sábado, 1 de mayo de 2010

Señor Rodríguez: día 3

Lucía está siendo todo un descubrimiento en estas vacaciones. Si ya el primer día me regañó cuando cogí del armario la ropa equivocada que ella debía ponerse, hoy ha vuelto a corregirme... ¡y menos mal!. Al coger la ropa preparada para ella, me doy cuenta de que es una camiseta con una falta cortita. ¡¡¡Una falda!!!. Y qué le pongo debajo?. ¿Medias?. ¿Leotardos?. ¿Nada porque hace mucho calor?. Pero, ya digo, que ella estaba al quite y rápidamente me dijo que esa camiseta (la de la letra A) no iba con la falda sino con los pantalones negros que estaban en la percha de al lado. Tengo que reconocer que sentí un gran alivio. Pantalones y nos quitamos de problemas.
Por cierto, mañana sábado vamos de comunión. Espero que todos salgamos airosos, sobre todo yo porque ya he rechazado la ayuda que me han ofrecido variAs para arreglar a la niña. No os preocupéis, que yo me encargo. Cruzaré los dedos.
Éste es sólo uno de los muchos detalles que me están sorprendiendo de Lucía, con tan sólo 5 años, pero que controla temas, como digo, que me están sorprendiendo. Seguramente le pasará lo mismo a todos los niños y niñas de su edad, pero ¡qué queréis que os diga!, yo no estoy acostumbrado a verlo tan claramente, y me llama la atención.
No se trata de competir con nadie, pero al menos hay una cosa en la que estoy acertando de lleno. Les encantan los bocadillos que les hago como merienda para ir al cole. Incluso me han pedido que le diga la receta a mamá. Lógicamente no se la voy a decir porque... ningún gran cocinero revela tan alegremente sus secretos, ¿verdad?.
En la comida no me he complicado demasiado la vida. He puesto sobre la mesa los restos que teníamos de días anteriores. Todo buenísimo.
La cena también ha sido fácil: una pizza del Mercadona mientras veíamos en DVD Iron Man. El lunes quizá vayamos a ver la segunda parte, que ya está en el cine, y así recordamos el origen. Aunque la verdad es que tampoco hacía tanta falta porque Lucía se ha dormido en el sillón a los cinco minutos (¿a quién habrá salido?), y Guillermo se la sabe como si la hubiese visto el día anterior.
Otro día atrás. Sólo queda el último, mañana sábado, el del regreso de mamá y el de ¡¡¡la comunión!!!.

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