Hay quien dice de él que le falta una vuelta. Otros piensan que llega a los sitios con una fumada de más. En el otro extremo hay –me consta- un grupo que apuntó un homenaje por los 25 años de la carrera que inventó, pero con eso de meterse en política... ya quedaba feo.
Para mí, tengo que reconocerlo, es un desconocido. No puedo ir más allá de lo que me cuentan, o de las impresiones –siempre primeras- que saco en los actos públicos en los que coincidimos.
Me han hablado mal, muy mal, de lo que hace en la UPM. De lo que hace o de lo que intenta hacer. Me han hablado mejor de lo que hizo en Deportes hace un cuarto de siglo. Me lo han puesto a parir por el no concierto de Sabina-Serrat (me apunto)...
Para un recién llegado como yo, un recién llegado como él supone algo diferente en el actual panorama político jaenero. Tipo extraño, reflexivo, a veces se le va la olla, casi místico, marcando terreno en su noviazgo, bocazas por irreflexivo, inventor de mucho, pensador excesivo, fundidor de euros... antiNestares.
Nadie puede dudar que Montané se lo curra. Al menos, se mete en su papel como nadie. ¿Un ejemplo?, el último: el carnaval. Todos los concejales se disfrazaron, pero lo suyo fue cum laude. Uniforme verde, capa, tricornio... y bigote –a lo Tejero, o a lo Aznar, que da más morbo-... y expresión auténtica de Guardia Civil. Se dejó, incluso, barba a lo Bosé –un poquito más-, y ensayó durante horas en su casa cómo conseguir esas facciones en la cara.
El resultado fue es-pec-ta-cu-lar. Ahora estoy seguro de que si Montané no hubiera sido político, la Benemérita sería su hábitat natural..
¡¡Qué tendrá esto de los culturetas que lo mismo se suben la falda que se dejan mostacho!!
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