La diferencia está en que yo escribo noticias cuyo público objetivo es todo el mundo, y eso condiciona; mientras que Julio aborda una aventura literaria condicionada por dos cosas. La primera, ser un libro: a lo que no todo el mundo tiene ganas de acceder. Y la segunda, su temática: la película The Ring, y su contextualización en el rico patrimonio cinematográfico, literario, teatral... de terror que posee la cultura japonesa.
¿Le interesará a mi madre un libro sobre este tema? Decididamente no. Por eso entiendo que Julio sea fiel a su escribir rebuscado porque en él se siente cómodo, y si algo no lo afrontas desde el placer, más vale que te dediques a otra cosa. Quien se aproxime a este texto lo hará sabiendo lo que tiene entre manos, o al menos siendo consciente de lo que va a encontrar, y esa será su mejor arma para desenredar algunos de los trabalenguas que se cruzarán en su camino.
The Ring es el protagonista del libro, aunque resulta tremendamente enriquecedor para el lector el pormenorizado recorrido que Julio realiza en las primeras páginas por la riquísima labor creativa japonesa donde teatro, marionetas, literatura, cine... conforman, desde hace siglos, un auténtico arte copiado -aquí encontramos las claves- hasta la saciedad por Occidente. Ante tanto conocimiento de algo en lo que yo me reconozco analfabeto no puedo dejar de preguntarme si ¿lo habrá plagiado Julio?, ¿será suyo?, ¿es posible saber tanto?. La respuesta sobra porque la simple duda ofende.
Sí me he aproximado con cierta sonrisa a algunas de las conclusiones que realiza Julio sobre los elementos que conforman la película. No puede evitar su labor de crítico de cine, de ahí que se moje tanto en intentar acertar el significado o la intención de los creadores del filme con este o aquel plano o situación, por lo que encontramos casi citas filosóficas ante figuras que pasarían desapercibidas ante cualquier espectador .
Abundando en este mismo argumento, pero ya usándolo yo mismo, creo que Julio no quiso escribir un libro sobre The Ring sino hacer una película sobre The Ring. Su análisis es tan pormenorizado, utilizando las mismas imágenes (a través de fotografías) del filme para ayudar al lector en su comprensión, se detiene tanto en los planos, personajes, posturas... que seguramente estas 270 páginas podrían ser perfectamente el guión cinematográfico de su ópera prima como director de cine.
¿Le interesará a mi madre un libro sobre este tema? Decididamente no. Por eso entiendo que Julio sea fiel a su escribir rebuscado porque en él se siente cómodo, y si algo no lo afrontas desde el placer, más vale que te dediques a otra cosa. Quien se aproxime a este texto lo hará sabiendo lo que tiene entre manos, o al menos siendo consciente de lo que va a encontrar, y esa será su mejor arma para desenredar algunos de los trabalenguas que se cruzarán en su camino.
The Ring es el protagonista del libro, aunque resulta tremendamente enriquecedor para el lector el pormenorizado recorrido que Julio realiza en las primeras páginas por la riquísima labor creativa japonesa donde teatro, marionetas, literatura, cine... conforman, desde hace siglos, un auténtico arte copiado -aquí encontramos las claves- hasta la saciedad por Occidente. Ante tanto conocimiento de algo en lo que yo me reconozco analfabeto no puedo dejar de preguntarme si ¿lo habrá plagiado Julio?, ¿será suyo?, ¿es posible saber tanto?. La respuesta sobra porque la simple duda ofende.
Sí me he aproximado con cierta sonrisa a algunas de las conclusiones que realiza Julio sobre los elementos que conforman la película. No puede evitar su labor de crítico de cine, de ahí que se moje tanto en intentar acertar el significado o la intención de los creadores del filme con este o aquel plano o situación, por lo que encontramos casi citas filosóficas ante figuras que pasarían desapercibidas ante cualquier espectador .
Abundando en este mismo argumento, pero ya usándolo yo mismo, creo que Julio no quiso escribir un libro sobre The Ring sino hacer una película sobre The Ring. Su análisis es tan pormenorizado, utilizando las mismas imágenes (a través de fotografías) del filme para ayudar al lector en su comprensión, se detiene tanto en los planos, personajes, posturas... que seguramente estas 270 páginas podrían ser perfectamente el guión cinematográfico de su ópera prima como director de cine.
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