miércoles, 16 de junio de 2010

Una historia emocionante

Llego a El factor humano (John Carlin. Círculo de Lectores. 2009) después de haber visto la película (Invictus). Un film que si bien resulta interesante a priori por tener a un partido de rugby como hilo conductor de un tema tan importante como el apartheid en Sudáfrica, y contar con una de las mejores parejas que ha dado la historia del cine (Morgan Freeman como actor protagonista, y Clint Eastwood en la dirección)... digo que si bien todo esto son elementos positivos, no acabó de convencerme el papel mesiánico, de hombre extremadamente bueno que se otorga a Nelson Mandela. Resulta poco creíble por lo tan bueno que se nos presenta.
¿Cómo se resolverá este asunto en el texto original? ¿Será realmente así, o Hollywood vuelve a hacer de las suyas?. Pues bien, y como suele ocurrir, el libro es infinitamente mejor que la película. Ciertamente hace referencia al mundial de rugby que Sudáfrica acogió en el año 1995, y a la gran final entre los anfitriones, los Springboks, y los favoritos, los All Blacks de Nueva Zelanda -que ganaron los locales contra todo pronóstico-... habla de este acontecimiento deportivo pero de muchas más cosas. La película sólo se centra en el mundial y en la gran final, mientras que el libro lo que hace es contarnos la historia de Nelson Mandela; desde que está encarcelado -sus principios, sus sensaciones, sus gestiones para acabar con el apartheid, su poco exitosa vida personal...- hasta que alcanza la presidencia de su país, y opta por una gestión basada en poner la otra mejilla, en ofrecer la reconciliación a quienes tanto habían machacado a los negros en Sudáfrica, en lugar de tomar el camino, infinitamente más fácil, de la venganza. Un trabajo arduo y difícil para el que no sólo tuvo que convecer a sus antiguos y presentes enemigos, sino también a los suyos, quienes en su gran mayoría buscaban ajustar cuentas. Este es precisamente el principal valor -a mi entender- de El factor humano, la descripción de una persona y de un proceso donde se muestra el éxito que supone -y es algo real, que está ahí, escrito en la historia de la humanidad- el ofrecer la mano tendida en lugar de el puño de hierro.
Si Mandela aparecía en la película como un Mesías, casi como un Dios, y no me lo creía mucho, en el libro se presenta, si cabe, mucho más endiosado, y sin embargo no sólo lo crees y te convence sino que además provoca tanta emoción que debo reconocer no haber podido reprender las lágrimas en más de una ocasión durante la lectura.
Deporte, política, apartheid, talante... son tratados con gran maestría por John Carlin en una obra construida a modo periodístico, esto es, mediante los comentarios a posteriori de los protagonistas reales de la historia que nos dejan un ejemplo a seguir y a tener muy, muy presente: Nelson Mandela.

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