Como en esta sociedad en la que vivimos existe una especie de plurito por ser el mejor en cualquier ámbito, sobran los estudios para saber quién es el número 1 en prácticamente todo. Ahí hay quien dice que la Biblia es el libro más leído de la Historia, aunque otros destacan El Quijote, y aún un tercer grupo habla del folleto de Ikea. Igual son estadísticas que han variado ya con los fenómenos editoriales de los últimos tiempos, aunque como la Biblia y El Quijote lleva más años en el mercado, serán todavía difíciles de desbancar.
En cualquier caso, creo que en no demasiados años seguro que llega a lo más alto del ránking, o muy cerca, el folleto de juguetes de El Corte Inglés, o de Juguetoon, u otro por el estilo. Y es que en estos días se ha convertido en el libro de cabecera de... ¡¡¿todo el mundo?!! Y no se lee una vez, sino otra, y otra, y otra... y además en familia: todos juntos en el salón a la par que vemos los anuncios, en la cocina mientras la cena, en el baño mientras le mandas una carta a alguien. Lo dicho, ¡¡¡¡¡la leche!!!!!
Cómo han cambiado los tiempos. Porque no hace demasiado me acercaba al escaparate de la tienda que Antonio Lopera tenía en el pueblo. Cuando los perfumes y las ropas desaparecían y eran sustituidos por juguetes era porque había llegado la Navidad. Ahí estaban un millón de camiones, pistolas, muñecas, coches dirigidos o no... aunque para mí la estrella era el balón de cuero de fútbol. ¡¡Cuántas horas pasadas con la nariz pegada en el cristal!! Y lo mejor era que el 6 de enero los Reyes cumplían.
Ahora la cosa ha cambiado. Es un tal Papá Noel quien trae unas pocas cosas el 24 de diciembre por la noche (por eso de que así los niños tienen los días de vacaciones para disfrutar con ellos), y los Reyes llegan el 6 de enero casi por cumplir.
Se pide por catálogo, a la carta, casi, casi sin límite, aunque, eso sí, aprendiendo idiomas: wii, psp, nintendo ds, o la lite, o la e, o los gormitis, o los power rangers...
¿Hemos perdido un poco el norte? Creo que sí. Hay que volver a la cordura porque de lo contrario corremos el peligro de que se pierda una ilusión que ya está muy, muy tocada.
En cualquier caso, creo que en no demasiados años seguro que llega a lo más alto del ránking, o muy cerca, el folleto de juguetes de El Corte Inglés, o de Juguetoon, u otro por el estilo. Y es que en estos días se ha convertido en el libro de cabecera de... ¡¡¿todo el mundo?!! Y no se lee una vez, sino otra, y otra, y otra... y además en familia: todos juntos en el salón a la par que vemos los anuncios, en la cocina mientras la cena, en el baño mientras le mandas una carta a alguien. Lo dicho, ¡¡¡¡¡la leche!!!!!
Cómo han cambiado los tiempos. Porque no hace demasiado me acercaba al escaparate de la tienda que Antonio Lopera tenía en el pueblo. Cuando los perfumes y las ropas desaparecían y eran sustituidos por juguetes era porque había llegado la Navidad. Ahí estaban un millón de camiones, pistolas, muñecas, coches dirigidos o no... aunque para mí la estrella era el balón de cuero de fútbol. ¡¡Cuántas horas pasadas con la nariz pegada en el cristal!! Y lo mejor era que el 6 de enero los Reyes cumplían.
Ahora la cosa ha cambiado. Es un tal Papá Noel quien trae unas pocas cosas el 24 de diciembre por la noche (por eso de que así los niños tienen los días de vacaciones para disfrutar con ellos), y los Reyes llegan el 6 de enero casi por cumplir.
Se pide por catálogo, a la carta, casi, casi sin límite, aunque, eso sí, aprendiendo idiomas: wii, psp, nintendo ds, o la lite, o la e, o los gormitis, o los power rangers...
¿Hemos perdido un poco el norte? Creo que sí. Hay que volver a la cordura porque de lo contrario corremos el peligro de que se pierda una ilusión que ya está muy, muy tocada.
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