempre he pensado que la pasión de mi hermano por la tecnología en general, pero especialmente por la empresa de la manzanita mordida, era algo más que gusto por lo moderno. Es una forma de pensar, de actuar, de divertirse... en definitiva, de vivir.
Desde ayer estoy convencido de ello. Steve Jobs era/es algo más que un inventor, o reinventor. Es el símbolo de una generación, una especie de líder espiritual que, con su trabajo, con sus maquinitas, no hacía mas que llevar a la máxima expresión su principal deseo: vivir la vida en todo momento, y hacerlo fácil y bello.
Él decía algo así como: "Vive hoy com si fuera el último día. Quizá así aciertes".
Me da rabia haberlo conocido cuando ya no lo puedo conocer más.
Estoy convencido de ello. Steve Jobs no ha muerto. Y no lo ha hecho simplemente porque es inmortal.
Acabo citándolo: "Tu tiempo es limitado. No lo malgastes viviendo la vida de otro".
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