domingo, 17 de enero de 2010

La San Antón vuelve a partir la pana

No afrontaba yo este año la carrera de San Antón con las mismas buenas vibraciones que otros años. En el último mes y medio no había entrenado prácticamente nada (apenas cuatro días), el recorrido se ha endurecido considerablemente, y aunque en algún año anterior me he propuesto correr tranquilo, disfrutando... porque estoy al comienzo de mi temporada atlética, la experiencia también me confirma que al final vas a tope, por lo que este año dudaba de que el cuerpo me respondiera. Y para más inri, con la cosa de que ha caído en sábado -algo que gusta mucho porque Jaén se llena, y los hoteles, y viene mucha gente, y los bares revientan...- a mí me fastidia porque es día de aceituna; de hecho, estuve en el tajo hasta las cuatro y media de la tarde, y además tirando de los mantos con el barro que había...
Lo dicho, muchas dudas iniciales que rápidamente desaparecieron cuando me vi en pleno Gran Eje, con el dorsal ya colocado en mi equipación rosilla (del Maratón Jaén), y rodeado de miles de corredores impacientes por escuchar el pistoletazo de salida. Ambientazo por todo lo alto que, justo es reconocerlo, se ha currado el Ayuntamiento con, además de todo lo deportivo, baile jaenero y música en vivo, una hoguera allí mismo, el recorrido perfectamente aislado, no hizo frío ni llovió...
Me parecía mentira que todo eso se estuviera organizando en mi ciudad. El éxtasis casi llega cuando me di cuenta de que la casualidad quiso que en los momentos previos a la salida estuviera yo en la valla que delimitaba el acceso de los atletas de élite, pasando todos a mi lado, incluida la ...no hay palabras... Marta Domínguez.
Empieza la carrera, salimos de manera bastante ordenada y con sólo algún incidente menor.... la marea humana del Gran Eje es impresionante, así como el paso por el subterráneo, la dureza de la Avenida de Madrid, inolvidable el Barranco de los Escuderos así como el paso por la Plaza de Santa María y la Carrera, buena la primera visita al nuevo teatro, y frenética la bajada hasta el Gran Eje donde el último kilómetro que concluye en la meta resulta indescriptible.
Durante todo el recorrido, repito, TO-DO-EL-RE-CO-RRI-DO me sentí como una estrella de cine porque miles de jienenses no hacían más que animarme, y eso te pega un subidón que te da más alas que un millón de bebidas de esas que anuncian en la tele. Allí estuvieron, animando, digo, mi madre, Luis, Laura, Pilar, Gabriel, Manoli, Gelen, Juanito, Laura (otra vez), Elena... miles y miles de desconocidos y también conocidos cuya labor resulta impagable, y que creo que son quienes realmente hacen de ésta, la segunda carrera más popular de España.
Al final no sólo me sentí de lujo corriendo, sino que además rebajé en un minuto mi marca del año pasado.
La San Antón volvió a partir la pana. ¡Enhorabuena!

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