viernes, 24 de julio de 2009

Yo soy Eleno Salgado

Me gusta mucho el anuncio de Pavofrío de Elena Salgado. Es ese en el que una mujer, que es la responsable de economía de su casa y que se llama Elena Salgado (igual que la ministra de Economía), nos va mostrando en el día a día de su hogar las políticas económicas que aplica para que el presupuesto no se desajuste. Una gestión excelente la suya, pero que lógicamente tiene un límite: se puede ahorrar en muchas cosas pero en los productos Pavofrío hay que anteponer la calidad de la marca a los precios más bajos de la competencia.
Brillante la idea del publicista que haya diseñado la campaña pues, una vez más, demuestra que se pueden vender cosas -o incitar la compra- desechando lo sensacionalista y exuberante para apostar por la originalidad, la imaginación, la inteligencia, la creatividad...
Además de todo esto, creo que el anuncio debe parte de su éxito a que muchos ciudadanos pueden sentirse identificados con la protagonista. A mí, al menos, me ocurre. No me son desconocidas, sino todo lo contrario, frases como ¿Vosotros creéis que el agua la regalan?, dirigida a los niños que juegan mientras se duchan; ¿Es de día, o de noche?, cuando esos mismos niños, u otros de más edad, se dejan la luz de la habitación encendida a pleno día; o ¿Usted se cree que yo soy millonaria?, cuando nos ponen una multa en el coche (como aparece en el anuncio), o en tantas y tantas situaciones en las que nos piden precios desorbitados por cosas tan comunes que, al sentirnos timados, nos surge la vena más beligerante que llevamos dentro.
Y es que Elena Salgado, como promulga el anuncio, no hay sólo una, sino muchas. Elena Salgado y Eleno Salgado, por supuesto. Yo, soy uno.

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