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Bueno, pues ya he despejado la incógnita. La película es una Obra Maestra, y el libro es una Obra Maestra. Ayer acabé de leerlo (Ediciones B. 2009), y mi conclusión es que libro y película no son comparables; y no lo son simplemente porque se trata de cosas diferentes. Me explico.
Mario Puzo escribió un libro genial, seguramente haga honor al subtítulo que recoge en su portada la edición que yo he manejado (La mejor novela sobre la Mafia jamás escrita). A partir de ese original el propio autor, junto con el que después sería el director de la película, Francis Ford Coppola, trabajaron conjuntamente en el guión adaptado para la película. El film mantiene íntegramente el espíritu del manuscrito, aunque desarrolla algunos elementos y ni siquiera hace referencia a otros. Es decir, dos cosas diferentes.
La experiencia fue tan positiva y dio tan buenos resultados, que Puzo y Coppola trabajaron en dos guiones más (para las partes segunda y tercera de la película) aportando cada uno aquello de lo que más sabía: la maestría en el escribir, el uno, y la maestría en la cinematografía, el otro. El resultado fueron dos secuelas que, si bien la última queda un poquito baja de nivel, la primera compite en calidad con la película inicial.
Aconsejo encarecidamente el visionado de las películas, pero con la misma intensidad recomiendo la lectura de una obra que no llega a las 500 páginas, que se lee de manera devoradora, y que yo he tardado casi tres meses porque he priorizado el regusto de la ingesta placentera al ansia trituradora del hambriento.
Mario Puzo escribió un libro genial, seguramente haga honor al subtítulo que recoge en su portada la edición que yo he manejado (La mejor novela sobre la Mafia jamás escrita). A partir de ese original el propio autor, junto con el que después sería el director de la película, Francis Ford Coppola, trabajaron conjuntamente en el guión adaptado para la película. El film mantiene íntegramente el espíritu del manuscrito, aunque desarrolla algunos elementos y ni siquiera hace referencia a otros. Es decir, dos cosas diferentes.
La experiencia fue tan positiva y dio tan buenos resultados, que Puzo y Coppola trabajaron en dos guiones más (para las partes segunda y tercera de la película) aportando cada uno aquello de lo que más sabía: la maestría en el escribir, el uno, y la maestría en la cinematografía, el otro. El resultado fueron dos secuelas que, si bien la última queda un poquito baja de nivel, la primera compite en calidad con la película inicial.
Aconsejo encarecidamente el visionado de las películas, pero con la misma intensidad recomiendo la lectura de una obra que no llega a las 500 páginas, que se lee de manera devoradora, y que yo he tardado casi tres meses porque he priorizado el regusto de la ingesta placentera al ansia trituradora del hambriento.
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