martes, 7 de octubre de 2008

El día de San Martín

Bajo su eterna figura de persona inteligente, educada, moderada, ejemplo de saber estar... se esconde todo lo contrario pues estamos ante un claro ejemplo de que las apariencias engañan, y ¡no sabéis de qué manera!.
Se trata de un tipo que tiene pocos pelos de tonto; de hecho, su gran virtud es la de colocar siempre a un cabeza de turco, a modo de escudo, para que caíga en caso de que aparezcan problemas. Así mantiene su expediente inmaculado, y su culito seco y limpito. Lo ha conseguido hasta ahora, pero por las noticias que me llegan parece que le puede llegar antes que después su San Martín. Las hostias -y algo más- lloverán por varios frentes:
1.- Se ha detectado que para cierto chanchullo colocó su firma pese a que nadie -de los de abajo- quiso mentir a pesar de requerirlo él personalmente. Contra su norma tiró para adelante, y ahora ese mismo tiro puede darle en la frente.
2.- Ha dejado cierta cebolla sin cerrar, y el timado está bastante nervioso porque la cifra es de cinco cifras. Igual le llegan varias cosas (alguna esperada y otra no tanto, pero que hace más, mucho más daño).
3.- Pese a tratarse de un asunto de carácter personal, ha intentado que la factura la pague otro (esta vez es de cuatro cifras), pero como la policía no es tonta, se ha dado cuenta y al final tendrá que rascarse, y bastante, el bolsillo.

MORALEJA: la crisis llega hasta para los listillos.

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