En los mercados, en la calle, en las tertulias durante la comida, tomando una cerveza, en los trabajos... no hay sitio en el que no se comente la CAGADA (con mayúsculas) de que San Lucas no sea mañana día festivo en Jaén capital. Es la primera vez en muchos lustros que esto ocurre, y el asunto no sólo no está pasando desapercibido sino que ha dejado a la alcaldesa con las vergüenzas al aire.
No seré tan necio como para echarle la culpa a ella, al igual de todo lo que ocurre en el ayuntamiento, aunque es siempre la responsable última de todo. Entiendo que a la hora de fijar los dos días de fiesta local que tiene cualquier pueblo o ciudad (entre ellas Jaén, claro), alguien pensó que San Lucas, al ser sábado, no hacía falta declararlo no laboral porque prácticamente lo era, de ahí que el equipo de gobierno aprobara en pleno los días de Santa Catalina y la Virgen de la Capilla. Tras la decisión de los regidores locales, las festividades fueron proclamadas oficiales siguiendo el ritual administrativo previsto para estos casos.
Llegada la hora de disfrutar del día grande de las fiestas de Jaén el mismo alguien de antes empezó a caer en la cuenta de que para los funcionarios es festivo un sábado -salvo bomberos, Policía Local, etcétera-, pero la inmensa mayoría del resto de los mortales trabaja algunos fines de semana completos, los sábados casi seguro, y hasta mediodía con seguridad.
La alcaldesa no tuvo más remedio que tapar la incapacidad de nuestro alguien en esta cuestión tomando la iniciativa en el asunto, y ante la gran cantidad de quejas que se han producido. Legalmente era inviable dar marcha atrás, y quitar Santa Catalina como festivo para dársela a San Lucas. Venía a ser algo así como desvertir a un santo para vestir a otro, aunque en esta ocasión la legalidad impedía el trapicheo indumentario. La solución fue un bando con menos fuerza que un muelle de guita en el que nuestra regidora nos rogaba encarecidamente a todos los jienenses, sobre todo los empresarios, claro, que el 18 de octubre fuera considerado festivo. Y el empresariodo de Jaén, que es de Jaén pero no gilipollas, se adhiere al sentimiento pero como la pena o la gloria no da de comer cada día, le ha venido a decir a la alcaldesa algo así como que si quieres arroz Catalina.
Finalmente, y salvo algunos con mucha guasa -también los habrá comprometidos-, San Lucas será un día más laboral en el calendario de los currantes de los fines de semana. Algún cartelito he visto colocado en las puertas de varios negocios anunciando que no abrirán, pero son casi anécdotas de una metedura de pata que, aunque pueda parecer una tontería, tiene más calado, importancia y repercusión entre el jaenerito de apie de lo que puedan pensar muchos.
Espero que nuestra arcardesa haya aprendido la lección, y de aquí saque como conclusión que si se comete un error tan de bulto en algo tan simple, ¿qué no se puede estar haciendo en muchas áreas del ayuntamiento donde los asesores encefalograma plano campan a sus anchas, haciendo de su capa un sayo, y aplicando hasta el más mínimo detalle el uso de una supuesta carta blanca que le han dado desde arriba, y cuya aplicación práctica puede ser algo así como para lo que me queda en este convento, me cago dentro? Lo digo porque al final pocos entienden de barcos, y cuando empiece a hundirse y las ratas huyan, será la capitana quien deba hacer frente a todo y a todos porque, desde la acción o la omisión, ella es la responsable última de su buque.
No seré tan necio como para echarle la culpa a ella, al igual de todo lo que ocurre en el ayuntamiento, aunque es siempre la responsable última de todo. Entiendo que a la hora de fijar los dos días de fiesta local que tiene cualquier pueblo o ciudad (entre ellas Jaén, claro), alguien pensó que San Lucas, al ser sábado, no hacía falta declararlo no laboral porque prácticamente lo era, de ahí que el equipo de gobierno aprobara en pleno los días de Santa Catalina y la Virgen de la Capilla. Tras la decisión de los regidores locales, las festividades fueron proclamadas oficiales siguiendo el ritual administrativo previsto para estos casos.
Llegada la hora de disfrutar del día grande de las fiestas de Jaén el mismo alguien de antes empezó a caer en la cuenta de que para los funcionarios es festivo un sábado -salvo bomberos, Policía Local, etcétera-, pero la inmensa mayoría del resto de los mortales trabaja algunos fines de semana completos, los sábados casi seguro, y hasta mediodía con seguridad.
La alcaldesa no tuvo más remedio que tapar la incapacidad de nuestro alguien en esta cuestión tomando la iniciativa en el asunto, y ante la gran cantidad de quejas que se han producido. Legalmente era inviable dar marcha atrás, y quitar Santa Catalina como festivo para dársela a San Lucas. Venía a ser algo así como desvertir a un santo para vestir a otro, aunque en esta ocasión la legalidad impedía el trapicheo indumentario. La solución fue un bando con menos fuerza que un muelle de guita en el que nuestra regidora nos rogaba encarecidamente a todos los jienenses, sobre todo los empresarios, claro, que el 18 de octubre fuera considerado festivo. Y el empresariodo de Jaén, que es de Jaén pero no gilipollas, se adhiere al sentimiento pero como la pena o la gloria no da de comer cada día, le ha venido a decir a la alcaldesa algo así como que si quieres arroz Catalina.
Finalmente, y salvo algunos con mucha guasa -también los habrá comprometidos-, San Lucas será un día más laboral en el calendario de los currantes de los fines de semana. Algún cartelito he visto colocado en las puertas de varios negocios anunciando que no abrirán, pero son casi anécdotas de una metedura de pata que, aunque pueda parecer una tontería, tiene más calado, importancia y repercusión entre el jaenerito de apie de lo que puedan pensar muchos.
Espero que nuestra arcardesa haya aprendido la lección, y de aquí saque como conclusión que si se comete un error tan de bulto en algo tan simple, ¿qué no se puede estar haciendo en muchas áreas del ayuntamiento donde los asesores encefalograma plano campan a sus anchas, haciendo de su capa un sayo, y aplicando hasta el más mínimo detalle el uso de una supuesta carta blanca que le han dado desde arriba, y cuya aplicación práctica puede ser algo así como para lo que me queda en este convento, me cago dentro? Lo digo porque al final pocos entienden de barcos, y cuando empiece a hundirse y las ratas huyan, será la capitana quien deba hacer frente a todo y a todos porque, desde la acción o la omisión, ella es la responsable última de su buque.
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