viernes, 29 de mayo de 2020

Uno de esos libros imprescindibles para llevarse a una isla desierta

He vuelto a experimentar aquel dicho que incita a leer lo que realmente te gusta, y a dar de lado aquello que no te llena por mucho que lo intentes: Hay tanto que leer y tan poco tiempo en esta vida...
No es necesario que te digan si un libro te gusta. Tú mismo lo detectas cuando estás deseando tenerlo entre tus manos; cuando se te pasan las horas sin que te apetezca dejarlo por hoy; cuando vives su historia como si fuese algo real; cuando la intriga te lleva a tenerlo en tu mente gran parte del día; cuando te aproximas al final y, para evitar que se acabe porque te encantaría que tuviera mil páginas más, ralentizas su lectura y lo dejas antes de lo previsto para tener un día más...
Así es como me ha tenido en las últimas semanas El último catón (Asensi, Matilde. Plaza & Janés Editores. Barcelona. 2001. 32ª edición 2004).
Nunca antes había leído a Matilde Asensi, y he devorado esta obra casi por casualidad. Estaba entre un lote de lecturas aconsejadas por un amigo, que un buen día, tras el pasado verano, me dejó en casa incluyendo algunos títulos que yo tenía en mi lista de Libros por leer.
Me dijo que era uno de esos libros imprescindibles para llevarse a una isla desierta, idea que ahora comparto completamente.
Si te gustó El código Da Vinci, esta historia te encantará. Sigue el estilo de la obra de Dan Brown, pero creo que está mucho más elaborado todo.
Una monja investigadora del Archivo Secreto del Vaticano, el capitán de la Guardia Suiza vaticana, y un profesor-arqueólogo de Alejandría son los encargados de investigar los robos que se están produciendo en todo el mundo de las reliquias de la Vera Cruz en la que fue crucificado Jesucristo. 
Una aventura que les lleva a recorrer siete ciudades (Roma, Antioquía, Rávena, Atenas, Jerusalén, Constantinopla y Alejandría), teniendo siempre como referencia la Divina Comedia, de Dante Alighieri, y por supuesto acudiendo constantemente a la Historia. Y es que en la Historia y en la Divina Comedia encontrarán las pistas necesarias para superar las siete pruebas a las que deben enfrentarse, una por cada uno de los siete pecados capitales.
La obra te engancha desde el principio, te mantiene en constante tensión, y si bien la trama inicial resulta excelente, el lector queda igualmente atrapado en las historias secundarias que acaban finalmente fusionándose en una sola.
Las referencias históricas, teorías, leyendas... son innumerables y apasionantes. Alguna parece increíble, pero no pierdo el tiempo en comprobarlas; igual que ante un espectáculo de magia, me dedico a disfrutar de la ilusión en lugar de sufrir por no encontrar dónde está el truco.
Libro imprescindible del que me he enterado hay una segunda parte. Os aseguro que ya la estoy buscando.

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