Ocurrió el martes. Fue durante la visita del ministro de Agricultura egipcio a la concurridísima y exitosa exposición Tierras del Olivo. Un periodista le pregunta que si España y Jaén pueden aprender algo de Egipto en lo que a cultivo de olivar y aceite de oliva se refiere; y la cuestión provoca la risa de una política, o político, allí presente. Seguramente pensó ¡qué coño nos van a enseñar estos a nosotros, si producen 210.000 toneladas de aceite al año, la mitad que la provincia de Jaén, y una cantidad ridícula frente al millón de toneladas de España. A lo mejor pensó eso, o a lo peor.
El dato es correcto, pero resulta que el origen del cultivo del olivo y de la extracción de aceite de oliva se sitúa unos 4.000 años antes de Cristo en una zona de Egipto. Es más, 2.000 años antes de Cristo ya hay constancia de que los egipcios utilizaban el aceite de oliva con fines cosméticos y aromáticos. Sí, sí, eso mismo que llevan haciendo unos años unas señoras en Pegalajar, y cuya irrupción en el mercado causó millones de alabanzas y parabienes de todo el mundo por su originalidad empresarial. ¡¡¡4.000 años después que en Egipto!!!
Hay un viejo proverbio chino que dice que la ignorancia es muy atrevida. Aunque en esta ocasión me quedo con la contundencia del refranero español: Zapatero... a tus zapatos.
No, si esto nos pasa por aplicar la política de poner a cualquiera en cualquier sitio, por muy inútil que sea. Y es que dice el Rey de Reyes que, pasados los primeros días, ya nadie se acuerda.
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