Dicen que escribir un libro es una de las cosas que todos deberíamos hacer en la vida. A mí me atrae bastante la idea, pero reconozco que hoy por hoy lo veo inviable. Por eso, cuando alguien cercano a mi publica, además de una envidia (de la buena) terrible, me hace una tremenda ilusión. Ilusión doble; por un lado, porque me enorgullezco de conocer a alguien famoso, a un autor. Y, de otra parte, por la gran curiosidad que se me genera por saber qué dirá en su obra, qué historia habrá elaborado.
Sueños sobre arenas movedizas (Juan Armenteros Rubio. El ojo de Poe. 2016) es un ejemplo de esto que os cuento. En cuanto supe de su existencia le pedí un ejemplar a su autor, colega en esto del periodismo y antaño compañero de correrías futboleras. Tardó en llegarme porque yo quería una primera edición, con erratas incluidas, y lo tengo.
El libro nos refleja las historias de personas muy distintas pero a las que todas une el mismo fin: alcanzar su sueño. Algunas lo tienen muy claro desde un primer momento, mientras que otras van definiéndolo en función de cómo les viene la vida, pero el fin es común.
Carmen y Avelino han sido un matrimonio feliz, y ambos se sienten satisfechos con sus respectivos trabajos (ella como copropietaria de una boutique, y él como uno de los jefes de sección del departamento de contabilidad en una fábrica de cerveza). La cosa se les tuerce cuando Avelino se ve obligado a prejubilarse por un reajuste laboral en su empresa. Tras casi medio siglo trabajando, la inactividad le mata, y eso afecta también a la relación con su mujer. Ella, exasperada por la situación, se plantea mil y una opciones -alguna radical- para acabar con un momento tan bajo que jamás pensó que llegaría.
Karla Patricia es una inmigrante que trabaja como asistente -y donde se le ofrece-, aunque sin papeles. Vino a España con una mochila cargada de esperanza y objetivos... y ahí siguen.
Amanda es una joven con muchos sueños que acabó como prostituta en un burdel, y ahora entiende que jamás podrá salir de ahí. Carlos está enamorado de ella, quiere ayudarla a dejar esa vida, y compartir juntos los años que les queden por delante, pero no acaba de atreverse a dar el paso, y cuando lo da...
Vidas diferentes que en ocasiones se entremezclan, y que tienen en común más de lo que nos pudiera parecer.
El autor aprovecha su historia para abordar temas como el de la inmigración, la ecología, el amor, el desamor, los sentimientos reprimidos, o los depravados medios de comunicación.
Se trata de una obra entretenida, en ocasiones divertida y en otras cruel, pero en la que echo de menos un final. Sí porque tras un buen tiempo de relación con personajes a los que coges cariño, son muchos los frentes que quedan abiertos: frentes individuales e incluso un frente general.
Me parece un libro inacabado. Quizá porque habla de sueños inacabados... pero ¿los sueños no están siempre por llegar?
En cualquier caso, enhorabuena, Juan. ¡¡Ya eres inmortal!!
1 comentario :
Eres tan generoso en tu crítica, que creo que tú cariño ha condicionado tu objetividad periodística.
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