miércoles, 14 de octubre de 2009

Objetivo Florencia (II): jubilación

Estos días de octubre, en torno al día del Pilar, me traen malos recuerdos. Y es que fue precisamente en la mañana del 12 de octubre del año 2008 cuando, durante un entrenamiento, me caí tontamente lesionándome en el tobillo izquierdo con una torcedura grado 2. Había corrido ocho kilómetros, pero lo peor es que me vi obligado a regresar andando porque fue en una intransitada carretera de mi pueblo por donde habitualmente no pasan ni las águilas, y mucho menos un domingo a las ocho de la mañana.
Finalmente todo se pudo solucionar gracias a las milagrosas manos de Pilar (qué casualidad, otra vez la pilarica), la fisicocrack de la clínica de Manolo Pancorbo. Las seis semanas para poder andar con normalidad que preveía el médico de cabecera se convirtieron en sólo un día tras pasar por las manos de Pilar, siendo precisamente a las seis semanas cuando -tras seguir bajo el dolorosísimo tratamiento de Pilar- pude correr el maratón de San Sebastián. No pude hacer la marca objetivo, pero quedé muy cerca. Este año, en Florencia, seguro que lo consigo. Pero eso se verá dentro de poco.
Pero estas fechas no son únicamente de malos recuerdos, sino también de todo lo contrario. Y es que he jubilado las zapatillas con las que corrí el pasado maratón. Las New Balance 1061 que estrené el 7 de noviembre de 2008, utilicé unas semanas después en San Sebastián, y usé por última vez -corriendo- el pasado sábado, 10 de octubre, después de haber recorrido con ellas algo más de 911 kilómetros.
Ahora las pasaré por la lavadora y quedarán para mi pequeño baúl de los recuerdos. Han sido muchos los días y los kilómetros pisoteados con ellas, y la verdad es que me ha ido bien. Según los tiempos que estoy haciendo, y comparándolos con los del año pasado por estas mismas fechas, no debo tener problemas para recorrer los 42.195 metros del maratón de Florencia en 3 horas y 30 minutos.
Pero, como digo, eso se verá dentro de poco: el próximo 29 de noviembre.

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